El Papa pide a cristianos y musulmanes dar «un testimonio conjunto contra las guerras»

En la audiencia general a varios miles de peregrinos, el Papa calificó su viaje como «acontecimiento eclesial conmovedor» y, al mismo tiempo una « extraordinaria ocasión de dialogo , vivida en un país complejo pero emblemático para toda la región, precisamente por su tradición de convivencia y colaboración activa entre las diversas componentes religiosas y sociales».

Como único país de mayoría musulmana en la que los cristianos gozan de plenos derechos, Líbano es un ejemplo para el mundo, y la armonía disfrutada del viernes al domingo es, realmente, «un signo profético de paz».

El Santo Padre, que tenía un aspecto más descansado, subrayó que, durante su viaje, «los musulmanes me han acogido con gran respeto y sincera consideración» hasta el punto que «su constante y activa presencia en los actos me ha permitido lanzar un mensaje de diálogo y colaboración entre cristianismo e Islam». En vista de la buena experiencia, el Papa considera que «ha llegado el momento de dar juntos un testimonio sincero y decisivo contra las divisiones y contra las guerras».

De hecho, la cordialidad que disfrutó en el Líbano resultaba todavía más apreciable en contraste con « el terrible conflicto que atormenta Siria , causando, además de miles de muertos, un flujo de refugiados que se vuelca por la región en una búsqueda desesperada de seguridad y de futuro».

El Papa recordó su propuesta de promover el respeto a la vida como fundamento de la paz y como base de «una nueva fraternidad» que permita aceptar las diferencias sin convertirlas en ocasión de violencia.

Recordó también «el entusiasmo incontenible» de su encuentro con veinte mil jóvenes en la explanada del patriarcado maronita. El Papa comentó que «viendo a los jóvenes cristianos y musulmanes celebrar la fiesta en gran armonía, les animé a construir juntos el futuro del Líbano y de Oriente Medio, y a oponerse juntos a la violencia y a las guerra».

La palabra clave era «juntos» . A los jóvenes cristianos, además, les pidió que no se desanimen y no caigan en la tentación de emigrar, empobreciendo al cristianismo en Tierra Santa y a su país.

Frente al mensaje venenoso de los fanáticos, Benedicto XVI pasó por Oriente Medio urgiendo, por el contrario, la colaboración abierta entre cristianos y musulmanes para frenar juntos a los sembradores de odio.

El Papa insistió tanto en la paz que, a diferencia de los demás viajes, temas importantes como la familia, la evangelización, el trabajo, el medio ambiente, etc. pasaron a segundo plano. Sin un mínimo de paz y de estabilidad, ninguno puede prosperar.