en la universidad complutense
«La huelga es democrática, pero es vergonzoso que no nos dejen estudiar»
Un piquete activó alarmas contra incendios y lanzó bombas fétidas para evitar que los alumnos pudieran estudiar
ANDREA C. FERNÁNDEZ S.
La estación Ciudad Universitaria del Metro de Madrid suele estar atestada de estudiantes en los días de semana. Los chicos van con sus mochilas y carpetas apurando el paso para llegar a clases. Hoy los andenes de la estación estaban vacíos. Los alumnos que llegaban ... en algún tren iban sin prisas. ¿La razón? Hoy la Universidad Complutense de Madrid se plegaba a la huelga general de educación.
La cotidianidad del campus universitario había cambiado esta mañana. A las 9:00 el tráfico en la Avenida Complutense era detenido por una manifestación. Estudiantes, profesores y obreros caminaban a paso lento detrás de un vehículo con pancartas. Varios de ellos llevaban las camisetas verdes en alusión a la Huelga contra los recortes presupuestarios en educación. «Obreros y estudiantes, unidos y adelantes» , vociferaba un joven desde lo alto del vehículo con un megáfono.
«¡Obreros y estudiantes, unidos y adelante!», cantaban los manifestantes
Ese mismo joven se encargaría de anunciar el porqué de su descontento: «Estudiantes, recuerden que subirán las tasas para la primera matrícula. Tendremos 11% menos en becas y también 50% menos para las becas erasmus », decía el estudiante.
El conjunto, que no sobrepasaba las 100 personas le seguía, repitiendo consignas y soplando silbatos. «A ti que estás mirando, también te están robando» , cantaban en unísono cuando algún grupo de alumnos pasaba de largo junto al grupo.
Los agentes policiales se encargaban de controlar el tráfico cuando el coche se paraba y los manifestantes se detenían a cantar consignas. Otras patrullas vigilaban desde la retaguardia la ruta improvisada de los protestantes. «No sabemos hasta que hora van a estar con esto. Tampoco conocemos la ruta, no tienen permiso y se detienen sin avisar», decía un policía desde su patrulla.
Bibliotecas cerradas
La Universidad Complutense no estaba del todo vacía, habían estudiantes que decidieron ir a clases, pero se encontraraon con una realidad que no esperaban al llegar a sus facultades. «Yo he venido y mira, la biblioteca cerrada . Ante las huelgas los que queremos estudiar siempre somos la excepción», decía Belén, alumna de la Facultad de Ciencias de la Información. «Cada cual que haga lo que le apetezca, pero que por lo menos garanticen servicios mínimos. Estoy en contra de las huelgas, no me parecen buenas porque a efectos prácticos no logran nada», continuaba Belén, quien se mostraba afectada porque necesitaba estudiar para exámenes finales.
«Las huelgas a efectos prácticos no logran nada», decía una estudiante
No era la única que se quejaba de la falta de espacios para estudiar. Oscar Panizo y María Sánchez-Molini estaban indignados después de tener una conversación caliente con uno de los manifestantes. «Me levanté a las 6:00 de la mañana para venir a clases. Cuando llegó el profesor me dice que no va a dar clases porque no hay muchos alumnos y porque le están poniendo las alarmas contra incendios», decía Óscar molesto. Los manifestantes al pasar frente algunas facultades decidían entrar para llamar la atención de los estudiantes que habían decidido estudiar; una de las técnicas usadas para resaltar era activar las alarmas contra incendios de los edificios.
«La huelga es totalmente democrática, pero es vergonzoso es que no nos dejen estudiar. La biblioteca de Ciencias de la información está cerrada, la biblioteca principal de la universidad también. Esto no puede ser, que la universidad esté tan politizada», reclama Panizo. « Han lanzado bombas fétidas . Nosotros sí que somos los indignados», apuntaba la estudiante Sánchez-Molini.
«Esta huelga no va a cambiar nada»
El ambiente desolado se presenciaba también en la Facultad de Geografía e Historia. En las afueras del edificio una obrera decidió cumplir con su jornada laboral y podar el césped. Adentro del recinto, algunas señoras encargadas de la limpieza barrían los suelos. unos pocos estudiantes se disponían en las mesas para repasar algunos apuntes. Susana, alumna de Historia del Arte estaba esperando por un profesor y no sabía si apoyar o no la huelga.
«Me parece bien que los profesores decidan si dar o no clases. Lo que pasa es que los estudiantes son muy pasotas. Cuando le preguntan a un profesor si va a hacer huelga no es porque estén interesados en los recortes sino para saber si se tienen que levantar temprano o no», apuntaba haciendo crítica. «A veces las huelgas inician algo pero son del siglo pasado. Hay que inventar algo nuevo» , decía.
Un estudiante de la facultad se paseaba por el pasillo manteniendo una acalorada discusión por su teléfono móvil. «Con lo costoso que sale la matrícula para que ahora no quieran dar clases», reclamaba.
«La huelgas son del siglo pasado, hay que inventar algo nuevo», apuntaba una alumna
Javier Arronte estudia segundo año de Periodismo y fue a la universidad para hacer una tutoría, sin embargo apoyaba la huelga. Señalaba que de no haber tenido compromisos, hubiese estado entre los manifestantes. «Yo entiendo que hay crisis y que hay que hacer recortes. Pero lo último en lo que se debe recortar en es educación . También me molesta que los que ahora están gobernando estén haciendo todo lo que habían prometido en campaña que no iban a hacer», decía molesto Arronte. Él y otras compañeras apuntaban que las huelgas en la universidad se hacen desde casa. «Yo, desde luego, hubiese preferido quedarme en casa durmiendo que venir», decía entre risas Margarita Arañón. «Sí, yo también. Esta huelga no va a cambiar nada», le secundaba su compañera, Jazmín Guerra.
El grupo de manifestantes en las vías del campus universitario iba oscilando en miembros. Algunos pocos se sumaban por unos minutos y después seguían su camino. No había incidentes violentos hasta pasado el mediodía. Los policías esperaban pacientes que la marcha prosiguiese tranquila, algo contrario a lo que pasaba en la sede de Somosaguas donde algunos manifestantes impidieron el acceso de un minusválido al campus. La acción provocó la actuación de la Unidad de Intervención Policial y se han detenido a dos implicados.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete