OceanGate se enfrenta a reclamaciones por negligencia por el Titán

El pequeño sumergible desapareció el domingo, después de comenzar su inmersión, y fue encontrado el jueves en fragmentos en el fondo del océano después de lo que la Guardia Costera de EE.UU. calificó como una «implosión catastrófica» de su cámara de presión.

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Eric Fusil

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Paul-Henri Nargeolet, experto en el Titanic y empleado de RMS Titanic, Inc., la compañía que posee los derechos de salvamento del naufragio del trasatlántico, fue una de las cinco víctimas de la tragedia. Murieron también el empresario multimillonario Hamish Harding; el estudiante Suleman Dawood, y su padre Shahzada Dawood.

Iba con ellos el piloto Stockton Rush, consejero delegado de OceanGate Expeditions, que cobraba 250.000 dólares, unos 220.000 euros, por expediciones de ocho días con inmersión para ver los restos del Titanic. Llevaban haciendo esos viajes desde 2021, y algún pasajero se había quejado en el pasado del temor a fallos de seguridad.

Un reportero de la cadena CBS que realizó el viaje con OceanGate en julio de 2022 informó en antena de que el contrato que firmó mencionaba la renuncia a demanda por la posibilidad de morir. Pero estas renuncias no siempre son legales, y no es raro que los jueces de EE.UU. las rechacen si hay evidencia de negligencia o riesgos que no se revelaron completamente.

OceanGate es una pequeña empresa con sede en Everett, estado de Washington, y no cuenta con activos para pagar daños significativos, en caso de que se otorguen. Las familias podrían cobrar de la póliza de seguro de la compañía, si es que la empresa cuenta con una.

Las familias también podrían buscar demandas por daños en cualquier subcontrata externa que diseñó, ayudó a construir o hizo componentes para el Titán si se determina que fueron negligentes y causa de la implosión.

Un científico y periodista que buceó hasta el naufragio hace dos décadas, Michael Guillen, cree que los viajes al Titanic deberían cesar hasta determinar la causa de la tragedia del submarino Titán. Otros expertos en buceo se han sumado a esas peticiones. Según Guillen, citado por la CNN, la situación requiere «una pausa para reflexionar y preguntarse por qué se desea visitar el Titanic y cómo hacerlo de manera segura».

Ahora se sabe que un sistema acústico de la Armada norteamericana detectó una anomalía sonora el domingo, que según un alto oficial militar citado por la agencia AP, fue probablemente el accidente del Titán. El Gobierno de EE.UU. se resistió a hacer pública esa detección por temor a revelar su tecnología militar.

La Casa Blanca ofreció el jueves por la noche condolencias a las familias afectadas. «Nuestros corazones están con las familias y los seres queridos de aquellos que perdieron la vida en el Titán», dijo la presidencia de EE.UU. en un comunicado. A pesar de la confirmación de la implosión, la Guardia Costera norteamericana continúa buscando en el fondo marino cerca del naufragio del Titanic, en busca de más pistas sobre lo que le sucedió al sumergible.

Un ley marítima, de Muerte en Alta Mar, permite buscar indemnizaciones a las personas que son económicamente dependientes de alguien que murió en un accidente naval. Las cuestiones centrales durante la fase de instrucción en un juicio serán lo que OceanGate sabía acerca de la seguridad del buque y lo que se le dijo a los pasajeros al respecto.

Los demandantes podrían citar acusaciones de fallos de seguridad en OceanGate hechas por un exempleado en una demanda de 2018 contra la compañía en la corte federal de Washington. Ese asalariado, David Lochridge, dijo que planteó la existencia de «graves riesgos de seguridad» pero fue ignorado, informa CNN.

Desde su primera expedición al naufragio del Titanic en el verano de 2021, las tripulaciones del sumergible Titán se habían enfrentado a problemas con su sistema eléctrico y la batería, según documentos de un juzgado federal de Virginia que han sido revelados por AP.

El Titán se sumergió más de 3 kilómetros en las profundidades oceánicas con la intención de observar lo que queda del Titanic, hundido en 1912. En el rescate, los aviones y barcos de las armadas de EE.UU. y Canadá habían peinado una zona con la superficie estimada del equivalente a toda Cataluña, 32.000 kilómetros cuadrados.

La expedición completa de este año comenzó a principios de mayo en San Juan de Terranova, la zona más oriental de Canadá, y se esperaba que durara hasta finales de junio, según documentos presentados en el juzgado federal en Virginia. Cada misión dentro de la expedición dura ocho días, pero no estaba claro cuántas de ellas se habían realizado antes del hundimiento.