Greta Thunberg llega a Lisboa

En esta Lisboa portuaria, la joven sueca de 16 años se convirtió en protagonista de todo un espectáculo montado a su alrededor, pues la expectación era máxima al verla arribar a suelo europeo, en vista de que sus menos de 24 horas en la capital portuguesa son su única escala continental antes de ponerse en camino hacia Madrid para acaparar la atención en la Cumbre del Clima. Hay confusión sobre cómo llegará hasta la capital española.

Familias con niños y con perros, ecologistas con pancartas tipo «Las lágrimas de la tierra son las lágrimas de los pobres», «Stop ecocidio», «Climate justice», «La verdadera cumbre está en las calles» o «Food system change now», jóvenes y mayores comiendo galletas, ritmo de tambores, cánticos y gritos de bienvenida ... Hasta un 'predicador' alertando sobre la destrucción del planeta.

Sí, porque numerosos lisboetas acudieron a la cita, tal como la propia Thunberg había alentado en las redes sociales ya que ella misma dijo: «Espero encontraros a todos allí».

Algunos de los ambientalistas portugueses que se plantarán en Madrid a lo largo de estos días no quisieron perderse un recibimiento como el organizado al lado de la estación de cercanías de Alcántara-Mar. Y, claro está, no faltaron tampoco los curiosos de turno, de los que decían: «Pues es más bajita que en la tele”» o «mírala, ahí la tienes».

El caso es que Greta, aquejada de síndrome de Asperger y de un trastorno obsesivo compulsivo, se bajó de la embarcación de un matrimonio australiano de ‘youtubers’ con signos de fatiga en su rostro, pero consciente de que había llegado su momento después de una dura travesía, marcada por las tempestades que se han encontrado en el Océano Atlántico.

De hecho se retrasó su pie a tierra debido a los fuertes vientos reinantes en los alrededores de la desembocadura del Tajo.

Hace solo unos días que pasaron cerca del archipiélago de las Azores, el enclave más occidental de Europa, pero no tuvieron tiempo de detenerse en ninguna de las nueve islas. Se frustraron así las expectativas del Gobierno regional socialista.

Ahí comenzó su tramo contrarreloj con destino final en Madrid, a 625 kilómetros de Lisboa, pues se le echaba el tiempo encima. Mucho más porque ella no podía imaginar que costaba tanto encontrar una alternativa solvente al avión, el medio de transporte que evita por la gran cantidad de gases contaminantes que genera, para cruzar la península ibérica.

Eso sí, afortunadamente disponía de un margen para llegar a la conferencia, que arrancó el lunes 2 de diciembre pero se extiende hasta el día 13. Quedan por el camino muchas noches en vela, oyendo desde el interior del camarote las embestidas del viento y la lluvia.