Los datos desmontan el discurso de la izquierda sobre violencia de género

Las regiones con más víctimas desde hace años siguen siendo Baleares, Comunidad Valenciana, Canarias y Murcia

PSOE y Podemos gobiernan en las tres primeras, pero acusan a Madrid de «no ser segura para las mujeres»

Ximo Puig y Francina Armengol, ambos del PSOE, presidentes de la Comunidad Valenciana y Baleares desde 2015 R. Solsona

12/03/2022
Actualizado a las 18:42h.

La violencia de género no entiende de siglas políticas ni diferencias ideológicas, por más que algunos se empeñen en convertir esta lacra en un reclamo electoral y presentar a los gobiernos de izquierdas como la mejor alternativa para combatirla. Los datos oficiales demuestran que ... no hay ninguna relación de causa-efecto o proporcional entre una determinada posición política o ideológica y los resultados objetivos en la lucha contra la violencia de género. O, como mínimo, que la izquierda es incapaz de traducir sus promesas en hechos reales que le permitan justificar su supuesta superioridad en la gestión de este drama. Y no será porque le haya faltado tiempo y competencias para demostrarlo, pues esa misma izquierda lleva gobernando desde hace bastantes años en las comunidades con peores datos de violencia de género en España.

Así lo corroboran los datos oficiales del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género, del que forman parte varios ministerios, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), la Fiscalía General del Estado (FGE) y las comunidades autónomas. Este organismo dio a conocer ayer los resultados de 2021, periodo en el que las comunidades con peores datos volvieron a ser las mismas que desde hace años: Baleares, Comunidad Valenciana, Canarias y Murcia . Todas ellas muy por encima de la media nacional y todas, salvo Murcia (PP), con Gobiernos presididos por el PSOE y compartidos con Podemos y formaciones nacionalistas o regionalistas.

ABC ha analizado los datos no solo del año pasado, sino del último lustro , concretamente desde 2017. Para entonces, el PSOE ya llevaba tiempo al frente de estas regiones. En el caso de Baleares y Comunidad Valenciana, desde 2015, y en Canarias desde hace tres años. Y, además, ese periodo incluye también la casi legislatura entera que lleva el PSOE al frente del Gobierno central, primero en solitario y desde hace ya dos años con Podemos como socio. Tiempo y recursos de sobra para que su supuesta superioridad en la gestión y la lucha contra la violencia de género se empezara a notar con hechos y no solo con palabras.

Uno de los datos más ilustrativos es el número de víctimas de violencia de género en proporción a la población femenina de cada territorio. En esta comparativa, el patrón se mantiene invariable durante el último lustro: Baleares es siempre la comunidad que registra peores datos , con una tasa que se mantiene muy cerca e incluso por encima de las 100 víctimas por cada 10.000 mujeres. Entre un 50 y 60% más que la media nacional en el mismo periodo de tiempo. Sin ir más lejos, el año pasado la tasa de víctimas en Baleares fue de 103, por las 66 del resto de España.

Lo mismo ocurrió en el peor año de la pandemia (2020), cuando las cifras bajaron ligeramente en todo el país, pero con una tasa de 93,8 casos en Baleares frente a los 60,2 de España. Y peor todavía en los dos ejercicios previos a la crisis sanitaria (2019 y 2018), cuando la región que ya presidía la socialista Francina Armengol desde 2015 sufrió tasas que superaban las 109 y 102 víctimas por cada 10.000 mujeres, mientras que la media nacional fue de 67,3 y 66,5, respectivamente. Incluso en el año menos malo (2017), la diferencia siguió siendo muy considerable, de casi treinta puntos: 95,7 frente a 66,6.

Tras Baleares, las tres únicas comunidades que siempre han superado el límite de 80 víctimas por cada 10.000 mujeres durante el último lustro son Comunidad Valenciana, Canarias y Murcia, lo que también las mantiene muy por encima de la media nacional. El año pasado, Murcia rozó las 89, seguida de cerca por Comunidad Valenciana (86,6) y Canarias (81,6), cuando en el resto del país se quedó en 66.

En plena pandemia, todas ellas estuvieron en torno a una tasa de 80 víctimas, hasta un tercio más que la media nacional , 20 puntos por debajo. La única diferencia en estos cinco años es el orden en el que se van alternando estas tres regiones por detrás de Baleares. En 2017 y 2021 la segunda con peores datos fue Murcia, mientras que entre 2018 y 2020 fue la Comunidad Valenciana. Por su parte, Canarias se ha movido siempre entre la tercera y cuarta posición, pero sin grandes diferencias entre ellas respecto a las cifras de sus respectivas tasas.

En el extremo contrario, tampoco hay una relación de causa-efecto entre el signo político de las comunidades con mejores tasas de víctimas de violencia de género o, para ser más exactos, menos malas, como lo es cualquier estadística sobre esta lacra que no sea 0 . Así, por ejemplo, tomando los datos más recientes y ya con una cierta normalidad tras pasar lo peor de la pandemia, el año pasado las cuatro regiones con menos víctimas en proporción a su población fueron Castilla y León (42,6), Galicia (44,5), País Vasco (47,1) y Asturias (47,6). Gobernadas, también desde hace años, por el PP las dos primeras y por el PNV y el PSOE las dos últimas.

Mujeres víctimas de violencia de género

Por cada 10.000 mujeres

109,5

103,0

Media de España

102,7

2017

Canarias

Murcia

C. Valenciana

Baleares

Fuente: Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género

ABC

Mujeres víctimas

de violencia de género

Por cada 10.000 mujeres

Media

de España

2017

C. Valenciana

Baleares

2017

Canarias

Murcia

Fuente

Observatorio contra la Violencia Doméstica

y de Género

ABC

Lo que sí demuestran estas cifras es un dato objetivo, fácil de comprobar y que no es puntual, sino sostenido en el tiempo: que desde hace años hay regiones españolas con el doble de víctimas de violencia de género que otras. En ello influyen muchas cuestiones de índole cultural, sociológico, económico o demográfico. Pero, si algo no influye para bien ni para mal, es el color político de las mayorías gobernantes en cada comunidad. Algo que, pese a las evidencias estadísticas, la izquierda se empeña en politizar para seguir utilizándolo como gancho electoral. Así lo hace, por ejemplo, la ministra de Igualdad, Irene Montero (Podemos). La máxima responsable de este Gobierno en la materia ha llegado a decir reiterada y públicamente que «Madrid no es segura para las mujeres» . Lo hizo en mítines y hasta en el Senado durante la campaña electoral madrileña del año pasado para insistir en que la derecha no combate la violencia de género o que lo hace menos y peor que la izquierda.

Cuando Montero reiteraba ese mantra, la Comunidad de Madrid registraba una víctima mortal por cada millón de habitantes, según el dato más actualizado en ese momento. Menos de la mitad que la media nacional (2,3) y seis veces menos que en Baleares (5,9), donde su partido también comparte gobierno con el PSOE. Datos que Montero conocía cuando insistía en acusar a Madrid de ser una región insegura para las mujeres, toda vez que su ministerio forma parte del mismo Observatorio que cada año facilita esos datos. No es el único que desmiente a la ministra y a quienes utilizan este asunto con fines electorales. Volviendo a las tasas de víctimas totales –no sólo mortales–, la de Madrid en el último año (70) es muy similar y solo ligeramente superior a la media nacional (66).

Más casos y denuncias

Los datos que ayer facilitó este organismo revelan que el número de víctimas durante el año pasado en España rozó las 160.000, por 145.000 del ejercicio anterior, lo que representa un incremento del 9,3% . De ellas, dos de cada tres son de nacionalidad española. Lo mismo con el número de denuncias, que llegaron a 163.000, unas 13.000 más que el año anterior, con un aumento del 8% . Esto arroja una media de 446 denuncias por violencia de género cada día en nuestro país. Por su parte, los juzgados emitieron un 2,4% más de órdenes de protección (31.212) y un 30,6% más de sentencias (54.318). Tres de cada cuatro fueron condenatorias y el 10% de las víctimas renunció a declarar contra su agresor, cifra similar a la del año anterior.