El Papa escribe al G-7 de Hiroshima y pide evitar el rearme nuclear
«Las armas nucleares son un multiplicador de riesgos que sólo da una ilusión de paz y genera miedo y recelo»
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Corresponsal en el Vaticano
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Iniciar sesiónEl Papa ha escrito una carta a los líderes mundiales del G-7 para que resistan a la tentación del rearme y del uso de arsenal de destrucción masiva, como estrategia para garantizar la paz mundial. «Las armas nucleares y otras armas de destrucción masiva ... representan un multiplicador de riesgos que sólo da una ilusión de paz», subraya Francisco en una carta dirigida al obispo de Hiroshima, Alexis-Mitsuru Shirahama, con la esperanza de que la lean los líderes mundiales que participan en la cumbre en esta ciudad.
Según el Pontífice, la «mera posesión de armas nucleares genera un clima de miedo y recelo que socava el crecimiento de un clima de confianza mutua y diálogo».
El sueño del Papa es que la visita de los jefes de gobierno al «Memorial de la Paz» de Hiroshima, un esqueleto de hormigón que fue lo único que permaneció en pie cerca del lugar donde explotó la primera bomba atómica, les ayude a demostrar «una visión clarividente al sentar las bases de una paz duradera y de una seguridad estable y sostenible a largo plazo».
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El Papa salió profundamente conmovido de su visita a este lugar en 2019 y de su encuentro con supervivientes. Allí avisó de que «el uso de la energía atómica con fines bélicos es un crimen, no sólo contra el hombre y su dignidad, sino contra cualquier posibilidad de futuro en nuestra casa común».
En su misiva al G-7, con fecha del 19 de mayo, menciona tanto el «catastrófico impacto humanitario y medioambiental que tendría el uso de armas nucleares», como el «despilfarro y mal uso de recursos humanos y económicos que supone producirlas».
Explica que el bombardeo del 6 de agosto de 1945 contra esta ciudad dejó a su paso cientos de miles de víctimas inocentes, y por eso «proclama que las armas nucleares no son adecuadas para responder eficazmente a las principales amenazas actuales a la paz y garantizar la seguridad nacional e internacional».
Perspectiva «integral»
Por supuesto, reconoce que en la situación actual, «la búsqueda de la paz está estrechamente vinculada a la necesidad de seguridad y a la reflexión sobre los medios más eficaces para garantizarla». Pero que lo más correcto es afrontarlo desde una perspectiva «integral, que abarque cuestiones como el acceso a los alimentos y al agua, el respeto del medio ambiente, la asistencia sanitaria, las fuentes de energía y la distribución equitativa de los bienes del mundo».
El Papa Francisco se ha dirigido en otras ocasiones a las cumbres del G-7 y del G-20. En 2013 escribió a David Cameron en vísperas de la cumbre del entonces G8 en Irlanda del Norte, para solicitarle que la economía estuviera al servicio de las personas. Unos meses más tarde, escribió a Vladimir Putin, que presidió el G20 en Moscú, y solicitó a los líderes medidas para detener la paz en Siria.
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En esta ocasión, el Papa ha preferido no dirigir la misiva al anfitrión de la cumbre, el primer ministro japonés, Fumio Kishida, y dirigirse a ellos a través del obispo católico de la ciudad símbolo de la devastación sembrada por las armas nucleares.
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