El desbarajuste de la talla 42
El desbarajuste de la talla 42
La dieta y el ejercicio no es lo único que separa a una mujer de una talla 38 de la 42. También cuenta la interpretación de cada fabricante. Los centímetros no se cuentan de la misma manera en las marcas de ropa. Sobre todo cuando ... se trata de vestuario femenino. La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) presentó ayer un estudio donde detecta diferencias de hasta diez centímetros en la misma talla de una prenda. Para llegar a estos resultados, la OCU seleccionó una camisa, una falda y un pantalón vaquero de mujer de las tallas 40 y 42 de once marcas diferentes de algunos de los fabricantes que más ropa venden en España: Zara, Mango, Trucco, Promod, C&A, Benetton, Sfera y Adolfo Domínguez, entre otros.
El caos que existe en el tallaje español es algo conocido. Pero el estudio de los consumidores recuerda que aún es un problema por resolver y una promesa por cumplir del Gobierno. La OCU pidió ayer al Instituto Nacional de Consumo que unifique el tallaje y termine el estudio antropométrico de la población española, ese proyecto de 2006 con el que se quería ordenar el mundo de las tallas y ayudar en la lucha contra la anorexia.
El plan, que ya ha pasado por tres ministros de Sanidad diferentes, era conocer las medidas de una muestra representativa de la población femenina para favorecer la fabricación de ropa más cercana a la realidad española. El paso siguiente era crear nuevos tallajes con esa información. El objetivo era pasar de las tradicionales tallas 38,40 o 42 a una talla de tres cifras que reflejan la estatura, la cintura y el contorno de cadera.
Diábolo, campana o cilindro
Elena Salgado, la ministra de Sanidad que impulsó el proyecto, pensaba que entre 2009 y 2010 los principales fabricantes estarían en disposición de ofrecer un tallaje homologado para el 90% de sus prendas. Lo cierto es que, de momento, sólo se ha terminado la primera fase: la medición de 8.500 mujeres. Tras este estudio se supo que había tres tipos femeninos predominantes en España, por su estatura, perímetro de pecho y cadera. Así nacieron las famosas mujeres «diábolo», «cilindro» y «campana» que presentó el destituido ministro de Sanidad, Bernat Soria.
El Ministerio está ahora analizando la información obtenida y confía en ofrecer los datos a la industria de la moda durante los primeros meses del próximo año, según señaló ayer un portavoz. Después, el sector tendrá cinco años para adaptar sus modelos y etiquetado con la información que reciba. Tampoco están obligados a hacerlo. El acuerdo se basa en el compromiso social del mundo de la moda y en la autorregulación; no hay ninguna obligación legal.
En el camino se ha quedado el estudio de tallas de los varones. La homologación masculina deberá esperar a la recuperación económica. Sólo la medición de las voluntarias españolas supuso una inversión de casi 1,8 millones de euros. Sanidad empleó unas sofisticadas cabinas para tomar medidas a las voluntarias de 60 localidades de la geografía española. Bastaba con permanecer 30 segundos en la cabina para obtener, con la ayuda de un láser, la forma de de sus cuerpos en tres dimensiones. El estudio de los varones iba a copiar el de la población femenina y tendría un coste similar, pero llegó la recesión.
Una petición de 1999
La medición de los españoles es una petición de 1999. El Senado fue el primero en recomendarlo. La comisión sobre anorexia y bulimia del Senado impulsó un pacto social, en colaboración con las comunidades autónomas, basado en el consenso y la autorregulación, no en la imposición de nuevas normas legales.
Entre otras recomendaciones se pedía la realización de un estudio antropométrico de los españoles para la «urgente» normalización y estandarización de las tallas en España, porque los estudios vigentes se hicieron hace más de 20 años y no responden a la constitución actual de los jóvenes.
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