¿Por qué importan más unas desapariciones que otras? Un exdetective de la Policía responde

El caso de Madeleine McCann es uno de los más conocidos internacionalmente, llegando a alcanzar un gran impacto e interés mediático y público. Pero tanto niños como adultos siguen desapareciendo día a día, sin llegar a conocer la gran mayoría de los casos o sin que generen tanto impacto en la sociedad.

Pero ¿por qué sucede esto? Puede que se lo pregunten muchas personas y es que no es casualidad que unas desapariciones impacten o parezca que importan más que otras, incluso llegándose a recordar aún pasados muchos años. Un exdetective de Reino Unido ha hablado para el Daily Mail sobre las variadas causas que responden a esta cuestión.

El profesional es Neil Lancaster, de 58 años, que ahora vive en Escocia y escribe novelas, fue exdetective de la Policía Metropolitana y, después de una larga experiencia en la que ha intervenido e investigado en casos de desapariciones, puede indicar que no es «completamente cuantificable» determinar qué impactará a la sociedad y qué no respecto a desapariciones. Pero, según cuenta, si puede haber algunos factores que influyen.

Lancaster indica que, pese a que se reportan unas 190.000 personas desaparecidas cada año en el país, 70.000 de ellos niños, algunas de esas personas pueden estar protagonizando los telediarios por días pero otras apenas saldrán en un canal de noticias local.

El exdetective utiliza dos ejemplos de su país, el de Nicola Bulley y Graham Connell, quienes desaparecieron en circunstancias parecidas pero que causaron reacciones muy distintas entre la opinión pública. Con Nicola Bulley los ciudadanos se implicaron casi tanto como con Madeleine McCann, a lo que el experto achaca que no se trata tanto de una cosa concreta lo que llama la atención, si no una suma de condiciones.

«En primer lugar, Nicola era una mujer. Nos guste o no, este es un factor como probablemente se pueda evidenciar en otros casos de personas desaparecidas de alto perfil. Es un hecho que todavía existe en algunos un deseo innato de proteger a las mujeres más que a los hombres», cuenta al citado medio británico. A esto añade que Nicola era una madre de una familia normal como pueden ser muchas otras, algo con lo que la gente puede sentirse identificada y empatizar.

Lancaster indica que otra de as claves es que el misterio debe desconcertar a la gente: «En tercer lugar, y posiblemente lo más importante, su desaparición simplemente no tenía sentido». Esto hace que las personas que siguen el caso empiecen a intentar resolver el enigma y buscar respuestas ante las cosas extrañas que rodean a la desaparición, incluso aunque las primeras conclusiones indicaban que podría estar muerta.

Comparándolo con Graham Connel, quien también desapreció cuando salió a correr con su perro, cuenta que apenas nadie se preocupó por este caso ni trascendió tanto como el de Nicola Bulley, con condiciones similares en su desaparición.

El exdetective añade más factores que afectan, esta vez, a los recursos que la policía y otros organismos ponen a disposición del caso: «La evaluación del riesgo es el factor más importante en los casos de personas desaparecidas», explicaba. Un ejemplo claro es que se incidirá más en un caso en el que la persona desaparecida tuviera antecedentes suicidas o que se trate de un niño pequeño que no puede valerse por si mismo y no ha ido al colegio.

«Es desafortunado para mí aceptar que uno de los factores más importantes en el nivel de respuesta de la policía a una persona desaparecida es el riesgo para la reputación», continuaba indicando. «A los oficiales de alto rango realmente no les gusta que los critiquen, y si ven que un caso particular está atrayendo mucha atención de la prensa, entonces es mucho más probable que se desplieguen recursos significativos». Esto se podría traducir en que, si el caso se hace famoso o impacta mucho en el público, empezando a resonar en las redes sociales o la opinión pública, puede que la policía ponga más esfuerzos en intentar dar con el desaparecido.

Además, indica la mala influencia de que «ahora todo el mundo se cree detective», desacreditando los trabajos de los investigadores y poniendo al público en contra de la verdad, creando bulos y teorías que, normalmente, son erróneas. «Esto crea más líneas de investigación que hay que examinar, que a menudo carecen de fundamento y, en ocasiones, son maliciosas», determinaba Neil, después de años trabajando con la policía.