Corea del Sur espera al Papa
El jueves inicia su viaje al país con más bautizos del mundo, cien mil anuales solo de adultos
JUAN VICENTE BOO
El pasado verano, el Papa Francisco sorprendió al mundo desde Río de Janeiro por su exuberante sintonía con tres millones de jóvenes en la playa de Copacabana. Ahora, del 13 al 18 de agosto , sorprenderá a los católicos presentando a Corea del Sur como ... el mejor ejemplo de «Iglesia de los laicos». El dinámico país ultratecnológico asiático lidera el mundo con cien mil bautizos de adultos cada año.
Cuando era un jesuita joven, Jorge Bergoglio pidió ir de misionero a Japón, pero el prepósito general Pedro Arrupe no se lo permitió porque habían tenido que extirparle parte de un pulmón. Aquel joven con corazón misionero ha seleccionado Asia para sus tres primeros viajes como Papa. La Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro había sido fijada por Benedicto XVI. El primer viaje decidido por Francisco tuvo como etapas Jordania, Palestina e Israel el pasado mes de mayo. Ahora viaja a Corea, y el próximo mes de enero se pondrá en camino hacia Sri Lanka y Filipinas.
El próximo miércoles, el Papa emprenderá un vuelo nocturno de 12 horas hasta Seúl, donde iniciará la jornada del jueves reuniéndose con la presidenta, Park Geun-hye. Por la tarde tendrá un encuentro con los 35 obispos de la península de Corea, pues el cardenal arzobispo de Seúl, Andrew Yeom Soo-jung es responsable del territorio de Corea del Norte, donde no dejan entrar a sacerdotes y llevan décadas persiguiendo despiadadamente a los cristianos.
Jornadas con los jóvenes
El viaje del Papa tendrá aspectos geopolíticos desde la noche del miércoles, pues durante el sobrevuelo de Ucrania, Rusia y China enviará telegramas a los respectivos presidentes. Su telegrama a Xi Jinping será la primera comunicación pública al presidente de un país que oprime a la Iglesia «clandestina», la que es enteramente fiel a Roma.
Pero el viaje del Papa Francisco no es político sino espiritual y sus grandes ejes reflejan las prioridades de su pontificado. En primer lugar, es un encuentro con los jóvenes del continente más poblado del planeta, que celebran en Daejeon la Jornada Asiática de La Juventud. El Papa les ha dado una primera cita en el santuario de Solmoe el 15 de agosto por la tarde, después de la misa de la fiesta de la Asunción de Maria, que celebrará por la mañana en el estadio de futbol de Daejeon, la ciudad de mayor tradición católica en el país y cuna de Andrés Kim Daejeon, el primer sacerdote coreano y el primer mártir. Fue canonizado, junto con otros 102 compañeros, por Juan Pablo II en su primer viaje de 1984, al que seguiría un segundo en 1989. Su familia contaba ya once mártires, incluido su abuelo y su padre, cuando Kim decidió ir a Macao para estudiar y ordenarse sacerdote. Volvió a Corea y fue ejecutado en 1946. Tenía sólo 25 años.
El ejemplo de los diez mil mártires de Corea, un país al que trajeron el cristianismo los laicos que fueron a buscarlo a China, dominará el viaje del Papa, quien beatificará el sábado en Seúl a 124 mártires de la «primera generación». El Papa pondrá el ejemplo valiente de los mártires ante los ojos de los jóvenes de Asia y de los cristianos de todo el mundo, precisamente cuando arrecia la persecución y martirio de cristianos en Irak, Siria y Nigeria.
Cristianismo dinámico
El Santo Padre invitará a los laicos de todos los países a imitar el dinamismo de los coreanos, verdadero motor en los movimientos y las parroquias. Corea del Sur, es el número uno mundial en bautismo de adultos: cien mil al año, a los que se añade el bautismo de unos veinticinco mil niños. Los católicos suponen el 10 por ciento de sus 50 millones de habitantes, pero su objetivo para el 2020 es el llamado «20-20»: llegar al 20 por ciento del total. El único país de mayoría católica en Asia es Filipinas , pero el más dinámico es Corea del Sur.
Como en todos los viajes, el Papa se reunirá con discapacitados y enfermos. Esta vez añadirá una plegaria en el «Jardín de los Niños Abortados» de la gigantesca residencia de recuperación de Kkottongnae, la «Colina de las flores». Allí saludará a Lee Gu-won, un misionero sin brazos ni piernas, que arrastra con su entusiasmo.
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