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El Vaticano reconoce el martirio de un obispo asesinado en el Genocidio Armenio

Flaviano Michele Melki, muerto en 1915 por negarse a convertirse al islam, podría ser beatificado a finales de este mes

Daniel Iriarte

El Vaticano ha reconocido este fin de semana como mártir al obispo Flaviano Michele Melki , caído durante las grandes matanzas de la población cristiana del Imperio Otomano ocurridas hace un siglo. Melki, el obispo siro-católico de la región de Yezireh y miembro de la Fraternidad de San Efrén, fue asesinado el 29 de agosto de 1915 al negarse a convertirse al islam , en un intento de dar ejemplo a su comunidad. Ahora, el Papa Francisco ha considerado que su muerte constituyó un acto de martirio.

El obispo «desempeñó un rol fundamental a la hora de animar a la gente a defender su fe contra las dificultades de la época , durante las persecuciones del Imperio Otomano», declaró el postulador de la causa para la beatificación de Melki, Rami Al Kabalán, a Radio Vaticano. El Patriarcado de Antioquía de la Iglesia Católica Siria ha anunciado la celebración de una ceremonia de beatificación a finales de este mes en Harissa, en el Líbano, presidida por el Patriarca Mar Ignatius Youssef III Younan, y a la que asistirá el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.

Yezireh, la actual ciudad turca de Cizre, en la frontera entre Turquía, Siria e Irak, fue escenario de algunas de las peores masacres de cristianos otomanos acaecidas aquel año, en su mayoría armenios, pero también miembros de otras minorías como los asirios o hablantes de arameo. Aunque a menudo estos hechos son agrupados dentro del llamado Genocidio Armenio, algunos historiadores los consideran un suceso aparte, debido a que las matanzas de asirios no se produjeron por orden del gobierno central otomano sino por iniciativa de los líderes tribales y políticos locales.

El pasado abril, el papa Francisco desató las iras de Turquía al emplear el término «genocidio» para referirse a este episodio histórico, en el que perecieron alrededor de un millón de armenios. La postura oficial de Ankara es que estas muertes no fueron consecuencia de un intento planificado de exterminar a los cristianos otomanos, sino la trágica consecuencia de una mala planificación en unas deportaciones que se habían vuelto necesarias durante el transcurso de la Primera Guerra Mundial . «La declaración del Papa está lejos de la realidad», aseguró el Ministro de Exteriores turco, Mevlüt Çavusoglu.

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