La capilla de los Marineros, de iglesia anglicana a almacén de carbones

Hay que remontarse al terremoto de Lisboa de 1755 , el cual produjo que se arruinara la parroquia de Santa Ana, para que la hermandad de la Esperanza hiciera los primeros movimientos para tener una capilla propia. Hubo un traspaso mediante escritura pública tres años después de dos casas en actual calle Pureza, consiguiendo en 1759 la licencia para iniciar las obras que duraron casi seis décadas . Existe una descripción de principios del siglo XIX, escrita por Justino Matute, en la que dice que la capilla de los Marineros era de primorosa fábrica, decentes retablos, e imágenes ricamente adornadas. Bermejo, en 1882, apuntó que la adornaban cinco altares, venerándose en el principal el Señor, San Juan y Santa María Magdalena , situándose la Virgen de la Esperanza en el retablo lateral del lado de la epístola.

Cuando la corporación vuelve en los años 60, adquiere el retablo del convento de la Merced de Osuna , el cual se había derrumbado. Hubo reticencias de que saliera del municipio ursaonense , pero por un decreto del Cardenal Bueno Monreal, finalmente pudo colocarse en la capilla. En el documento, se dice que la corporación tiene el altar en propiedad. El templo se amplió en dos fases: la primera entre 2003 y 2006, hacia donde está en la actualidad el altar de San Juan; y la segunda, entre 2008 y 2010, donde ahora está el Señor de las Tres Caídas. Hubo obras de mejora en 2014 en la zona de la sacristía y, tres años después, se inauguró el museo devocional de la Esperanza de Triana. Tras más de tres siglos de historia y de avatares de todo tipo, la capilla se ha convertido en un lugar que acoge uno de los referentes devocionales de Sevilla.