EE.UU. desata la «guerra al carbón»
La Agencia para la Protección del Medioambiente presenta un plan para reducir las emisiones de CO2 un 30% hasta 2030
javier ansorena
Ya no hay dudas de que el medio ambiente y la sostenibilidad serán los caballos de batalla de Barack Obama en la recta final como presidente de EE.UU. Ayer, la Agencia para la Protección del Medio Ambiente (EPA, en sus siglas en inglés) ... presentó una propuesta que reducirá las emisiones de CO2 de las plantas térmicas en un 30% para 2030, en comparación con los niveles de 2005.
«El cambio climático, alimentado por la contaminación de CO2, dispara los riesgos para nuestra salud, nuestra economía y nuestro estilo de vida», aseguró ayer en el anuncio la directora de la EPA, Gina McCarthy.
La propuesta será una pieza vital del Plan de Acción Climática, presentado el año pasado por Obama, y, a buen seguro, se enfrentará a un dura batalla política y con la opinión pública. Una de sus prioridades serán las más de 600 plantas energéticas alimentadas con carbón, que son la mayor fuente de emisiones de CO2 del país. El plan requerirá del cierre de plantas y de la reconversión energética del país, por lo que todo hace indicar que desatará una «guerra del carbón», sobre todo en los estados más dependientes de esta fuente de energía.
Esta propuesta será con probabilidad la última gran apuesta de Obama para atajar el cambio climático y hacer de esta lucha un capítulo clave de su legado. El presidente ha requerido a la EPA que confeccione una redacción definitiva de la normativa para junio de 2015. Después, los estados tendrán un año para adaptar la ley en sus respectivos sistemas.
Energía renovable
Según McCarthy, el plan será viable porque «los objetivos de cada estado se adaptarán a sus propias circunstancias, y los estados tendrán flexibilidad para alcanzar sus objetivos en la forma que más les convenga». Así, en vez de cerrar plantas de inmediato, los estados podrán reducir sus emisiones con la implantación de sistemas de energía renovable o la compra y venta de derechos de emisión entre estados.
La EPA asegura que la normativa tendrá un coste anual de entre 7.300 y 8.800 millones de dólares, pero que sus beneficios económicos estarán entre los 55.000 y 93.000 millones a lo largo de su implementación. Además, cita otros beneficios: se evitarán 6.600 muertes prematuras, 150.000 ataques de asma en niños y 490.000 días perdidos de colegio o trabajo.
Pérdida de puestos de trabajo
Los enemigos de una reducción drástica de emisiones ven otra película : la Cámara de Comercio de EE.UU. dijo la semana pasada que un plan de este tipo subirá el precio de la electricidad, eliminará puestos de trabajo y ralentizará la economía, todo con un coste de 50.000 millones de radio. El senador republicano por Wyoming, Mike Enzi dijo el pasado sábado que Obama tiene como objetivo «matar al carbón y sus 800.000 puestos de trabajo».
Scott Segal, un abogado que trabaja para la firma Bracewell & Giuliani, que representa a buena parte de las compañías del carbón y que llevará esta propuesta a los tribunales, aseguró a «The New York Times» que el plan «está diseñado para atacar la capacidad de la energía convencional de proveer electricidad fiable y barata, lo que podría dañar seriamente desde las economías domésticas hasta los empleos industriales».
EE.UU. desata la «guerra al carbón»
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