El verano amenaza con sumir en otra crisis a un mar Menor al límite
Los bajos niveles de oxígeno y salinidad hacen temer un nuevo episodio de muerte
Meses de confinamiento no han mejorado la situación de la laguna. Brigadas de limpieza se afanan para eliminar toneladas de algas putrefactas
Si en Venecia el confinamiento mejoró el estado de las aguas, en el mar Menor no parece haber cambiado nada. Desde hace más de dos semanas, 90 operarios murcianos se afanan en retirar 500 toneladas de algas putrefactas acumuladas en su orilla; y las primeras ... inmersiones de la temporada en la laguna salada muestran aguas turbias, masas de algas flotantes y un ligero tono verde en algunas zonas. Para Ángel Pérez Ruzafa , catedrático de ecología y miembro del Comité Científico de Seguimiento del Mar Menor, la situación hoy es «crítica». No descarta un nuevo episodio de anoxia agravado por las temperaturas estivales. « Ese riesgo va a estar como una espada de Damocles todo el verano », dice.
Es el mismo temor que tienen diversas asociaciones ecologistas. «La situación es desigual, pero preocupante. A nivel general, el mar Menor está igual o peor que el año pasado», cuenta Pedro García , de la organización Anse, quien entre mayo y junio ha participado en inmersiones en distintos puntos de la laguna costera. En la playa de Villananitos (San Pedro del Pinatar), que fue el epicentro de la mortandad de miles de peces el año pasado, ya hay una gran densidad de algas; igual que en la desembocadura de la rambla del Albujón. En la cubeta central y sur, lo que hay es un desarrollo importante de fitoplancton, lo que ha desatado las alarmas. Pero lo que más preocupa es el nivel de oxígeno del agua. « En las dos últimas semanas se ha producido una reducción del 20% de oxígeno , y podría ser un indicador de anoxia más adelante, pero es muy difícil saber qué va a pasar en el mar Menor», explica García.
Aún pesan las imágenes de octubre del año pasado, cuando un episodio de gota fría acabó por colapsar el ecosistema y arrojó miles de peces muertos por asfixia a la orilla. Este 2020 no ha empezado el verano y el mar Menor ya ha estado a las puertas de un episodio de anoxia. A principios de junio, solo el viento mantenido varias jornadas logró evitar una nueva crisis de falta de oxígeno, según reconoció el propio consejero murciano de Medio Ambiente, Antonio Luengo . Durante las próximas semanas, según las organizaciones Anse y WWF, la evolución del mar Menor «puede ser similar a lo ocurrido en los últimos meses» o incluso 2016, con la explosión de una « sopa verde ». Las consecuencias serían «desastrosas», aseguran.
El peligro se agrava con el verano. Está el riesgo de eutrofización, es decir, la sobreabundancia de plancton alimentado por los nitratos procedentes sobre todo de la agricultura, que enturbia el agua e impide el paso de la luz . La fotosíntesis se hace imposible y se agota el oxígeno en el fondo. A ello se une que el aumento de las temperaturas hace caer la cantidad de oxígeno disuelto en el agua, a la vez que aumentan las necesidades del ecosistema.
Pero el indicador más preocupante ahora para Luengo, y también para Ruzafa, es la baja salinidad de la laguna, fundamental para mantener su equilibrio y proteger el ecosistema. Está en niveles similares a los del Mediterráneo, cuando deberían ser mucho mayores, y son incluso más bajos que los valores que presentaba hace un año. Se sitúa en unos 39 gramos, cuando debería estar entre 44 y 45 por estas fechas. « Cuando esto ocurre, las lagunas costeras tienen tendencia a sufrir crisis en verano », explica el catedrático.
La entrada de agua dulce de las lluvias torrenciales de los últimos meses no han ayudado a restaurar la albufera, pero no ha sido el único escollo. Los problemas de fondo son los mismos de hace un año, y algunos incluso han empeorado. «Lo que está entrando en la laguna es peor que nunca», dice Pérez Ruzafa. Junto al agua dulce llegan nitratos procedentes de la agricultura, pero a ello se suman ahora fosfatos urbanos. Una combinación perfecta para que las algas se reproduzcan . Ambos componentes están presentes en el nivel freático del acuífero asociado al mar Menor, que además está a rebosar. Y el alcantarillado, colapsado por lluvias torrenciales de forma reiterada, acaba vertiendo en la albufera. «El agua aflora por todos los lados», dice Pérez Ruzafa. No solo por la rambla del Albujón, sino también por la de Miranda; hay embalsamientos de agua en tierra y «borbotea incluso en la playa » , dice el experto. Lo corrobora Pedro García: «El agua está aflorando en las superficies y va al mar Menor». Se estima que la cantidad de nitratos vertida al mar Menor durante el año hidrológico 2018/19 habría sido de 1.575 toneladas, con un promedio de más de cuatro mil kilogramos al día .
Mientras, la región se ha sumido en un debate enconado a favor y en contra de la agricultura, un importante motor económico al que muchos culpan del estado de la albufera por los nitratos arrastrados hasta el mar Menor. Los ecologistas insisten en que se eliminen 10.000 hectáreas de regadíos ilegales en el Campo de Cartagena y el Ministerio para la Transición Ecológica ha pedido triplicar el área libre de fertilizantes y limitar las cosechas a una por año en la zona . Por su parte, los regantes critican su criminalización y el gobierno regional se posiciona a su favor, pero ha iniciado las primeras actuaciones para restituir a su estado natural 940 hectáreas de regadío, 175 de ellas en la denominada franja 1, la más próxima a la laguna.
Inyección de oxígeno
No obstante, ninguna de estas medidas tendrían un efecto inmediato, según la comunidad científica. Ante la posible emergencia inminente que representa el verano, Murcia ha solicitado la aprobación de un proyecto para la inyección de oxígeno con mangueras microperforadas y el bombeo de agua desde las salinas de San Pedro y Marchamalo y del acuífero profundo . Pero estas medidas tampoco satisfacen a todos, interpretadas como un parche sin eficacia demostrada.
A la espera de la evolución de la laguna salada, para Pérez Ruzafa hay algunos indicios para la esperanza. «La situación del mar Menor ahora es muy crítica, pero siendo tan crítica, estoy sorprendido de lo bien que se está defendiendo », dice. Al margen de la salinidad y el oxígeno, el resto de los indicadores de la salud del ecosistema se mantienen relativamente estables. Ha mejorado la transparencia del agua, y también el nivel de clorofila. E, incluso, en algunas zonas, como en las playas de La Manga, han sido avistados caballitos de mar para sorpresa de los buzos.