Cómo dormir con el aire acondicionado puesto sin que afecte a tu garganta con estos sencillos pasos

La temperatura adecuada es clave para evitar la sequedad de la garganta mientras dormimos con el aire acondicionado encendido. Se recomienda mantener el termostato entre los 22°C y 24°C. Establecer un rango de temperatura óptimo nos ayuda a evitar extremos de frío que podrían contribuir a resecar nuestra garganta.

Un humidificador es un aliado perfecto para contrarrestar el efecto del aire acondicionado. Agregar humedad al ambiente ayuda a mantener nuestras vías respiratorias húmedas y confortables. Colocar un humidificador en la habitación o cerca de la cama durante la noche es una solución efectiva para combatir la sequedad en la garganta.

La limpieza regular del filtro del aire acondicionado es esencial para garantizar un flujo de aire limpio y saludable en la habitación. Un filtro sucio puede acumular polvo, alérgenos y bacterias que podrían irritar nuestras vías respiratorias y contribuir a la sequedad en la garganta. Por lo que se recomienda limpiar o reemplazar el filtro al menos una vez al mes.

Evitar que el flujo de aire frío se dirija directamente hacia la cama y, en particular, hacia el área de la cabeza, es una forma efectiva de prevenir la sequedad en la garganta. Colocar el flujo de aire en dirección opuesta o hacia el techo ayuda a evitar que el aire frío alcance directamente nuestras vías respiratorias mientras dormimos.

Mantenerse hidratado durante todo el día es fundamental para proteger la garganta de la sequedad causada por el aire acondicionado. Beber suficiente agua durante la jornada asegura que nuestras vías respiratorias estén hidratadas antes de dormir, lo que minimiza la incomodidad nocturna.

Es tentador establecer el aire acondicionado a su máxima potencia en las noches más calurosas, pero esto puede llevar a un ambiente excesivamente frío y seco. Por tanto, es preferible mantenerlo a una velocidad moderada o ajustar el termostato a una temperatura más alta para garantizar una humedad adecuada en el ambiente.

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Marina Ortiz

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Colocar un paño húmedo en la habitación cerca de la salida de aire del aparato puede ayudar a añadir humedad al ambiente. A medida que el aire atraviesa el paño húmedo, se humedece y proporciona una brisa más suave y cómoda, evitando que nuestras vías respiratorias se resequen.

Tener plantas de interior en la habitación puede ayudar a mantener la humedad en el ambiente. Las plantas liberan humedad a través de un proceso llamado transpiración, lo que contribuye a mantener el aire menos seco.

Colocar pequeñas ollas con agua caliente cerca de la salida del aire acondicionado. El calor hará que el agua se evapore, aumentando la humedad del ambiente y evitando que el aire seco afecte a nuestras vías respiratorias.

Incluye en tu dieta alimentos con alto contenido de agua, como frutas y verduras frescas. Esto ayudará a mantener tu cuerpo hidratado y favorecerá la lubricación de las vías respiratorias.

Tomar un baño de vapor antes de ir a la cama puede ayudar a hidratar las vías respiratorias y prevenir la sequedad en la garganta durante la noche. Permita que el agua caliente genere vapor en el baño y respire profundamente durante unos minutos para aprovechar los beneficios.

Cabe destacar que dormir con el aire acondicionado encendido puede ser una experiencia refrescante y placentera, siempre que tomemos las precauciones adecuadas para proteger nuestra salud respiratoria. Siguiendo estos trucos simples, como ajustar la temperatura adecuada, utilizar un humidificador o mantenerse hidratado, podremos disfrutar de noches frescas y reparadoras sin preocuparnos por la sequedad en la garganta, ya que cuidar de nuestra salud es esencial para obtener un sueño de calidad.