Una nutricionista explica por qué no debes comprar melón o sandía en el supermercado si está partida por la mitad: «Aumenta el riesgo de...»
Lo que puede parecer una solución perfecta podría representar un problema
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Melón y sandía son dos de las frutas que reinan en el verano y cuando más aprieta el calor. Ambas tienen múltiples bondades: un elevado contenido en agua, un 90%, además de ser una excelente fuente de vitamina A, vitamina C, potasio y betacaroteno, un ... pigmento orgánico que favorece el bronceado. Además otra característica de ambos alimentos es que al tener mucha agua, también tienen una alta capacidad diurética: nos ayudan a eliminar líquidos, algo muy recomendable en estos tiempos.
El consumo de cualquier fruta es fundamental para mantener una dieta sana y equilibrada, y existen muchas variedades en supermercados y fruterías. Para más facilidades está desde hace mucho tiempo en los estantes la fruta cortada. Ya sea por comodidad o falta de tiempo, muchos son los que optan por coger la cortada ante la entera.
Los errores de la fruta cortada
Sin embargo, lo que puede parecer una solución perfecta podría representar un riesgo para la salud de los consumidores.
Duna Nicolau, dietista y nutricionista conocida en redes sociales como Comiendo con Duna, ha compartido recientemente un vídeo en Tik Tok, en el que alerta de ello.
La exposición al aire, por tanto, hace que la fruta se oxide más rápido, perdiendo vitaminas y nutrientes y adquiriendo un sabor desagradable en muchos casos. Cuando la fruta conserva su piel, esta ejerce una función protectora sobre ella, lo que hace que no existan estos riesgos. Y así lo destaca Duna en la grabación, en la que hace hincapié en las dos frutas míticas del verano como son la sandía y el melón.
«He ido al supermercado y me he encontrado con esto: melones y medios melones, sandías y medias sandías. Tal vez muchos no vean nada raro, pero al ver eso, muchos se llevarán el melón cortado porque para uno solo es suficiente o porque no quieren un melón entero», comenta la experta. A pesar de la comodidad que estos productos pueden ofrecer, la nutricionista subraya que «puede ser un riesgo para la salud».
La principal preocupación es que la pulpa de la fruta está al descubierto. «Las frutas como el melón y la sandía tienen una protección natural que es su piel, la cual es especialmente gruesa debido a que estas frutas crecen en el suelo. Desde el momento en que se corta la fruta, comienza la proliferación de microorganismos, un proceso que puede verse acelerado si la fruta no se maneja adecuadamente. En el campo donde crecen, pueden desarrollarse microorganismos, y en el supermercado no siempre se garantiza una manipulación correcta de estos alimentos», advierte la experta.
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria también ha advertido sobre la menor vida útil de las frutas cortadas. Según este estudio, la acidez y el grado de madurez de la fruta juegan un papel crucial: cuanto más ácida y madura sea, mayor es el riesgo de deterioro y contaminación. En general, estos riesgos aplican a todo tipo de fruta cortada, aunque algunas son más sensibles que otras.
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