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Las familias temen el cierre de los centros de educación especial

El Gobierno quiere reservarlos para casos de discapacidad muy grave e integrar al resto de alumnos en colegios ordinarios. Los padres están dispuestos a salir a la calle

Clase de logopedia en el colegio de educación especial «Los Álamos» de Madrid GUILLERMO NAVARRO
Josefina G. Stegmann

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Hoy le toca a Laura preparar el café, mientras Bryan hace la cama, guarda la ropa en una cajonera o tiende la ropa. No, no son pareja, ni tampoco amigos. Son compañeros de clase. La imagen es contundente. Y las preguntas que surgen de ella, ... también: ¿Tú crees que todo esto podría realizarse en un colegio ordinario? , lanza la directora pedagógica del colegio Los Álamos, Mercedes Herrero. El aula se ha tenido que convertir en un hogar (también en el sentido metafórico) y hay razones de peso. Los profesores intentan, con el programa de iniciación a la vida adulta, que estos jóvenes de entre 16 y 21 años tengan la mayor autonomía posible. No solo ven al alumno desde lo académico ( aquí no basta con aprender raíces cuadradas ) sino también desde su autonomía, desde la inclusión a través de la organización de salidas fuera del centro en las que aprendan a coger un autobús, picar un billete o, simplemente, dar los buenos días.

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