De San Pedro a San Juan de Letrán: Roma se llena de cofrades de todo el mundo para celebrar el Jubileo
La basílica de San Pedro despidió ayer al Cachorro con un traslado solemne y San Juan de Letrán acogió el acto de bienvenida a las hermandades
Así se ha despedido el Cachorro de la basílica de San Pedro
Sigue en directo la previa de la Gran Procesión de Roma con El Cachorro y la Esperanza de Málaga

La estampa ya es historia. Pasarán las décadas y la imagen del Cristo de la Expiración junto a la Virgen de la Esperanza de Málaga en esa capilla nada más entrar en el mayor templo de la cristiandad a la izquierda estará guardado en ... los anales de las cofradías de Sevilla. En la basílica de San Pedro, delante del cuerpo incorrupto del Papa San Pío X y frente por frente a la tumba de Juan Pablo II y la Piedad de Miguel Ángel, estuvo tres días el Cachorro.
Ayer, cuando la Santa Sede dio inicio al Jubileo de las Cofradías que tendrá hoy el gran colofón con la procesión que pasará junto a los Foros Imperiales, el Coliseo y el Circo Máximo, se vivió en San Pedro la jornada más concurrida. Cientos de sevillanos y malagueños que ya están en Roma se citaron durante toda la mañana para encontrarse con el Cachorro y la Esperanza. Allí acudió hasta Diana Navarro, que interpretó cantó dos saetas, una a cada imagen.
Las dos imágenes expuestas en veneración sorprendieron a la mayoría de los turistas, que no esperaban encontrarse con estas dos tallas que despertaban una gran expectación. Tanto es así que había más público congregado delante del Cachorro y la Esperanza que ante el baldaquino de Bernini, la tumba de los papas o la Piedad.
El adiós con un traslado
Pasadas las cuatro de la tarde llegaba la hora del adiós. El Cristo de la Expiración se despedía del corazón del Vaticano con la basílica aún abierta al público, siguiendo el ceremonial impuesto por la Santa Sede. Los hermanos bajaron al crucificado de la peana donde había permanecido desde su llegada para trasladarlo a hombros por el interior de las naves de San Pedro. Fue un recorrido solemne y profundamente emotivo para los hermanos, que lo calificaron como «inolvidable» por la sobriedad del cortejo, el respeto litúrgico del entorno y la emoción contenida.
El Cristo, al igual que la Virgen de la Esperanza, fueron trasladados por la noche en camión hasta el tinglado que está instalado en la plaza de Celimontana, desde donde saldrán hoy en procesión. Ayer, los priostes y floristas remataban el exorno del paso del Cachorro y el trono de la dolorosa.
San Juan de Letrán
Al mismo tiempo, cientos de peregrinos de todo el mundo se reunían en la basílica de San Juan de Letrán, donde se tuvo lugar el acto de apertura y bienvenida del Jubileo de las Hermandades. Cofrades con túnicas de todos los colores y tipos, procedentes de varios países, con sus medallas al cuello, acudieron a la Catedral de la que en unos días tendrá que tomar posesión como obispo de la capital italiana el nuevo Papa León XIV. No fue el caso de los españoles. Apenas hubo peregrinos del Cachorro ni de la Esperanza de Málaga -la mayoría de ellos permanecieron junto a las imágenes-. Tampoco asistió el alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, aunque sí lo hizo su homólogo malagueño, Francisco de la Torre, que presenció desde la primera fila un acto descafeinado, donde un grupo de jóvenes con banderas de varias decenas de naciones las ondearon durante la interpretación del himno del congreso y hasta bailaron una danza.
Una hora duró esta recepción, en la que intervinieron los organizadores del evento, como Paloma Saborido, coordinadora de la procesión de este sábado, que exaltó con ímpetu el carisma y la importancia de las hermandades: «Las cofradías han sido la única tradición del pueblo sin distinción de clases , de edad ni de sexo».
El acto en San Juan de Letrán estuvo presidido por el vicario auxiliar de la diócesis de Roma y asistente de la Conferencia Episcopal italiana para las hermandades, monseñor Michele Pennisi. El prelado hizo un alegato en favor de la piedad popular, citando un texto del Papa Francisco y reconociendo la importancia que el nuevo pontífice le da a esta forma de vivir la religiosidad.
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