Las megaurbes del futuro son verdes y se trazan en vertical
Para el año 2050, siete de cada 10 ciudadanos vivirá en las ciudades, que tendrán que adaptarse para seguir acogiendo a una población mundial que acaba de alcanzar los ocho mil millones de habitantes
Así era el mundo en 1800: la fecha que colocó a la humanidad camino de los 8.000 millones de personas
La humanidad alcanza los 8.000 millones
Proyecto de París Smart City, de Vincent Callebaut Architectures
La población mundial ha llegado a los 8.000 millones de habitantes. Se calcula que el 55% de ellos habitan actualmente en ciudades. La migración de las zonas rurales a las áreas urbanas se ha acelerado en las últimas décadas, estimándose que, si ... el actual ritmo persiste, para el año 2050, siete de cada 10 personas vivirán en ciudades.
Ese crecimiento se produjo a lo largo de gran parte del siglo XX, junto con la consolidación de las principales megalópolis. La apuesta por el uso del automóvil y la dispersión, que fomentaron dicho crecimiento del territorio y la población urbana, hoy son seriamente cuestionados. La ciudad compacta, la necesidad de preservar y aumentar las áreas verdes (ambas cuestiones ya abordadas por el higienismo del siglo XIX, con el Ensanche de Barcelona diseñado por Ildefons Cerdà como ejemplo), el uso de la tecnología digital y las mejoras en el transporte colectivo son algunas de las principales cuestiones clave para trabajar en el presente, de cara al futuro.
Muchas de las especulaciones sobre las urbes futuras tienden a un cierto exceso esteticista: por un lado, un predominio de lo vegetal con el que se subraya la voluntad de proteger e integrar el medio ambiente y, por otro, un manierista uso de las formas orgánicas en los edificios. Pero estas especulaciones olvidan a veces que la reflexión debe trascender lo estético y también estar más allá de los aspavientos ecológicos y tecnológicos para poder integrar al individuo (en muchos casos marginado y fruto de esa inmigración forzosa que sufren numerosas personas en el mundo).
Las ciudades futuras deben utilizar los avances para mejorar las condiciones de salubridad y confort, ofrecer una edificación racionalizada y que haga lo más sostenibles posible los materiales y acondicionar los edificios ya existentes para todo lo requerido por el momento contemporáneo, crear zonas verdes públicas. Ciudades cuya esencial inteligencia radique en servir al bienestar de todos los ciudadanos.
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Un París de torres verdes y puentes habitados
Vincent Callebaut Architectures, firma galardonada con el galardón Green Practicioner el pasado año, es la responsable de este proyecto compuesto por ocho estructuras de usos múltiples situadas en diferentes distritos del centro de París cuyo objetivo es resolver los específicos problemas de sostenibilidad que los afectan. Su propuesta, integrada en el Plan Energético Climático de París (que aspira a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para 2050) consiste en varios edificios de elevada altura y formas inspiradas en la naturaleza que producen más energía de la que consumen.
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La isla ecológica artificial de Corea del Sur
Construida totalmente 'ex novo' sobre una isla artificial, esta ciudad coreana es ejemplo de lo que se quiso considerar hace escasos años la perfecta utopía del siglo XX. Fruto de un ambiciosísimo emprendimiento financiado con capital privado y público que aspiraba a hacer de esta ciudad un importante centro de negocios, Songdo tomó como dispar inspiración la combinación de dos ciudades históricas tan distintas como Nueva York y Venecia para constituirse como paradigma de ciudad ecológica y tecnológica. Su ulterior desarrollo ha planteado hasta qué punto es efectivamente positiva la hipertecnologización de lo urbano y si no es lo humano aquello que debe priorizarse a la hora de planificar una ciudad.
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Una nueva Viena más sostenible
Aspern, una ciudad de nueva planta situada sobre un terreno de 240 hectáreas que antaño sirvió como aérodromo, es el laboratorio para el proyecto Smart City Vienna, que tiene como objetivo reforzar la elevada calidad de vida de las ciudades austríacas mediante el establecimiento de medidas que aseguren un futuro sostenible. La nueva ciudad, cuya finalización está prevista para 2028, contará con más de 11.000 unidades de vivienda, centros de trabajo y equipamientos públicos, como centros educativos y para el ocio.
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Masdar, la utopía fallida de Foster
La profundamente paradójica naturaleza de este proyecto diseñado por Norman Foster es seguramente la razón su fracaso. Foster prometió crear una ciudad libre de huella de carbono en pleno desierto de Abu Dabi, financiada por el dinero de un gobierno cuya principal fuente de ingresos procede del petróleo. Basándose en las estrategias medioambientales y los patrones urbanos tradicionales árabes, Masdar aspiraba a ser un modelo pionero de referencia para la ciudad del futuro; sin embargo, quien hoy la visite encontrará un lugar a medio construir, una especie de ciudad fantasma que no ha sabido aún concretar esa utopía hipersostenible que aseguraba que sería.
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El ejemplo responsable de Singapur
Singapur se consideraba a la cabeza de las ciudades con mayor sentido de responsabilidad ecológica del mundo. Urbanistas y arquitectos están trabajando para desarrollar una ciudad donde naturaleza y ciudad hallen posibilidades de conexión e interacción. La gestión de la temperatura urbana o la mejora de la biodiversidad en la ciudad son cuestiones que están siendo abordadas por recientes proyectos construidos en esta urbe que carece de cualquier forma de recurso natural. Desde el gobierno nacional se asume que la protección del medio ambiente es perfectamente compatible con el desarrollo económico del país.
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Una urbe inteligente a los pies del Monte Fuji
Esta es la visión urbana del futuro planteada por la empresa automovilística Toyota, que se define como «un ecosistema tecnológico y social único en el mundo». El histriónico arquitecto danés Bjarke Ingels está a cargo del diseño de esta «ciudad entrelazada» que ocupará 70 hectáreas situadas al pie del Monte Fuji y será totalmente sostenible. Su propósito será «poner a prueba en un entorno real» la convivencia entre el medioambiente, la inteligencia artificial y la vida humana para así desarrollar las tecnologías del futuro.
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Una ciudad jardín en Bangalore
Bangalore recibe el apelativo de «Silicon Valley de la India», dado el gran número de empresas de IT que concentra sobre su territorio, el cual está experimentando un veloz crecimiento. El estudio holandés dirigido por Ben van Berkel y Caroline Bos está a cargo del diseño y la construcción del plan maestro de Karle Town Centre, un nuevo campus de innovación tecnológica de 62 hectáreas de superficie que está previsto que se convierta en un modelo para el desarrollo del futuro de las urbes indias y simbolice el progreso global. Su diseño, donde el color blanco se convierte en rasgo distintivo principal y que da un giro contemporáneo al carácter histórico de Bangalore como «ciudad jardín», se sustenta en tres ejes: salud, cultura y jardín. Incide en el vínculo entre paisaje y arquitectura, haciendo que ambos elementos den forma a todas las escalas del entorno urbano.