Turquía clasifica a sus ciudadanos en secreto conforme a códigos étnicos

Lo ha descubierto el diario «Agos», el principal medio periodístico de la comunidad armenia en Turquía, y lo ha hecho casi por accidente, al hacerse eco del caso de una madre armenia que se topó con la clasificación al tratar de matricular a su hijo en una escuela de esta minoría. Según la legislación turca, a las escuelas de las comunidades minoritarias solo pueden asistir los miembros de estos grupos étnicos o religiosos.

La mujer era en realidad una conversa por matrimonio, y por lo tanto registrada como «musulmana» en su partida de nacimiento, por lo que se produjo una cierta confusión en el registro censal. Y al tratar de clarificarlo, los representantes legales de la familia se toparon con esta clasificación.

El resto de la prensa turca no ha tardado en hacerse eco del asunto. Un funcionario del registro censal explicó ayer al diario «Radikal» que la clasificación se hizo para «permitir que las minorías hagan uso de sus derechos tal y como establece el Tratado de Lausana», el acuerdo con las potencias vencedoras de la Primera Guerra Mundial que estableció la base fundacional del moderno estado turco. La división establece que los griegos tienen el código 1, los armenios el 2, y los judíos el 3. No hay categorías para otras minorías étnicas, según el funcionario.

Dado el contexto turco, el asunto ha levantado ampollas. La comunidad armenia tiene muy presente las matanzas de 1895 y especialmente las de 1915, cuando cientos de miles de armenios –hasta un millón y medio, según algunas fuentes- fueron deportados de las grandes ciudades a los desiertos de Siria y masacrados en el camino. Y en 1955 se produjo un importante pogromo antigriego en Estambul, en el que murieron cientos de propiedades de griegos fueron atacadas. Murieron unas en torno a dos decenas de personas, pero el incidente provocó el éxodo de decenas de miles de griegos; la población griega de Turquía pasó de 120.000 a apenas 7.000 personas.

La situación de las minorías ha mejorado mucho desde entonces, especialmente, según coinciden todos los observadores, desde la llegada al poder del Partido Justicia y Desarrollo (AKP) de Recep Tayyip Erdogan hace una década. Pero persisten los viejos odios en algunos sectores sociales: el pasado marzo, un tribunal condenó a cinco meses de prisión a unos manifestantes turcos por enarbolar una pancarta en la que se leía «Todos los armenios sois unos bastardos» .

Por ello, la revelación de la existencia de este registro ha provocado escalofríos. «Si es cierto, es fatal. Debe ser examinado. Llevaré el asunto a la agenda del Parlamento», declaró ayer Sezgin Tanrikulu, vicepresidente del principal partido opositor, el Partido Republicano Popular (CHP), al diario «Hürriyet Daily News». Por su parte, Altan Tan, diputado del Partido Paz y Democracia (BDP), de base kurda, aseguró que «si hay algo así en marcha, es un gran desastre. Que el estado perfile a sus propios ciudadanos basándose en la etnia y la religión, y lo haga en secreto, es una gran catástrofe».