Los obispos se juegan mucho
«En 1972, el Papa Pablo VI y el nuncio querían un giro en la Conferencia Episcopal. Dicen que ahora también lo quiere el Papa»
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Iniciar sesiónEl pasado jueves mi colega José Ramón Navarro Pareja abrió aquí la veda de la información periodística sobre la próxima Asamblea Plenaria de los obispos (4-8 de marzo). Una Asamblea en la que no sólo la Conferencia Episcopal, probablemente la Iglesia en España, ... se juega mucho más de lo que parece. Se dice y se repite hasta la saciedad que en las elecciones a presidente de la Conferencia Episcopal no hay programa electoral, lo que es cierto. Que tampoco hay campaña, lo que es correcto, aunque haya ruido de fondo. No hay partido ni partidas, verdaderamente. Sí hay sensibilidades que marcan la diferencia. Nada de candidatos, todos lo son en teoría. El factor sorpresa se puede activar en el último momento.
La situación actual me recuerda lo ocurrido en otro marzo, pero de 1972. Del 6 al 11 se celebró la XVI Asamblea Plenaria. El Papa Pablo VI y el nuncio Dadaglio querían un giro en la Conferencia Episcopal. Dicen que ahora también lo quiere el Papa. Desde 1967 se habían nombrado obispos de una línea renovadora, lo que hizo posible el cambio que al final se produjo. Llevamos cinco años de renovación del episcopado por imperativo de las edades. No sabemos si será suficiente. El candidato del que todos hablaban entonces era Vicente Enrique y Tarancón, que desde mayo de 1971, fecha en la que murió el entonces presidente Casimiro Morcillo, había ejercido, como Vicepresidente, la presidencia interina. El opositor a Tarancón era don Marcelo González Martín, emblemático cardenal de Toledo.
En aquella Iglesia el pluralismo también se expresa con un liderazgo bifronte, no sé si hoy existe ese contrapeso. Desde la Asamblea Conjunta de Obispos-sacerdotes, septiembre de 1971, se había ido creando un clima de consolidación de la candidatura de Tarancón. Ahora, el arzobispo del que inicialmente más se habla es monseñor Luis Argüello, de Valladolid. Pero como las dinámicas en la Iglesia son lentas, sorprende que demasiado pronto haya quienes han iniciado un proceso de búsqueda y propalación de razones para que monseñor Argüello no sea presidente de la Conferencia Episcopal Española. Ejercicio ciertamente no imposible pero harto complejo.
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