Papa Francisco: «Mi encuentro con Bartolomé I fue el momento culminante del viaje a Tierra Santa»

Ante más de ochenta mil personas que acudieron a la audiencia general, el Papa añadió que «el otro objetivo de esa peregrinación era impulsar en esa región el camino hacia la paz. La paz se construye artesanalmente. No hay industrias de paz».

En un viaje repleto de momentos estelares, el balance del Papa ofrece la clave para comprender el alcance de cada aspecto en una tierra problemática a más no poder. El Santo Padre destacó que en Jordania «he dado las gracias a las autoridades y al pueblo por su esfuerzo en la acogida de numerosos refugiados que llegan de las zonas de guerra», especialmente el millón trescientas mil personas venidas de Siria en condiciones durísimas.

El Papa se confesó «conmovido por la generosidad del pueblo jordano» y, como ya hizo en Ammán, insistió en que «ese esfuerzo humanitario merece y exige el apoyo constante de la Comunidad internacional».

La clave de la paz en la región es resolver de modo justo el conflicto palestino-israelí, y el Papa señaló que «por eso he invitado al presidente de Israel y al presidente de Palestina, que son ambos hombres de paz, a venir al Vaticano para rezar conmigo por la paz ». Toda la plaza de San Pedro estalló en un gran aplauso, que se repitió un momento después, cuando el Santo Padre añadió: «Por favor os pido que no nos dejéis solos. Rezad mucho para que el Señor nos de la paz en esa Tierra bendita».

El intensísimo viaje le permitió también «confirmar en la fe a las comunidades cristianas que sufren mucho y manifestarles la gratitud de toda la Iglesia por mantener la presencia de cristianos en todo Oriente Medio».

El Papa confesó que «he querido llevarles esperanza, pero también la he recibido yo. La he recibido de esos hermanos y hermanas que ‘esperan contra toda esperanza’, como escribió Pablo a los Romanos, en medio de tantos sufrimientos». Aunque se le notaban las huellas del tremendo esfuerzo, el Papa estaba feliz. Su sonrisa al saludar a cada persona era más espléndida que nunca.