Escuelas Católicas se suma a las críticas al coordinador de bienestar de los colegios: «Así no se soluciona el problema del 'bullying'»

La red de centros concertados admite una falta de regulación concreta y clarificadora, además de unos recursos adicionales imprescindibles

El coordinador de bienestar contra el 'bullying' se improvisa sin recursos ni profesionales

«Si lo ejerce una persona del centro no vale para nada»

Encuentro de Escuelas Católicas en el Palacio Episcopal de Córdoba Valerio Merino

La polémica continúa con la nueva figura del coordinador de bienestar de los colegios, integrada por Belarra en la ley de protección integral a la infancia para la prevención de casos de bullying, porque sigue sin convencer a las familias, profesorado y centros educativos.

Escuelas Católicas, la red de enseñanza privada concertada que representa a más del 58% del sector, se suma a las críticas a la implantación del 'coordinador de bienestar' en las aulas desde este inicio de curso. Así, rechazan la forma en la que se está exigiendo a los centros, sin una regulación concreta y clarificadora, sin recursos adicionales imprescindibles, y sin el conocimiento de las consecuencias de una incorrecta aplicación de sus funciones o protocolos.

Luis Centeno, secretario general adjunto de Escuelas Católicas, afirma que «comparten la importancia de disponer de esta figura para luchar contra el bullying», aunque «se encuentran con serias dificultades para implantarla».

Uno de los problemas que desde Escuelas Católicas exponen es la «falta de regulación de las competencias del coordinador por parte de las autonomías«, además del solapamiento de sus funciones con las del, ya existente, coordinador de convivencia: «Es un error. No se pueden ir acumulando figuras y funciones similares, porque no se llega a centrar sus objetivos».

Otra de las situaciones que comparten la mayoría de los implicados en la enseñanza, es la nula dotación de horas complementarias y de remuneración económica que se van a dedicar a estas labores de prevención del acoso: «Un docente sin liberación de horario no puede ejercer esta función, porque se necesita un tiempo significativo para atender estas necesidades».

Centeno cree que lo ideal sería que el coordinador sea un trabajador social, ya que se tratan de labores como conocer la situación familiar de los alumnos o estar en contacto con la Policía y servicios sociales: «Estos temas sobrepasan el perfil que tiene un docente».

Por otra parte, lamenta que esta situación «convierta al coordinador en una figura que solo está contemplada en un papel» y que «de esta manera y únicamente por aparecer en una ley no se va a solucionar el problema».

También apunta que esta sobrecarga de funciones al docente se repite en otros ámbitos escolares, como pueden ser los servicios de salud para alumnos crónicos: «Un profesor atiende asuntos sociales, personales o médicos. Hace falta personal externo y una regulación para atajar esta necesidad».

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