Fractura anglicana por el voto hoy sobre la ordenación de mujeres como obispos

Dos décadas después de la aprobación por la mínima de su ordenación como sacerdotes, el gran encuentro anglicano inició ayer la primera de tres jornadas en un clima de división ante el voto que marcará el futuro de una comunión que reúne a casi 80 millones de fieles, repartidos sobre todo en Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Australia y África.

Desde que, en 1975, el Sínodo General anglicano acordara que "no existen objeciones fundamentales a la ordenación de mujeres", la cuestión ha avanzado en los debates de esta iglesia sembrando el camino de divisiones. Al tener una estructura de decisión descentralizada, las iglesias anglicanas de Estados Unidos, Canadá o Sudáfrica ya ordenan "obispas". Ahora, la decisión de la Iglesia de Inglaterra tendrá un peso importante en el devenir de la cuestión a nivel global.

El hombre que asumirá en enero el llamado "trono de San Agustín" como nuevo arzobispo de Canterbury, Justin Welby, ha anunciado públicamente que dará su "sí" a la ordenación, en una decisión que, de salir adelante, podría fracturar gravemente la comunidad anglicana. Será Welby, un exdirectivo de la industria energética educado en Eton y en Cambridge , deberá gestionar, una vez tome el relevo del actual "papa" anglicano, Rowan Williams, una nueva cicatriz en una comunidad religiosa muy dividida entre las corrientes más progresistas y conservadoras por el papel que homosexuales y mujeres deben jugar en la vida de la iglesia.

La minoría evangélica tradicionalista, que dejaba sentir su parecer en la carta publicada por "The Times", ha unificado fuerzas con los sectores del llamado anglo-catolicismo, contrarios también a la ordenación. "Se dice a menudo que somos sexistas y misóginos. No es así. Consideramos que los argumentos han sido tergiversados por el movimiento feminista. No es una cuestión de igualdad. Por supuesto que todos somos iguales ante Dios", declaran en la web de Forward in Faith (Adelante en la Fe), uno de los grupos más tradicionalistas del anglo-catolicismo (el anglo-catolicismo es una corriente tradicional dentro de la Iglesia de Inglaterra fiel a la doctrina y liturgia católica, cuya importancia ha fluctuado mucho desde la ruptura con Roma de Enrique VIII).

Los sectores más progresistas de la Iglesia anglicana, entre los que se incluye el arzobispo de Canterbury saliente, Rowan Williams, han lanzado una campaña online y en las redes sociales en torno al lema "Yes2WomenBishops" (sí a las mujeres obispo). Las mujeres suponen ya un tercio del clero de la Iglesia de Inglaterra. En un intento de apaciguar el enfrentamiento interno, la abadía de Westminster celebró el lunes una vigilia de oración entre las 7 y las 10 de la noche, "para prepararnos para el debate sobre mujeres obispo en el Sínodo General".

La aprobación de tan revolucionaria medida requiere una mayoría de dos tercios en cada uno de los tres colegios que componen el Sínodo: obispos, clérigos y laicos. Es en este último grupo donde se encuentran mayores resistencias, y donde se espera una votación más ajustada. El encuentro anglicano se clausurará mañana con el discurso de despedida del propio Williams.