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Rouco anima a las familias a «no tener miedo» de afrontar «su responsabilidad histórica»

Ante más de un millón de fieles, según datos de la organización, el arzobispo de Madrid recordó que esta crisis, que incluso va más allá de lo social, de lo económico y de lo político

jaime garcía

LAURA DANIELE

La belleza de la familia cristiana volvió a resonar ayer en todo su esplendor bajo el cielo de la Plaza de Colón. Cientos de miles de personas, muchas de ellas procedentes de otros países europeos, se congregaron en pleno corazón de Madrid para reivindicar por cuarto año consecutivo el modelo de verdadera familia: la Sagrada Familia de Nazaret.

Arropado por cincuenta obispos españoles y europeos y varios cientos de sacerdotes, el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, presidió la multitudinaria Eucaristía en la que animó a las familias cristianas a «no tener miedo de afrontar su responsabilidad histórica», en medio de «un período de verdadera ceguera» en el que «se cuestiona y se niega la verdad del hombre y de la familia».

Durante su homilía, el cardenal alertó que cuando prevalece esta actitud hostil hacia esta institución fundamental «las consecuencias negativas no se hacen esperar» en la sociedad. «Se ciegan las fuentes de la vida con la práctica permisiva del aborto. Se banaliza con la eutanasia hasta extremos, hasta hace poco impensables, la responsabilidad de vivir y de respetar la vida del prójimo. Los niños y los jóvenes crecen y se educan en un ambiente de rupturas y distancias paternas, desconfiados y desconcertados, sin conocer una auténtica experiencia del amor gratuito. Las relaciones sociales se hacen frías y distantes. Nos endurecemos consciente o inconscientemente ante el dolor y las necesidades físicas y espirituales de nuestros vecinos y ciudadanos. Ahí tenemos el drama de nuestros parados. La sociedad se envejece y las crisis demográfica amenaza y pone en peligro el futuro de nuestros marcos de vida y bienestar económico y social».

«Reto histórico»

Ante más de un millón de fieles, según datos de la organización, el arzobispo de Madrid recordó que el aborto y la eutanasia son la expresión de una crisis más honda, que va más allá de lo social, de lo económico y de lo político. «Son causas que tienen que ver con una recta formación de la conciencia, con el reconocimiento de la ley natural y de su último fundamento en Dios», aseguró el cardenal, quien estuvo acompañado por el presidente del Pontificio Consejo para la Familia, el cardenal Ennio Antonelli; el presidente emérito del Pontificio Consejo “Cor Unum”, cardenal Paul Josef Cordes; el Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, Antonio Cañizares, y los cardenales Carlos Amigo, Agustín García Gasco y Lluís Martínez Sistach, entre otros muchos obispos españoles y europeos.

Frente a este «reto histórico formidable», el presidente de la Conferencia Episcopal Española pidió a las familias cristianas «ser signos e instrumentos imprescindibles de la esperanza para Europa en una de sus horas más complejas y dramáticas». «No hay que tener miedo a afrontar la responsabilidad histórica de vivir el matrimonio y la familia cristianamente con la fortaleza de la fe y con la confianza puesta en la gracia y el amor de Jesucristo», afirmó el cardenal, quien recordó que en la familia los parados han encontrado «remedio y amparo».

«Inaplazable urgencia»

Además de la reivindicación de la familia como un bien fundamental para la sociedad, el arzobispo de Madrid también quiso recordar el papel fundamental de esta institución para la Iglesia, al señalar que ésta «os necesita para poder ser evangelizada y para evangelizar». «Os necesita como siempre; pero además hoy, con una nueva, grave y inaplazable urgencia. ¿Cómo podrá sin vosotros vivir y dar testimonio de la misericordia entrañable, de la bondad, humildad, dulzura y de la comprensión? ¿Y, sobre todo, de la experiencia de haber sido perdonados y de saber perdonar?, señaló el cardenal Rouco, quien no escondía su alegría al verse acompañado ayer en la Plaza de Colón por cientos de miles de familias, la mayoría con niños muy pequeños, y bajo un sol «providencial», que un año más no faltó a la cita.

Las palabras de ánimo y de cariño del arzobispo de Madrid eran un bálsamo en medio de las serias dificultades que atraviesan hoy en día muchos matrimonios para poder sacar adelante a sus hijos. Algunos de ellos, habían subido momentos antes de la Eucaristía al altar para ofrecer su testimonio. Paloma y Rafael, junto a ocho de sus 19 hijos, reconocían que la fe les había cambiado el corazón y les daba la fuerza necesaria para sacar adelante su matrimonio no exento también de momentos de crisis. «Nuestra familia es un regalo de Dios —afirmó Rafael—. No es ningún esfuerzo y lo mejor que podemos hacer por nuestros hijos es pasarles la fe a pesar de las presiones que este mundo secularizado ejerce sobre nosotros».

La familia plural del PSOE

El clima de fiesta y sin ningún ánimo de confrontación que se vivió en todo momento ayer en la Plaza de Colón despertó, sin embargo, duras críticas del Partido Socialista. Antes incluso de la celebración de la misa, la portavoz del Comité Electoral del PSOE, Elena Valenciano, aseguró en unas declaraciones a Efe que a la jerarquía eclesiástica en España «le cuesta mucho» aceptar la diversidad de modelos de familia que hay en nuestra sociedad porque es «muy misógina». Asimismo, lamentó que los obispos españoles no vayan al mismo ritmo que la mayoría de la ciudadanía y se nieguen a tolerar «nuevos modelos de familia», como el de las parejas homosexuales. Horas después, tras la finalización de la Eucaristía, la socialista suavizó sus palabras, al asegurar que su partido apoya la familia plural basada en los valores de la igualdad y la libertad de todos sus miembros.

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