El comercio ilegal expolia los últimos santuarios del planeta

El comercio lucrativo a costa de las especies de plantas y animales más vulnerables -o a punto de serlo- fue el punto de partida de la décimosexta reunión de la Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres ( CITES ), que hasta el pasado día 14 reunió en Bangkok a los delegados de 177 países. Su objetivo: revisar las reglas que rigen el comercio de algunas de las especies más carismáticas, explotadas y de mayor valor económico.

En esta cita se pusieron sobre la mesa 70 propuestas procedentes de 50 países para mejorar la conservación y el uso sostenible de especies marinas (incluyendo varias especies de tiburones) y de especies maderables, así como de las poblaciones de elefante africano de Tanzania, las vicuñas de Ecuador, las tortugas de agua dulce, ranas, cocodrilos, plantas ornamentales y medicinales y muchos otros animales y plantas. Además, esta reunión debía responder a cómo combatir de manera más eficaz el comercio ilegal de marfil de elefante y cuernos de rinoceronte, y a la propuesta de prohibición de comercio de productos del oso polar. Finalmente, se aprobaron 55 propuestas, nueve fueron rechazadas y seis retiradas.

La primera victoria llegó el primer día de la reunión y sin necesidad de votación. La presión ejercida por una potente campaña internacional del Fondo Mundial para la Naturaleza ( WWF ), iniciativa a la que se sumaron estrellas de Hollywood como Leonardo DiCaprio, llevó al país anfitrión, Tailandia, a comprometerse a modificar sus leyes para prohibir el comercio doméstico de marfil. Y es que este país del sudeste asiático posee el dudoso reconocimiento de ser, junto a China, el principal mercado mundial de venta de productos hechos con «marfil de sangre», según denuncian las organizaciones ecologistas.

Finalmente, y ya en el plenario, se votó y se aprobó reforzar los sistemas de vigilancia mundial para hacer frente al comercio ilegal de marfil, con la obligación de hacer pruebas de ADN a los cargamentos de marfil que se incauten para determinar su origen, entre otras medidas. Según los datos de WWF, el tráfico de marfil internacional ha llegado a la cota más alta de la historia y superó las 40.000 toneladas en 2012, una cantidad que costó las vidas de unos 30.000 elefantes.

Unos 600.000 elefantes sobreviven en África gracias a los programas de protección, una cifra escasa comparada con los millones que había en la década de 1960, pero significativa si se tiene en cuenta que es el animal más deseado por los cazadores furtivos por su preciado marfil. También se abordó la conservación del elefante asiático, proponiendo el desarrollo de una estrategia que debería estar lista el próximo mes de noviembre.

El tráfico de marfil era sin duda el plato estrella de esta reunión, justo el año en que se celebra el 40 aniversario de esta convención de la ONU, que en este tiempo ha catalogado unas 35.000 especies de animales y plantas para regular su comercio internacional y evitar que afecte a la supervivencia de estas especies. Pero en esta ocasión las especies marinas dieron la sorpresa. Así, por primera vez, cinco especies de tiburón y dos de mantas han entrado a formar parte del apartado que restringe el comercio de especies no amenazadas con la extinción. En la anterior reunión, hace tres años, se votaba la inclusión en este apartado de 8 especies de tiburón y todas fueron rechazadas por países asiáticos, con Japón y China a la cabeza.