El embudo en las UCI ya obliga a aplazar cirugías y pruebas en al menos 8 regiones
La tercera ola impacta de lleno en los hospitales, la antesala del colapso
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Esther Armora/Toni Jiménez/Estefanía Domingo
La tormenta epidemiológica arrecia y la situación en las UCI españolas empieza a complicarse seriamente. Con la amenaza latente del «temido acelerón» de contagios que aún no ha llegado y que los expertos auguran inminente, fruto de los excesos sociales de las navidades, los hospitales ... se rearman para contener esta nueva embestida del virus que ya nos sitúa en una incidencia similar a la registrada en el pico más alto de la segunda ola de pandemia , el otoño pasado. Cansados, física y psicológicamente, los sanitarios afrontan con «preocupación» el goteo incesante de ingresos de estas últimas semanas.
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La presión, cada vez mayor, del SARS-CoV-2 en las UCI (en comunidades como Valencia o Cataluña la cifra de pacientes con Covid-19 en estas unidades supera ya el 40%, cuando todo lo que sea más del 25%es «riesgo extremo») alimenta día a día el fantasma del fatídico colapso que en marzo noqueó al sistema pese a que los expertos matizan que estamos lejos de la situación de «shock» de primavera. Coinciden en que esta vez, el problema no será la falta de recursos tangibles, sino de profesionales y de camas. «En la primera ola faltó material de protección, ahora el gran problema puede ser la falta de recursos humanos y de camas. Si me falta una enfermera de UCI pierdo dos camas», señaló en declaraciones a ABC el presidente de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (Semicyuc), Ricard Ferrer.
«Delicada línea roja»
Tras casi un año de batalla cuerpo a cuerpo con el virus, los profesionales de la medicina intensiva saben que, pese a no estar como en el peor bache del primer ataque del virus, se han encendido ya las luces de alarma. La prueba definitiva es que en varias comunidades (al menos en ocho) se están desprogramado o cancelando operaciones, una delicada línea roja que hasta ahora, en la tercera ola, no se había cruzado y que «abre el camino hacia el colapso de marzo». «Si no mejora, la situación es preocupante», señala Ferrer. En los hospitales españoles se teme un «colapso inminente» si no remite el temporal epidemiológico. En Cataluña, La Rioja, Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Baleares , Murcia, Castilla y León y Galicia se han desprogramado o retrasado ya intervenciones no urgentes, como las de cataratas o prótesis.
Las autoridades sanitarias catalanas trabajan con el escenario de que el virus se acelere en las próximas semanas y ponen el foco en las unidades de Intensivos. «El ritmo de entradas en las UCI se mantiene y eso pone en una situación difícil a los centros y asistencialmente hace pensar que podemos tenerlo mucho más complicado en las próximas semanas. No podemos descartar que la pandemia se acelere», asegura la consejera de Salud, Alba Vergés. Cuando se sobrepasan los 400 enfermos en intensivos, la actividad asistencial no relacionada con el Covid-19 comienza a estar condicionada. A partir de 500, la desprogramación es generalizada. Cataluña tiene a 498 pacientes. A partir de 650 personas, podrían verse comprometidos todos los procesos urgentes.
Según los datos del Ministerio de Sanidad, las UCI catalanas están ya al 85% de su capacidad, son positivos de Covid-19. Como en la primera ola, los hospitales más azotados por la presión son los comarcales, mientras que los grandes centros hacen encaje de bolillos para que la presión del virus no paralice el circuito asistencial no Covid. Hospitales pequeños y medianos como los de Igualada, Mataró o el Parc Taulí de Sabadell han retrasado estos últimos días operaciones. El Hospital de Sant Pau de Barcelona, con 25 de las 40 camas de UCI con pacientes Covid y 75 pacientes en planta de hospitalización, ayer tuvo que cancelar las operaciones no urgentes, según indicaron a ABC fuentes del centro. En el Hospital del Mar el 100% de las camas tradicionales de UCI (son 20) se encuentran ocupadas por enfermos de Covid. En el Josep Trueta de Gerona reestructuran la actividad, pero no aplazan operaciones. Resisten sin desprogramar el Clínic y el Vall d’Hebron. Ambos admiten que si la situación no mejora «no tendrán otra opción».
En hospitales de La Coruña, Ferrol y Santiago ya han pospuesto algunos servicios quirúrgicos sin riesgo vital para dejar margen ante posibles necesidades de camas en los próximos días o, incluso, semanas. En todo caso, desde el servicio de salud gallego (Sergas) se asegura que todas estas intervenciones serán de carácter no urgente, sin ningún riesgo vital para los pacientes afectados. Quedan garantizadas, aseguran, las de carácter urgente y del ámbito oncológico. El Sergas quiere que los quirófanos reprogramados sean usados para hacer procedimientos de cirugía mayor ambulatoria, es decir, que no requieran ingreso, por lo que, predice el Sergas, podrá aumentar incluso el número de pacientes operados. El resto de la actividad quirúrgica de cualquier otro ámbito «continúa con normalidad».
En el complejo hospitalario de La Coruña (Chuac), el jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos, David Freire, ha alertado de una situación «crítica». La UCI tiene ahora una ocupación en la unidad Covid próxima al 75%.
Valencia, con la peor presión
La autonomía con peor pronóstico es la Comunidad Valenciana. Sus unidades de cuidados intensivos son las que más presión soportan de todo el país con prácticamente la mitad de las camas disponibles –el 48,09%– ocupadas por pacientes con coronavirus. Es, de hecho, la región que más ingresos ha registrado esta semana, con cifras que no se habían notificado ni en los peores momentos de la pandemia : más de 3.000 enfermos, 455 de ellos en estado crítico. El mayor miedo de los profesionales que sujetan la mano a quienes mueren solos es no poder atender a todo aquel que necesite su ayuda. Para evitarlo se ha duplicado o triplicado, en algunos casos, el espacio en las UCI.
Ante un colapso inminente, la Conselleria de Sanidad suspendió la semana pasada hasta las cirugías sin ingreso y las pruebas no urgentes y ha derivado ya a un centenar de pacientes no covid a los centros privados. «El déficit asistencial va a dejar muchas secuelas» , lamenta Marisa Blasco, jefa de los intensivistas en el Clínico de Valencia. Además, se han habilitado 280 camas en los tres hospitales de campaña instalados desde marzo junto a los centros de referencia de cada provincia para aliviar la presión asistencial, aunque todavía no se han utilizado. Allí se trasladará a los enfermos leves o moderados y a los contagiados que no puedan guardar el aislamiento preventivo en sus casas.
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