Seguridad Vial
El negocio del falso aspirante: 1.500 euros por hacer el examen de conducir de otro
La Guardia Civil detuvo hace unos días en Sevilla a otro suplantador, al que ya habían arrestado en anteriores ocasiones, que se disfrazó para tratar de engañar a los examinadores
Un agente irrumpe en mitad de un examen
La nueva ley de Tráfico que entró en vigor en marzo introduce un endurecimiento de las sanciones para aquellos que hacen trampas en los exámenes de conducir . La Dirección General de Tráfico (DGT) trata así de frenar una práctica muy extendida ... que ha generado en torno a ella organizaciones que se lucran con el dinero que pagan algunos por que les ayuden a aprobar la prueba teórica.
El negocio está tan consolidado que hay desde individuos que se ofrecen por redes sociales y actúan de manera individual suplantando al alumno, hasta grupos organizados que ofrecen al cliente tecnología para que sea él mismo quien se presente a la prueba pero con ayuda extra; lo que le garantiza prácticamente el aprobado.
El último caso destapado por la Guardia Civil se conocía esta semana. El Grupo de Investigación y Análisis de Tráfico (G.I.A.T) del Sector de Tráfico de Andalucía, en colaboración con la Jefatura Provincial de Tráfico de Sevilla, detenía a un hombre en el aula de exámenes de la Jefatura de Tráfico de Sevilla. Estaba realizado el examen teórico para recuperación de puntos, haciéndose pasar por otra persona. Había conseguido pasar el primer filtro al acceder a la sala porque se identificó con el DNI del aspirante suplantado.
Según detallan fuentes de la Benemérita, el detenido, que está siendo investigado por un delito de falsedad documental , se trata de un experto en este tipo de engaños. Ya había sido arrestado anteriormente en siete ocasiones pero a pesar de ello continúa incurriendo en la misma práctica. Reside en Madrid y esta última vez se desplazó a Sevilla para suplantar a un hombre. Pensó que al salir de su radio de acción habitual no sería identificado pero finalmente fue cazado. Se vistió con un mono de trabajo como si fuera un albañil con el fin de asemejarse lo más posible a la persona que lo había contratado, pero no le sirvió.
La práctica está tan extendida que se han creado grupos más o menos organizados que ofrecen sus servicios en internet
Tras ser detenido, quedó en libertad y es muy probable que vuelva a ofrecerse de nuevo como ha hecho anteriormente. Y es que las investigaciones de la Guardia Civil han revelado que estos falsos aspirantes pueden cobrar entre 1.000 y 1.500 euros por hacer el examen de otro. Unos ingresos que resultan muy atractivos cuando las consecuencias legales a las que se enfrentan no son graves.
Desde el Instituto Armado subrayaban tras la la última detención que estas conductas también acarrean otros problemas y también señalan a los clientes: «Afectan de forma clara y directa a la seguridad vial. Están intentando obtener o recuperar el permiso de conducir de forma fraudulenta, careciendo de los conocimientos teóricos necesarios para poder conducir, siendo la responsabilidad tanto del que se lucra como del suplantado, cometiendo ambos el mismo delito«.
Los famosos pinganillos
Precisamente, con los ojos puestos en los clientes, la última reforma de la ley de Tráfico contempla como infracción muy grave , sancionada con 500 euros, utilizar dispositivos de intercomunicación no autorizados reglamentariamente en las pruebas para la obtención y recuperación de permisos o licencias de conducción u otras autorizaciones administrativas para conducir o colaborar o asistir con la utilización de dichos dispositivos. En caso de ser sorprendido in fraganti, el aspirante no podrá presentarse de nuevo a las pruebas para la obtención del permiso en el plazo de seis meses .
Algunos 'kits' para copiar intervenidos por la Guardia Civil
La mención expresa a los dispositivos de intercomunicación se debe a la proliferación de pinganillos y cámaras camufladas para ayudar al aspirante a realizar el examen con éxito. La Guardia Civil ha descubierto a lo largo del país alumnos que recurrían a este sistema para copiar. Los casos destapados que presentaban un sistema más avanzado en cuanto a tecnología consistían en microcámaras que se camuflan en el dibujo de una sudadera o que se colocan junto al botón de una camisa o blusa y que son difíciles de percibir por el examinador. Esas cámaras están conectadas a través de telefonía móvil con otra persona que desde otro punto en el exterior, facilita las respuestas correctas al alumno, que las recibe a través de un diminuto pinganillo inalámbrico que lleva alojado en el oído.
En otras ocasiones, el sistema está menos perfeccionado y el alumnado realiza las grabaciones con la cámara de un teléfono móvil que lleva alojado en el pecho y tapado por la ropa. A la prenda que cubre el terminal se le abre un pequeño orificio para que el tejido no interfiera en la grabación. Un sistema un tanto rudimentario pero que si se lleva a la práctica es porque ha funcionado en alguna ocasión, como admiten fuentes consultadas de Tráfico.
Esos pinganillos pueden dar algún buen susto como ocurrió con una mujer que fue detenida a finales del año pasado, también en Sevilla. Estaba suplantando a otra persona en el examen de conducir cuando fue descubierta. Al intentar quitarse el dispositivo que llevaba en la oreja no pudo y tuvo que ser trasladada al hospital Virgen del Rocío para que le extrajeran el pinganillo. Según fuentes de la investigación, esta mujer ya había sido detenida en anteriores ocasiones por lo mismo.
Pocos meses antes de que se produjera este arresto, en Madrid fueron apresadas cuatro personas por usar el mismo sistema para copiar en los exámenes de conducir. La Guardia Civil los cazó in fraganti en mitad de un examen; mientras la suplantadora estaba frente al examen, los otros tres implicados iban facilitándoles las respuestas desde un coche aparcado en las inmediaciones. Cuando la Guardia Civil los sorprendió estaban consultando libros de test de Tráfico. El cliente les había pagado 1.000 euros.
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