Alerta alimentaria: detectan toxinas cancerígenas en unos frutos secos procedentes de Estados Unidos
La exposición a este moho se relaciona con un riesgo mayor de padecer cáncer
Alerta alimentaria: ordenan la retirada en supermercados de este chocolate a la taza por la presencia de una proteína no declarada
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Iniciar sesiónEl Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos de la Unión Europea (Rasff) ha alertado de la presencia en España de unas toxinas cancerígenas en unos cacahuetes procedentes de Estados Unidos. En concreto, han hallado aflatoxinas por encima de los niveles permitidos de ... 10 µg/kg. En la notificación se habla de que puede presentar un riesgo «grave» para la salud, y que su exposición elevada y crónica se relaciona con un riesgo mayor de padecer cáncer.
En concreto, estos cacahuetes con miel han dado positivo en aflatoxinas totales y Aflatoxina B1, una de las más peligrosas para los humanos. Según la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) la aflatoxina B1 es la más frecuente en los alimentos y una de las aflatoxinas «genotóxicas y carcinógenas más potente». Los cacahuetes analizados superaron la cifra de 24 µg/kg, lo que llevó a detener la distribución.
De hecho, hace un mes, el Rasff ya notificó de la presencia de aflatoxinas en unas almendras procedentes de Estados Unidos. En ambos casos, tanto para las almendras como para los cacahuetes, no se ha detallado la marca o la zona de plantación de estos frutos, más allá de su origen.
Efectos de las aflatoxinas en la salud
Las aflatoxinas son micotoxinas producidas por ciertos hongos del género Aspergillus, especialmente Aspergillus flavus y Aspergillus parasiticus. Estas toxinas son altamente peligrosas debido a sus propiedades carcinogénicas, hepatotóxicas e inmunosupresoras.
Estos mohos pueden proliferar en alimentos como cacahuetes, maíz, semillas de algodón, todo tipo de frutos secos, arroz, higos y otras frutas desecadas, especias, habas de cacao, aceites vegetales crudos, copra, y también en cereales.
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) clasifica la aflatoxina B1 como un carcinógeno del Grupo 1, indicando que existe suficiente evidencia de su capacidad para causar cáncer en humanos.
La exposición prolongada a niveles bajos de aflatoxina B1 aumenta significativamente el riesgo de desarrollar cáncer hepático, especialmente en individuos con infecciones crónicas de hepatitis B o C.
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