El conseguidor de 2.536 respiradores para Madrid que salvó su vida gracias a uno

El director general de Infraestructuras Sanitarias ha pulido a fondo las obras del Hospital Isabel Zendal, una copia mejorada del Ifema que tantas alegrías dio en primavera. Pero ha sido en la segunda ola cuando Alejo Miranda ha tuteado a un virus que le postró, en coma, en una UCI

Alejo Miranda, director general de Infraestructuras sanitarias, muestra los respiradores que aguardan en los almacenes del Hospital Isabel Zendal JAIME GARCÍA

No llega a la cuarentena y el director general de Infraestructuras Sanitarias de la Comunidad de Madrid, Alejo Miranda de Larra , ha aprendido pronto la moraleja de esta pandemia: «Este virus se cuela por las rendijas y nos pilla a todos. Hay que ... cuidarse mucho. La dureza de la tercera ola va a depender de la responsabilidad, sobre todo, de cada uno». Tras un mes tuteando directamente al Covid-19, la enfermedad reserva menos misterios para él. «Es muy impactante cuando te dicen que te van a intubar , porque entonces sabes que estás grave de verdad. Al día siguiente de entrar al hospital, yo estaba intubado, sedado y conectado a un respirador», relata, ya en vías de recuperación. Y siguen siendo curiosas las lecciones que deja esta nueva patología, cuando uno de los hombres que capitaneó en primavera la compra de 2.536 respiradores para la región vio cómo uno de esos codiciados aparatos le salvaba la vida en otoño. Primeras y segundas olas de un virus que también concede primeras y segundas oportunidades.

Después del episodio, este licenciado en Derecho, criado en las tripas del PP, que se confiesa adicto al trabajo, ve la vida con otros ojos: «No quiero caer en las dinámicas que llevaba antes -reconoce-, quiero volcarme más en los míos, compartir más tiempo con los demás , porque eso es lo que queda». Lo dice con una imagen grabada a fuego: los ojos de su padre, médico, al comprobar lo enfermo que estaba.

El «arquitecto del Zendal»

Durante la crisis sanitaria, a Alejo lo han bautizado en varias ocasiones como el «arquitecto de Ifema y el hospital Isabel Zendal », porque su equipo, a las órdenes de la presidenta de la Comunidad Isabel Díaz Ayuso, ha sido el promotor de ambas instalaciones de emergencia en la capital . El alto cargo defiende que la presidenta advirtió desde finales de febrero lo que se les venía encima y dio la orden de « lanzarse al mercado a por todo el material posible para la Comunidad». Le interrumpimos:

-¿Lo mejor que tiene la jefa Ayuso?

-Su capacidad de empatía con los sufrientes.

-¿Y lo peor?

-Ella supo ver el espejo de Lombardía y llamarnos a buscar material. Madrid siempre ha tendido la mano a las otras regiones. Para Pedro Sánchez, lo peor que tiene la presidenta de Madrid es que no la domina ni controla.

Disquisiciones políticas al margen, la Consejería madrileña de Sanidad que dirige Enrique Ruiz Escudero, y en la que se inscribe la Dirección General de Miranda, adquirió durante esas primeras semanas de pesadilla 36.000 equipos de tecnología sanitaria, equipos de protección individual (EPI), ecógrafos, respiradores… «a toda velocidad». Por respiradores que cuestan 20.000 euros Madrid llegó a pagar el doble, pero «nos pedían hasta 6 y 7 veces más ». El dirigente recuerda esos días como los de la locura y el bazar del descontrol. «Mi equipo se volcó y estuvo negociando la compra de material por todo el mundo. También identificamos personas que iban a aprovecharse en esos momentos dramáticos de la situación». Reprocha al Gobierno central que «una provincia, una comunidad pequeña, tuviese que competir con naciones enteras y tan potentes como Estados Unidos, Alemania, India, China o Corea del Sur» para hacerse con uno de esos salvavidas. Con todo, aquello mereció la pena , según el político, por la vocación de servicio, de ida y vuelta, como él ha encarnado.

Miranda se contagió el pasado 19 de septiembre. Fue en una reunión familiar. «Venía de las obras del Zendal», obsesionado como estaba con la entrega en plazo de las instalaciones de 140.000 metros cuadrados , situadas en el corazón del barrio de Valdebebas, frente a la Ciudad Deportiva del Real Madrid. «Cumplimos todas las normas -asegura-, llevábamos mascarilla y no nos abrazamos. Pero mi hermana nos reunió para darnos la noticia de que estaba embarazada». Al principio tuvo síntomas leves y «pensaba -dice- que a mí no me daría fuerte, sino poquito, que pasaría sin más. Acabé en Urgencias». Tras varias visitas, test, fiebre en alza y días sin energía encerrado en su casa, el 1 de octubre, su padre, el doctor, acudió a visitarle y le dijo: «Arréglate, que nos vamos». Entró en el hospital privado de El Rosario donde ejerce el progenitor y casi no lo cuenta. Saturaba oxígeno al 84, comenta, y por debajo de 95 no respiras por ti mismo . Los indicadores de la infección estaban por las nubes. Dos veces saludó a la muerte, se deduce de su relato, deslavazado durante la entrevista en una salita del nuevo hospital Isabel Zendal. «Es muy raro saber que van a respirar por ti y te hace recordar lo que peleaste por esas máquinas meses atrás». Aquel desgaste, aquel desafío.

«Claro que el mío no fue uno de los respiradores comprados, porque tuve la suerte de que me ingresaran en el hospital de mi padre, pero recuerdo que en la UCI miraba los respiradores y solo pensaba en que ojalá hubiesen salvado muchas vidas y en que ojalá estuviese yo ahí poco tiempo porque tenía que acabar el Zendal».

Alejo Miranda en los almacenes del Hospital Isabel Zendal JAIME GARCÍA

77 pacientes Covid

El 16 de octubre volvió a la vida. Estuvo doce días en coma . Ingresó con neumonía bilateral, aún tiene erosiones en los pulmones y se sabe cuando sube las escaleras del nuevo hospital. Con él llegamos a la segunda planta, donde hay 5 pacientes de UCI ingresados. Fernando Prados, director gerente del hospital, confirma que hay 55 pacientes por Covid en las nuevas instalaciones, aunque pocos días después se eleva a 77 . 153 enfermos han pasado por aquí.

«Los trabajadores de las UCI son un equipo de elite. Recuerdo mucho las palabras de mi ángel, Vicky, y su equipo, al que le agradeceré siempre su excepcional profesionalidad. “No muerdas el tubo, te lo estamos sacando, todo va a salir bien”». Un ángel reincidente, pues ella misma había salvado 13 años antes a la madre de Alejo de otra dolencia grave . «En la habitación de El Rosario -prosigue el director general su estancia- se veían las grúas del Zendal, como cuando me asomaba a las tres webcam instaladas para comprobar el transcurso de las obras. Entonces, miré el móvil y vi los cientos de mensajes llegados. Sabes que eso es lo que importa». El de Díaz Ayuso animaba a sus padres, porque sabía que Alejo «se iba a “poner bien, porque tenía que estar” en la inauguración de la que ya era también su obra». Había wasaps de Mariano Rajoy, Ruiz Escudero, Cristina Cifuentes y Pablo Casado, con quien trabó una buena relación «antes de todo esto», matiza.

Consciente de las críticas que han removido las obras del Zendal, reprueba que el centro está «terminadísimo» y que la situación se ha revertido, puesto que los profesionales que no quisieron inicialmente ir a trabajar como voluntarios «lo hacían por desconocimiento, no por ideología» y ya hay quienes se presentan para hacerlo. Ahora trabajan 600 profesionales en sus interminables pasillos . «Es uno de los hospitales más seguros del mundo; nos hemos copiado del Ifema, pero lo hemos mejorado. En Ifema no hubo ni un solo contagio y se pusieron en 36 horas mil camas para evacuar los hospitales más saturados. Este hospital de pandemias luego servirá para ayudar en otras emergencias en Madrid, será un hospital de apoyo. Esto se va a usar». Alejo sigue cantando algunas bondades. « Cada 5 segundos se renueva el aire de cada pabellón , venir a trabajar aquí es hacerlo a un lugar seguro. La vocación de salvar vidas es la misma aquí que en cualquier hospital», subraya.

Alejo remarca en su discurso una y otra vez la importancia y la fe en el equipo. «Hubo quien me bromeó, diciendo que los seis integrantes de mi equipo lograron avanzar más en el Zendal mientras estuve enfermo. Han luchado codo por codo. Mi experiencia en una de estas camas me ayuda -señala los boxes-, porque ahora sabes de qué va exactamente esta película».

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