Ricardo Blázquez parte como favorito para presidir la Conferencia Episcopal

Eso fue precisamente lo que sucedió en las elecciones de 2005 cuando monseñor Ricardo Blázquez, obispo de Valladolid, se alzó con la presidencia de la CEE pese a obtener menos votos que el cardenal Rouco. En esa ocasión el arzobispo de Madrid obtuvo 51 de los 52 votos que exigía su reelección, mientras que Blázquez fue elegido presidente con 40 de los 76 votos emitidos entonces.

En las siguientes elecciones, en 2008, el cardenal Rouco Varela volvió a recuperar la presidencia de la CEE y el obispo de Valladolid fue elegido para la vicepresidencia, cargo que ostenta desde entonces. Esta situación le valió ser el primer presidente que no repitió en el cargo después de su primer mandato. Ahora puede haber llegado la hora de resarcir aquella vieja deuda. «Hay un consenso bastante generalizado de que salga Blázquez», comentan a ABC fuentes cercanas a la Casa de la Iglesia. El obispo de Valladolid es «una persona muy inteligente, humilde y no vive sino para ayudar y servir a los demás», ponderaba el cardenal Carlos Amigo ante la posibilidad de que la Plenaria (de la que él no forma parte) lo elija como presidente.

Pese a que Blázquez parte como favorito todo puede suceder en estas elecciones. El obispo auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino, solía repetir que «las sorpresas siempre son posibles» en las elecciones de la Conferencia Episcopal y más en esta ocasión en que los dos únicos cardenales que forman parte de la Asamblea Plenaria, Rouco Varela y el arzobispo de Barcelona, Lluis Martínez Sistach, están a la espera de que el Papa Francisco les acepte su renuncia como arzobispos.

De hecho los nombres que suenan con más fuerza para presidir la CEE, coinciden también con los candidatos a suceder al cardenal Rouco en la archidiócesis de Madrid. Entre ellos, el arzobispo castrense, Juan del Río; el obispo de Valencia, Carlos Osoro, el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, y el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez. Se trata claramente de un tiempo de transición, mientras la Santa Sede no sólo define en qué manos quedarán dos de las diócesis más importantes de España, sino también el destino del cardenal Antonio Cañizares, quien ya ha manifestado al Papa su intención de regresar a nuestro país. Mientras eso no ocurra, el prelado valenciano no es miembro de esta Asamblea Plenaria por lo que no puede elegir ni ser elegido en ningún cargo.

Aunque las normas dejan sin opciones a Rouco para la presidencia de la CEE, el cardenal seguirá formando parte del Comité Ejecutivo, uno de los máximos órganos de decisión del Episcopado. Los estatutos fijan que el arzobispo de Madrid es miembro nato de este organismo, al igual que el presidente, el vicepresidente y el secretario general. El resto de los miembros serán elegidos durante esta Asamblea Plenaria. Actualmente forman parte del Ejecutivo monseñor Asenjo, Juan del Río; el arzobispo de Pamplona, Francisco Javier Pérez y el arzobispo de Santiago de Compostela, Julián Barrio. Todos podrían repetir en el cargo, ya que solo llevan un trieno, sin embargo, tras las elecciones pasarán de ser cuatro a tres, ya que el cardenal Rouco se incorpora como arzobispo de Madrid restando una plaza.

En las elecciones epicopales nadie se postula para los cargos. Son los propios obispos quienes en una votación de sondeo deciden quienes son los prelados que pueden optar a la presidencia. Finalizada esta sesión, el martes por la tarde, comenzará un «periodo de murmuraciones» en la que los prelados comentan las candidaturas y aunan apoyos en favor de unos o de otros. El miércoles tendrá lugar la votación propiamente dicha. El elegido deberá hacerse con la mitad más uno de los votos.