El dogma social del aborto

Mientras, en España la izquierda gobernante le da una vuelta a la tuerca al dislate antropológico . Al margen de las consideraciones sobre la viabilidad del nuevo proyecto de ley, la pregunta es qué se puede hacer eficazmente para oponerse a esta propuesta .

La lucha contra el aborto no es, ni debe ser, patrimonio de la conciencia cristiana . ¿Qué hace la Iglesia ante esta nueva amenaza legislativa? ¿Es una batalla socialmente perdida? ¿Sólo se movilizan los denominados católicos de derecha y espiritualistas? Hubo un tiempo en el que los ámbitos de Iglesia fueron muy activos en pos de una cultura de la vida. Defender la vida era uno de esos principios innegociables . Ahora, el aborto, que sigue siendo una línea roja, no es una prioridad en el discurso público. El movimiento provida, eclesialmente alentado, parece en horas bajas. El esfuerzo de argumentación suena repetitivo, un guion por dignidad debida.

Gracias a Dios, esta semana escuchamos a monseñor Argüello en formato 60 segundos, también a los obispos andaluces, incluso hubo obispos que en Twitter han saltado al ruedo. Monseñor Carrasco Rouco escribió que «el debate se silencia porque no es posible negar el hecho razonablemente –es decir, científicamente-».

No son necesarios largos discursos: el aborto es un crimen por el que se niega el derecho fundamental a la vida de un ser humano totalmente indefenso. El proyecto Neos de Jaime Mayor Oreja se ha lanzado a convocar una manifestación para el día 26 de junio.

Pero es necesario seguir minando el dogma laico del derecho al aborto. Ese sí que es un dogma.