Obispos contra obispos
La gravedad de lo que ocurre en el proceso sinodal alemán se puede medir por la reacción que está generando en parte del episcopado mundial
La gravedad de lo que ocurre en el proceso sinodal alemán se puede medir por la reacción que está generando en parte del episcopado mundial. Incluso sin que haya concluido el citado proceso. Primero fue la Conferencia Episcopal de Polonia en el mes de febrero. ... Con formas suaves pero contundentes, le dijo a sus homólogos alemanes que «no debemos ceder a las presiones del mundo ni a los patrones de la cultura dominante, ya que esto puede llevarnos a la corrupción moral y espiritual». Después se sumaron los obispos de Suecia, Finlandia, Noruega, Islandia y Dinamarca, en el mes de marzo. Insistían en que «en la legítima búsqueda de respuestas a los interrogantes de nuestro tiempo, debemos, sin embargo, respetar los límites establecidos por los temas que representan aspectos inmutables de la enseñanza de la Iglesia. (…) Difícilmente podemos esperar una nueva plenitud de la vitalidad católica si se empobrece el contenido de nuestra fe».
En las últimas semanas se ha hecho pública una 'Carta abierta fraternal' al episcopado alemán, firmada por 74 cardenales, arzobispos y obispos, a los que posteriormente se sumaron otros 13 obispos, de cuatro continentes y de 15 países.
En ese texto insistían en que «aunque muestran una pátina de ideas y vocabulario religioso, los documentos del Camino Sinodal alemán parecen inspirados en gran medida no por la Escritura y la Tradición -para el Concilio Vaticano II son el «único depósito sagrado de la Palabra de Dios»-, sino por el análisis sociológico y las ideologías políticas contemporáneas, incluidas las de género».
Lo que está pasando en el proceso sinodal alemán no es una cuestión ni menor, ni local, para la Iglesia universal. Al margen de su amplio potencial difusor, sintetiza un nuevo proceso histórico de disolución de la afirmación doctrinal. Un proceso que siembra una importante confusión. El Papa Francisco en su carta del 29 de junio de 2019 a la Iglesia en Alemania dejó claras las líneas rojas del Camino Sinodal. Parece que no le hacen mucho caso. El potencial económico eclesial alemán acrecienta el peligro de la desviación. ¿Cómo acabará esta historia?
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