Reconocen por primera vez la nacionalidad española a una niña que nació en una patera
El fallo de la Audiencia Provincial de Guipúzcoa abre la vía a que decenas de niños que ahora viven en tierra de nadie puedan nacionalizarse
Una de las tantas pateras con las que llegan los inmigrantes a las costas españolas
Los primeros años de vida de A. , que ahora tiene siete años , no han sido fáciles. Su madre, Mayi , se quedó embarazada cuando trataba de huir de su país, Camerún , en busca de una vida mejor. ... Dio a luz durante el recorrido, en la localidad marroquí de Agadir , aunque su nacimiento no consta en ningún registro. Siendo todavía una bebé cruzó el mediterráneo agazapada en el regazo de su madre y finalmente juntas consiguieron alcanzar la costa de Tarifa para finalmente asentarse en San Sebastián.
Sin embargo, cuando Mayi pisó suelo español, no contaba con ningún documento oficial que demostrase que A. era su hija. Marruecos ni siquiera había emitido un certificado de nacimiento; Camerún, el país de origen de la madre, tampoco reconocía a la menor, y España solo reconoce como nacionales a los bebés que nacen ya en suelo patrio. Por todo ello A. pasó a ser una niña ‘en tierra de nadie’ .
«Son niños que oficialmente ‘no existen’ y que no cuentan con ningún tipo de documentación que acredite quien son», explica a ABC C ristina Manzanedo , miembro del equipo coordinador del programa Ödos. Mayi fue una de las primeras personas con una hija nacida en tránsito que pasó por el centro especializado en la atención a mujeres y menores inmigrantes en Córdoba.
Desde entonces en este centro se han encargado de acompañarlas en todo el proceso judicial. En la práctica no tener ningún tipo de inscripción oficial implica que estos niños no pueden empadronarse, no tienen derecho a solicitar una tarjeta sanitaria o a inscribirse como un niño más en el colegio. « Les coloca en la absoluta marginalidad », lamenta Manzanedo. De hecho, A. está escolarizada «de favor» en un c entro educativo de San Sebastián.
Sin embargo, su situación podría cambiar una vez la sentencia pionera que acaba de emitir la Audiencia Provincial de Guipúzcoa sea firme. Los tres magistrados consideran por unanimidad que el caso supone una « vulneración de derechos fundamentales de la menor» y por ello «exhortan» al Registro Civil a inscribirla y declaran « su nacionalidad española de origen ». En opinión de los jueces, ante casos como estos « el interés superior de la meno r» debe anteponerse a la l ey de extranjería y recuerdan que España que se ha comprometido a cumplir con los convenios internacionales sobre personas apátridas y con la Convención de los Derechos del Niño .
Visibilizar una realidad oculta
Se trata de una sentencia pionera porque los magistrados han realizado una interpretación inédita que les ha llevado a reconocer la nacionalidad basándose en la Convención sobre los Derechos de los Niños. Para Manzanedo, la importancia radica además en la oportunidad que supone para «visibilizar» una realidad social que hasta ahora permanecía oculta. « Se trata de un paso muy importante », explica.
De hecho, ni siquiera existe registro alguno del número de menores que llegan a España sin ningún tipo de documento que acredite su origen. Según los datos de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras , el año pasado llegaron a España 986 niños acompañados de un adulto que decía ser su progenitor. Aunque de ellos es imposible saber cuántos han nacido en tránsito. Una radiografía aproximada la da el proyecto Ödos que, en el centro de acogida que gestionan en Andalucía, aproximadamente el 10% de las mujeres que llegan aseguran haber dado a luz en su recorrido hacia España. «En los últimos dos años unas 14 madres», puntualiza Manzanedo.
Desde la asociación esperan que la sentencia de la Audiencia Provincial de Guipúzcoa sirva para que el trámite se pueda realizar de forma más sencilla. «La solución no puede ser un camino judicial de cuatro años como el que hemos vivido con Mayi y A.», explica. Y es que el camino hasta que la justicia ha reconocido la nacionalidad española de esta niña no ha sido sencillo.
Después de llegar a Tarifa, A. y Mayi pasaron por el centro del proyecto en Córdoba y de allíse trasladaron a San Sebastián donde fueron acogidas por la Comunidad de las Esclavas del Sagrado Corazón con el apoyo de Cáritas . Desde entonces Mayi ha vivido con el miedo que supone que tu hija no figure en ningún registro. A., que ha podido estar escolarizada gracias a que el centro educativo decidió no pedir papeles oficiales, nunca ha participado en actividades extraescolares por miedo a que le sucediera algo y alguien preguntara por el origen de la niña. Mayi tampoco se atrevía a viajar porque ante cualquier incidente no hubiera podido demostrar ante la policía que la menor era su hija. Ni siquiera consta en los registros sanitarios. Es más, la pequeña A., que habla perfectamente euskera y castellano , reconoce que nunca sabía qué contestar cuando le preguntaban a la vista de su color de piel de dónde era. «Yo me callo porque no sé qué contestar», relataba en más de una ocasión.
Una primera sentencia del juzgado número 5 de San Sebastián ya declaró el derecho de la niña a recibir la nacionalidad española. Sin embargo la Abogacía del Estado recurrió el fallo judicial, lo que supuso un « jarro de agua fría » para Mayi en un momento en el que empezaba a rehacer su vida.
Porque en los cuatro años que lleva en San Sebastián Mayi ha conseguido independizarse. Ahora vive en un piso que comparte con una compañera de colegio de su hija. Gracias a una beca por buenos resultados académicos estudia enfermería en la universidad y, a la vez, trabaja para poder mantener a su hija. A. está plenamente integrada en el colegio, porque en realidad no ha conocido ningún otro país. Esta sentencia, sobre la que todavía cabe recurso en el Tribunal Supremo , abre ahora la esperanza a que su hija también pueda tener una vida normalizada ya como ciudadana de pleno derecho.