Fuga de un expolicía condenado por intentar matar a su mujer: se quitó la pulsera de control y la alerta nunca saltó

Entre medias, la hija del hombre condenado por intentar matar a la que era su pareja en 2018 avisó a la Guardia Civil que llevaba varios días sin saber donde estaba su padre. «Les explicó que no le cogía las llamadas, y el 30 de diciembre acudió a su casa y se encontró con la pulsera en mitad del salón», detalla Miquel Fiol, abogado de la víctima, quien añade que la hija llamó inmediatamente a la Guardia Civil tras descubrir que su padre se había quitado el dispositivo.

«La duda que se tiene ahora es si se quitó la pulsera el 28, al día siguiente... porque esa alerta nunca saltó, y es extraño que la alarma no hubiera llegado al centro Cometa», indica Fiol. El abogado también ha indicado que la Guardia Civil supo el 30 de diciembre que el hombre había tomado un vuelo hacia Viena, para luego continuar su camino hasta Bangkok. «No sabemos a ciencia cierta nada más, pero suponemos que no va a volver a la isla», dice Fiol. Por el momento su clienta se encuentra en «situación de alto riesgo», y la Guardia Civil está en contacto con ella diariamente para controlar que se encuentre a salvo.

Noticia Relacionada

Un expolicía condenado por intentar matar a su mujer se quita la pulsera de control y se fuga

Javier PALOMOMadrid

El hombre fue condenado a siete años y medio de cárcel por intentar matar a su pareja ahogándola con un fular

Los hechos por los que el antiguo Policía estaba obligado a llevar una pulsera de control telemático sucedieron en marzo de 2018. Derivaron de una discusión que se inició en el domicilio de la pareja al regreso de una comida y después de que la mujer quisiera quedar con unas amigas. Según la sentencia, el hombre se puso agresivo y agredió a la víctima. Primero la agarró por los hombros, acto seguido la insultó y comenzó a darle manotazos. Después la arrastró por la fuerza a otra habitación, donde intentó asfixiarla con el fular que ella llevaba puesto, «con clara intención de acabar con su vida».

La víctima finalmente pudo zafarse propinando al hombre varias patadas y manotazos, refugiándose primero en el baño y luego escapando a la casa de una amiga. La Sala consideró que los hechos merecían la calificacón de intento de homicido porque de no ser porque la mujer logró escapar «el acusado objetivamente habría acabado con su vida».

Inicialmente, el expolicía fue puesto en prisión provisional y salió en libertad con una medida cautelar con alejamiento y con el dispositivo de control telemático. No fue hasta octubre 2024 que el hombre fue condenado a siete años y medio de cárcel. Sin embargo, la sentencia no es firme ya que la defensa recurrió la decisión del tribunal.

La Fiscalía solicitaba inicialmente una pena de diez años de prisión, pero el tribunal rebajó la condena a siete años y medio al aplicar la atenuante de dilaciones indebidas en el proceso. Además, tampoco apreció delitos de malos tratos y amenazas que esgrimía la acusación particular, argumentando que las agresiones estaban comprendidas en la conducta homicida.