El marino alemán que dirigió a la flota polaca

Tras el inicio de la Campaña de Polonia y la invasión, primero alemana y después soviética, la flota polaca ejecutó el «Plan Pekín», por el cual sus unidades escaparon hacia el Reino Unido, desde donde continuarían la lucha a lo largo de los siguientes años.

Ya sin buques de superficie que mandar, salvo algunas pequeñas unidades encargadas de obstaculizar posibles desembarcos alemanes, el vicealmirante Józef Unrug se unió a las fuerzas de tierra de la península de Hel, en donde continuaría la lucha hasta octubre de 1939. Tras la capitulación de Varsovia, decidió rendir las defensas de la península que habían resistido efectivamente a las fuerzas alemanas, en lo que se conoció como el Verdún de la Campaña de Polonia.

Internado en diversos campos alemanes de prisioneros durante la guerra ―incluido el famoso castillo de Colditz―, fue tratado, debido a su historial militar en la Marina Imperial alemana, con gran respeto, si bien siempre rechazó un trato diferente al de sus hombres y fue un ejemplo inspirador para las tropas prisioneras a su cargo. Liberado en 1945, se incorporó brevemente al organigrama de las fuerzas polacas en el exilio. Tras el fin de la contienda y la instauración del gobierno polaco comunista, decidió permanecer en el exilio, primero en Inglaterra y luego en Francia, donde moriría en un hospital para excombatientes polacos a principios de los años setenta.

Archivo Fernández-Xesta.