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«Un país que se cierra al talento se está cerrando al crecimiento económico»
Santiago Íñiguez de Onzoño, presidente de IE University y decano de IE Business School
«Un país que se cierra al talento se está cerrando al crecimiento económico»
Es la primera escuela de negocios de Europa, según el último ranking elaborado por el Financial Times . El IE Business School es uno de los centros de referencia para el talento, dentro y fuera de nuestras fronteras. De hecho, una de las claves ... de su éxito es su gran dimensión internacional. El decano de esta institución desde 2004, Santiago Íñiguez de Onzoño (Madrid, 1962), lo expresa con claridad: para crecer en un entorno hostil como el actual hay que apostar por el talento más emprendedor. Empezando por pequeñas medidas que, si se adoptan de forma urgente, pueden comenzar a allanar el camino de sectores como el de la educación.
-¿Han notado un cambio en las expectativas o exigencias de los alumnos a raíz de la crisis?
-La realidad es que la mayor parte de nuestros alumnos, cuando terminan su programa, buscan ofertas de trabajo fuera de nuestras fronteras. En primer lugar, porque España, como casi toda la UE, está todavía muy cerrada a la concesión de visas de trabajo a emprendedores o directivos. Justo lo contrario de lo que hacen los países que intentan atraer el talento de más nivel, como EE.UU., Australia o Chile, una de las economías que más ha crecido en América Latina en los últimos años. Un país que se cierra al talento se está cerrando al crecimiento económico. Y España, debido en parte a la crisis y al desempleo, se ha cerrado al talento internacional.
-Es el mismo problema que tiene la universidad española para captar alumnos extranjeros, por la falta de convalidación de títulos.
-España es destino favorito de alumnos internacionales. Somos también el destino preferido de graduados internacionales, solo por detrás de Reino Unido y Francia. Las universidades españolas podrían atraer a miles de estudiantes de todo el mundo. Y esto tiene un impacto económico, no se trata solo de llenar las aulas. En Reino Unido, hasta hace poco, la educación superior era el cuarto sector más importante de su economía en ingreso de divisas. España podría hacer lo mismo. ¿Qué lo impide? La burocracia, la regulación... Es urgente que el Ministerio de Educación elimine todas las trabas que reducen la competitividad de nuestro sector universitario. Es además un tema que se podría resolver de la noche a la mañana, por decreto ley. Y en el que creo coinciden todos los agentes sociales.
El Gobierno puede eliminar por decreto ley las trabas burocráticas que reducen la competitividad de la universidad española»
-¿Podríamos convertir el “turismo universitario” en un sector fuerte para nuestra economía?
-Sin duda alguna. Hablamos además de un turismo de larga duración. Un estudiante que viene a España establece con el país unos lazos afectivos, emocionales y culturales que se mantienen a lo largo de su vida: volverá de vacaciones, invertirá en empresas españolas, quizá adquiera una segunda propiedad, enviará a sus hijos para que estudien aquí... Se trata de una relación enormemente provechosa desde el punto de vista cultural, pero también desde el económico.
-¿Produce rechazo a la sociedad española plantear la educación como una oportunidad de negocio?
-Más que plantearlo como la búsqueda del negocio, hay que plantearse su sostenibilidad. Para crear un modelo educativo universitario sostenible necesitamos generar distintas fuentes de financiación. Es lo que hacen ya todas las universidades en países de nuestro entorno. Ingresos por matrículas, subsidios del estado, donaciones, deportes, merchandising... Es decir, no se trata de explotar el negocio en el sentido más capitalista del término, sino de crear un modelo sostenible que permita generar más ingresos para invertirlos a su vez en investigación, mejores equipamientos, más becas para alumnos con talento...
-Y de explotar una red de centros universitarios sobredimensionada, si tenemos en cuenta la curva demográfica española.
-Sí, pero este no es un fenómeno exclusivo de España, también en otros países (sobre todo en Europa) se prevé una mayor concentración de la oferta educativa. No obstante, es una razón adicional para abrir las puertas a alumnos extranjeros. Aunque insisto: no estamos yendo con la urgencia y la celeridad que haría falta para eliminar las trabas burocráticas.
-La reforma educativa que prepara el ministro Wert, ¿cree que va en ese sentido?
-Todo apunta a que sí, pero, por poner un ejemplo: sigue sin haber un acuerdo de reconocimiento de la doble selectividad con EE.UU. O con los países del Golfo, cuyos alumnos están becados por su Gobierno para estudiar en el extranjero. Hay más de 50.000 estudiantes saudíes repartidos por las universidades de todo el mundo, pero muy pocos vienen a España.
-¿Por qué es tan difícil acometer esas reformas? ¿Qué es lo que se pierde para que no compense hacerlas?
-Sinceramente, creo que es falta de voluntad. Y no digo que sea deliberada, pero se necesita tomar la decisión de hacerlo. El Ministerio está dando pasos en este sentido, pero tiene que diferenciar entre los cambios que pueden resolverse ya y los que es necesario discutir con más calma en el entorno académico.
-¿La falta de previsiones positivas, un año más, nos está frenando a todos, gobierno, empresarios, sociedad?
-Posiblemente, la gravedad de la situación económica tiene un efecto paralizador. Pero nosotros, como escuela de negocios, hemos seguido creciendo, abriendo mercado. Hace falta mirar con decisión hacia el futuro y no quedarse hipnotizado con los problemas. En el mundo empresarial lo importante es lo micro, y eso es lo que empresarios y ministros deberían hacer, olvidarse de lo macro, para eso ya está el ministro de Economía.
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