Muere César Nombela, el microbiólogo que dio una respuesta científica a la crisis de Aznalcóllar

El Rector honorario de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y Catedrático de Microbiología era colaborador de este periódico, donde desgranaba y explicaba la actualidad científica

César Nombela en una imagen de archivo Isabel B. Permuy

N. Mira

El Rector honorario de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y Catedrático de Microbiología de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense César Nombela ha fallecido este jueves en Madrid a los 76 años.

«Con muchísimo dolor os comunicamos que ha fallecido nuestro ... esposo y padre, César Nombela Cano, titular de esta cuenta», ha escrito su familia en Twitter, una red social en la que se mantenía muy activo y compartía la actualidad científica.

Apasionado de la comunicación, cada 15 días publicaba rigurosamente su columna en ABC, en la que generalmente abordaba temas relacionados con la actualidad. Estos últimos años ha explicado a los lectores los temas más comprometidos sobre el coronavirus, las vacunas y la actualidad científica en general. No en vano, siempre defendió que «la divulgación de la Ciencia es un deber» y lo aplicó en su día a día. En su último texto, publicado el pasado 3 de octubre analizaba la amenaza de nuevas variantes del coronavirus así como la variación genética dentro de las mismas.

Nacido en Carriches (Toledo, 1946) fue un amante precoz de la microbiología, estudió en el Instituto Ramiro de Maeztu de Madrid y se licenció en Farmacia y Ciencias Químicas en la Universidad Complutense de Madrid. En 1972 se doctoró en la Universidad de Salamanca. En los siguientes tres años trabajó en la Universidad de Nueva York con Severo Ochoa y en el Instituto Roche de Biología Molecular.

Trayectoria internacional

En 1975 volvió a España, ingresó en el Instituto de Microbiología Bioquímica del CSIC en Salamanca y más tarde en la Universidad Complutense, donde obtuvo la cátedra de Microbiología.

Con más de tres décadas como profesor, Nombela también fue presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) entre 1996 y 2000. Durante su mandato fue el encargado de dar una respuesta científica al desastre ecológico de Aznalcóllar, producido por un vertido de lodos tóxicos en el parque nacional y Natural de Doñana en 1998, causado por la rotura de la Balsa Minera de Aznalcóllar. El CSIC organizó un comité científico con 90 investigadores, que dejaron casi todo para centrarse en este tema: en cuatro días tenían preparado un primer informe.

«La voz de los científicos expertos era lo primero que se debía oír en circunstancias así, por lo que decidí reunir a un comité de personas del CSIC, muy basado en los expertos de la Estación Biológica de Doñana», dijo posteriormente Nombela. «Pensé que el CSIC no debía defraudar a la sociedad española que lo sostiene y creo que fueron tiempos para poner de manifiesto el valor de la investigación científica. Como investigador, sentí que era un privilegio tener la responsabilidad, con el apoyo del Gobierno, de uno de los principales organismos de investigación del mundo», rememoraba años más tarde el responsable del CSIC.

Ha ocupado importantes cargos en fundaciones, siendo presidente de la Fundación Carmen y Severo Ochoa por designación testamentaria del Nobel. Miembro de varias sociedades científicas, ha presidido la Sociedad Española de Microbiología (1982-90) y la Federación Europea de Sociedades de Microbiología (1995-98). Pertenece a la Academia Europea y desde 2006 es académico de número de la Real Academia Nacional de Farmacia.

Además de dedicarse a la docencia y a la investigación, Nombela formó parte del Comité Asesor de Ética para la Investigación Científica y Tecnológica, del que fue presidente entre 2002 y 2005, y el Comité de Bioética de la Unesco. En el año 2007 es elegido para formar parte del primer Comité de Bioética de España.

Ha recibido, entre otras distinciones, de la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil (2001) y de las medallas de oro de la Universidad de Lérida (2000) y de la de Castilla-La Mancha (2001).

Además, era rector honorario de la UIMP, si bien no pudo recoger personalmente la medalla del 90 aniversario con la que la Universidad homenajeó a sus exrectores durante los pasados Cursos de Verano debido a su ya delicado estado de salud.

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