Cómo le afecta a tu cuerpo el calor extremo de 45ºC

Las altas temperaturas pueden provocar insolaciones y golpes de calor

El anticiclón 'Caronte' y la ola de calor disparan las temperaturas en una Europa que podría alcanzar los 50 grados

España pasa por su segunda ola de calor este verano Efe

ABC Salud

Temperaturas de hasta 42ºC de máxima se esperan en España este martes, en mitad de la segunda ola de calor en nuestro país este verano, que llega a su punto crítico con 13 comunidades autónomas bajo aviso por altas temperaturas y tres de ... ellas con aviso rojo. El caldo de cultivo perfecto para las temidas insolaciones o golpes de calor, que pueden ser muy graves, especialmente en personas mayores y niños pequeños, los grupos de mayor riesgo. También son más sensibles a las altas temperaturas aquellas personas que no están acostumbradas al calor extremo o a la alta humedad; los que están enfermos por otras causas o has sufrido lesiones, las personas con obesidad y los que practican ejercicio.

Para reaccionar a tiempo es fundamental conocer los síntomas. Los calambres musculares por el calor son la primera señal de alarma. Si continúas la exposición al calor y no se tratan estos síntomas, pueden conducir al agotamiento por el calor y luego insolación.

La insolación ocurre cuando el cuerpo ya no es capaz de regular su temperatura, y ésta sigue aumentando. Puede causar shock, daño cerebral, insuficiencia de órganos e incluso la muerte.

Cuando ya hay golpe de calor, los síntomas son fiebre mayor de 39ºC, a veces resistente a tratamiento y mantenida, malestar general , dolor de cabeza intenso, sensación de agotamiento, piel seca, muy caliente y enrojecida , sensación de náuseas o vómitos, inestabilidad al andar e incluso, si es muy intenso el cuadro, convulsiones o coma.

La temperatura ideal en nuestro organismo no debe superar los 37 ºC. Si se diera la situación de que nuestro cuerpo superase los 40 grados y el organismo fuera incapaz de eliminar este exceso de calor, nuestro sistema nervioso comenzaría a alterarse. Y si nos deshidratamos no podríamos sudar lo suficiente como para enfriar el cuerpo. Esto podría llevarnos a un golpe de calor.

Factores que favorecen el golpe de calor

  • Consumo de alcohol antes o después de una exposición al calor o a humedad alta.

  • No consumir la cantidad suficiente de líquidos cuando se está activo en días más cálidos o de altas temperaturas.

  • Cardiopatía.

  • Ciertos medicamentos, como por ejemplo: betabloqueadores, diuréticos, algunos medicamentos usadas en el tratamiento de la depresión, la psicosis o el trastorno de hiperactividad por déficit de atención (THDA).

  • Problemas con las glándulas sudoríparas.

  • Usar demasiada ropa.

En caso de sufrir un golpe de calor, hay que colocar al enfermo en un lugar con sombra , quitarle ropa para airearle y ponerle paños de agua fría en axilas, frente y pecho. Si está consciente, rehidratarlo con agua o bebidas isotónicas, elevando levemente la cabeza. Una vez se encuentre mejor, debe acudir a un centro de salud o al hospital para una valoración.

Si la persona está inconsciente, llame al 112 . No le dé bebidas porque podría sufrir un ahogamiento. Hay que colocarlo en posición de seguridad (acostado de lado y con piernas flexionadas) y poner paños de agua fría en frente, axilas y pecho.

Para evitar un golpe de calor, los expertos recomiendan beber más líquidos (agua, bebidas isotónicas o zumos), ligeramente fríos, evitando alcohol y bebidas calientes; llevar una dieta rica en verduras, hortalizas, sopas frías, evitando comidas muy calientes y bebidas alcohólicas; no practicar actividad física a horas extremas (nunca entre 12 del mediodía y las 19 horas); evitar exposiciones prolongadas al sol, buscando sombra con frecuencia o protegiéndose con gorra, sombrero o incluso con un pañuelo mojado; usar ropa con tejidos naturales (algodón...), ligera y holgada, de colores claros.

Es importante permanecer en espacios ventilados o bien acondicionados; utilizar las habitaciones más frescas de la vivienda y procurar bajar persianas y cerrar ventanas durante el día, abriéndolas por la noche para ventilar.; vigilar a las personas con mayor riesgo: ancianos, niños menores de 4 años y personas con enfermedades crónicas (hipertensos, diabéticos, cardiópatas, obesos...); y si aparcas el coche, no olvides en el interior animales, niños o ancianos sin abrir ventanillas, aunque sea para un corto espacio de tiempo.

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