Pekín, a medio gas, aprende a convivir con el rebrote del coronavirus
Sin pararse por completo como Wuhan, la capital china intenta controlar el foco en el mercado de Xinfadi dentro de la «nueva normalidad»
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Iniciar sesiónAl final, la llamada «nueva normalidad» era también esto: los rebrotes del coronavirus tras el control de la epidemia de Covid-19. En China, que va dos meses por delante del mundo porque la pandemia estalló en enero en Wuhan , lo ... han descubierto irónicamente en su capital, en teoría uno de los lugares más seguros del mundo porque aquí vive el «emperador» Xi Jinping con su corte . Pero el foco en el mercado de Xinfadi, que abastece a la ciudad del 80 por ciento de pescado, verdura y fruta, demuestra que, por muchos controles que haya, los rebrotes son inevitables cuando se retoma la actividad diaria. Otra vez en una plaza de abastos, como en Wuhan, este brote de coronavirus vuelve a poner de manifiesto el riesgo de los mercados en los países en desarrollo, donde todavía hay que mejorar mucho sus condiciones higiénicas.
Con 27 nuevos casos detectados el pasado martes en Pekín y cuatro más en la provincia de Hebei, ya son 137 los contagios relacionados con Xinfadi, más seis asintomáticos y tres sospechosos. Aunque el foco se ha extendido a otras provincias con cuatro infectados en Liaoning, Zhejiang y Sichuan, las autoridades y los expertos confían en que podrán controlarlo rápidamente gracias a la experiencia adquirida en Wuhan.
Sin necesidad de cerrar por completo la ciudad como allí, donde sus once millones de habitantes estuvieron confinados desde el 23 de enero hasta el 8 de abril , Pekín aprende a convivir con el rebrote del coronavirus. Con más de 20 millones de habitantes , la capital ha endurecido sus restricciones y está a medio gas desde que saltó el foco el pasado jueves. Pero no ha llegado a pararse y se respira, por supuesto con mascarilla, un aire de cierta «normalidad». O, al menos, nueva, eso seguro.
Solo así se explica que en el metro vuelva a haber asientos libres, que el tráfico esté más despejado o que en la famosa calle comercial Wangfujing, una de las más transitadas de la ciudad, haya más policías que transeúntes. Además de ordenar el teletrabajo y cerrar colegios y universidades, las autoridades cancelaron ayer 1.255 vuelos con origen y destino Pekín para impedir que el brote se extienda por el país. Son el 70 por ciento de los aviones que pasan por los dos aeropuertos de la ciudad, que ahora solo tienen vuelos domésticos porque ya no llegan los internacionales.
El Gobierno ha puesto el foco en 29 barrios donde se han detectado casos de coronavirus . Todos han sido declarados de «riesgo medio» menos uno, junto al mercado de Xinfadi, cuyo peligro es «alto» y ha sido cerrado por completo. Bajo una puerta de madera con los típicos tejados puntiagudos chinos, la Policía corta el acceso a esta zona del sur de Pekín, enclavada entre urbanizaciones con bonitos jardines de estilo oriental y polígonos industriales donde los camiones descargan las mercancías en plena calle.
90.000 personas confinadas
En total, se calcula que hay 90.000 personas confinadas en sus domicilios . Para alimentarse, los repartidores a domicilio o sus familiares les traen la comida hasta las vallas de la Policía y luego los voluntarios del comité del distrito se la llevan en motocarros a sus casas. Además de los parientes, alguno de los cuales acude incluso con pijama al caer la tarde, discuten con los agentes algunos vecinos que quieren regresar a sus hogares como Victoria , quien acaba de salir del hospital. «No por el coronavirus, sino por un problema que tenemos las mujeres», nos dice para tranquilizarnos.
Junto a su madre y su novio, vive en un bloque justo frente al mercado. Aunque se confiesa «muy sorprendida por el brote», está convencida de que «será controlado pronto y no ocurrirá lo mismo que en Wuhan». Por eso no tiene inconveniente en volver a su casa, aunque sabe que le espera una cuarentena hasta que se estabilice la situación.
Al igual que otras 365.000 personas desde el sábado, Victoria se ha sometido a la prueba del coronavirus y ha dado negativo. La mayoría de los analizados son trabajadores y clientes de mercados, como el de Xinfadi, y vecinos de los alrededores como ella. Además, se están haciendo pruebas a los empleados de restaurantes y centros comerciales y a los profesores y trabajadores de centros sociales.
Al contrario que días atrás, cuando echaron a los periodistas, los policías nos permiten hacer fotos y hablar con los vecinos. Pero, eso sí, nos toman los datos. Y es que, aunque haya llegado la «nueva normalidad», hay cosas que no cambian en China .
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