Así trabaja el IAPH a la hora de restaurar una imagen devocional como la Macarena
Román Fernández-Baca, quien fue director del instituto durante casi treinta años, explica a este periódico los protocolos y directrices que se deben seguir en las intervenciones
Los pasos para 'recuperar' a la Macarena: primero el informe y luego, los plazos
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Iniciar sesiónLa hermandad de la Macarena tiene por delante la misión de reponer a la Virgen de la Esperanza al estado anterior a la intervención del equipo del profesor Arquillo. Tras los retoques realizados el pasado fin de semana después de que los ... hermanos y devotos manifestasen su consternación por el aspecto de la imagen, la hermandad pidió sendos informes a Pedro Manzano, Fuensanta de la Paz y el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH).
Si bien cada uno de ellos tiene su propia metodología, a la hora de restaurar una imagen religiosa como la Esperanza Macarena coinciden en aspectos como el necesario análisis previo a la intervención o los plazos pausados y más prolongados que los que acostumbra a emplear Arquillo cada vez que toca a las imágenes titulares de la corporación de la Madrugada.
Román Fernández-Baca, quien fuera director del IAPH entre 1990 y 2018, explica a este periódico cuál es el protocolo establecido por el instituto a la hora de actuar sobre un bien de carácter religioso como son las imágenes devocionales de las hermandades y cofradías. Señala que se parte de una premisa básica como es la de «conocer antes de intervenir». En el caso de la Macarena, Fernández-Baca precisa que «es fundamental un conocimiento exhaustivo del rostro de la Virgen y de las intervenciones afectadas».
El proceso de restauración de una imagen «no es una cadena de montaje», de forma que no se puede ir deprisa si se quieren evitar resultados indeseados o que no se ajusten a lo que se esperaba, como ha ocurrido con Arquillo, cuyos trabajos apenas han durado cuatro o cinco días y que han dado pie a una imagen distorsionada de lo que los hermanos y devotos recordaban. Por ello, el exdirector del IAPH aboga por «tener tranquilidad y sosiego suficiente con los plazos para intervenir con precisión». Destaca además que el caso de la Macarena es un proceso que ha usado materiales y técnicas reversibles —como se estableció en la Carta de Venecia para la restauración y conservación de monumentos y sitios en 1964—, por lo que es cuestión de paciencia y de hacer las cosas paso a paso.
Conocer previamente el impacto
Fernández-Baca señala que las obras de carácter religioso son, por un lado, bienes materiales, y por otro, inmateriales, tanto por su aspecto cultural como cultual. Por ello, a la hora de intervenirlos, hay que tener en cuenta que el impacto de cualquier actuación sobre el valor inmaterial de la obra debe ser previamente evaluado, algo que el IAPH lleva haciendo desde 1992. Por ello, a juicio de su exdirector, y como aún hoy rige en la institución, es «absolutamente imprescindible» determinar el grado de impacto de la actuación de antemano, de forma que no se toque a la imagen «hasta tener claro qué se va a hacer con la mirada de la imagen, la policromía, etc.». De ahí la importancia del análisis previo y el proyecto de intervención, que debe contar con el visto bueno de la corporación: «Normalmente hay acuerdo y consenso general, aunque a veces hay debate al respecto».
Una vez se ha determinado cómo van a ser los trabajos y el alcance de los mismos, y cuentan con el beneplácito del propio equipo y de la institución contratante, en este caso la propia hermandad de la Macarena, es cuando los técnicos se ponen manos a la obra, como ocurrirá cuando la corporación de San Gil disponga de los informes y la evaluación correspondientes y, con todas las cartas sobre la mesa, pueda comenzar la restauración, que en ningún caso será de la breve duración de las últimas intervenciones a las que ha sido sometida la Macarena desde que el equipo de Arquillo.
No se debe ir con prisa
El instituto considera en todos estos casos que las imágenes devocionales son obras excepcionales y, por tanto, hay que tratarlas con una especial delicadeza al entran en juego la afectividad y los sentimientos de los devotos. Así, no se apresura con la realización de la evaluación inicial para ponderar los posibles perjuicios a la imagen, ni en comenzar los trabajos sobre la imagen hasta que no haya un acuerdo sobre lo que hay que hacer.
Por todo ello, en este momento en el que muchos hermanos y devotos comienzan a sentir impaciencia acerca de cuándo comenzarán las labores de restauración de la Virgen y cuánto se extenderán en el tiempo para devolverla a su fisonomía anterior, Fernández-Baca incide en la importancia de no tener prisa, ir con calma y ser «responsables con lo que tenemos entre manos», no recomendando que se vuelva a tocar a la Macarena hasta que se conozcan los informes, se evalúen como corresponde y haya consenso en torno a las actuaciones que se van a desarrollar. Esa es la metodología con la que el IAPH lleva más de tres décadas trabajando con resultados que están a la vista en todo tipo de obras religiosas, destacando imágenes de una importancia artística y devocional tan grande como la Esperanza de la Trinidad, el Cristo de la Expiración del Museo o la Virgen de la Estrella.
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