Una mujer se da cuenta con 38 años de que quiere casarse y tener hijos y culpa al feminismo de no haberlo hecho antes: «Me siento traicionada»

Se trata de Melissa Persling, quien cree que es culpa del movimiento igualitario de las mujeres que en su momento tomara la decisión de no tener hijos y divorciarse de su marido, influenciada por ideales que la empujaban a pensar en sí misma: «He sido egoista».

Su artículo trascendió a otros medios y este pasado martes fue entrevistada en Fox News, donde contó detalles de su historia y su visión:

«Me casé con 22 años con un hombre que quería una vida tradicional con niños y galletas caseras. Pero en aquel momento yo me sentía muy segura de que no quería hijos, de que no quería ser la mujer tradicional, sabía que quería tener una carrera y avanzar en ella. Estaba muy segura de que no iba a cambiar y supongo que me equivocaba», explica.

Tras sentirse «resentida» cuando su marido pedía «la comida hecha o la ropa lavada», decidieron poner fin a su matrimonio por objetivos vitales incompatibles y ella juró a su familia que no volvería a casarse.

«Necesitaba independencia, una carrera que me hiciera sentir plena y realizada, espacio para recorrer mi propio camino y no creo que el matrimonio cuadre en esa idea de vida. Estaba contenta de afrontar un futuro sin hijos, marido y todos los detalles de una vida tradicional», añade Persling en la entrevista a Fox.

Sin embargo, al cumplir 38, su vida, asegura, cambió: «Entré en pánico y empecé a pensar que iba a estar sola para siempre. me asusté. Escribí el artículo en parte para alertar a otras mujeres porque no quiero que se pierdan las cosas importantes de la vida por estar disfrutando de ellas mismas. No creo que eso te vaya a hacer feliz de verdad», relata.

La mujer, que reconoce que haber crecido en una familia de padres divorciados afectó a su visión sobre el matrimonio, culpa también al feminismo de su visión negativa de vivir en pareja.

«Me siento traicionada por el feminismo. No quiero culpar al movimiento del todo porque al final cada uno toma sus propias decisiones... Pero constantemente se nos ha dicho que las mujeres podemos hacer todo, que no necesitamos hombres... me encantaría poder atrás y decirles a todos esos profesores y consejeros y preguntas '¿qué querías decir con eso?', porque las mujeres no podemos hacerlo todo», sentencia.

Ahora ha encontrado una pareja estable en un amigo con el que había salido una vez en el pasado y ambos tienes planes de futuro: «No me importa si no vuelvo a ponerme tacones e ir a una fiesta, esas no son las cosas que importan. Os prometo, chicas jóvenes, que eso no os hará nunca felices», concluye, en una visión muy particular y contradictoria con su idea de que, al final, cada uno toma sus propias decisiones sobre lo que quiere y espera de la vida.