El hábito antihigiénico que la mayoría de las personas hacen al despertarse: «Estamos dando cobijo a...»

Una de ellas es la de hacer la cama al levantarse, un acto que no todo el mundo cumple a rajatabla por falta de tiempo o de ganas. Muchas personas llevan años convenciéndose de que no es necesario colocar las sábanas en su sitio a primera hora de la mañana si va a volver a deshacerse esta noche y, en parte, tienen algo de razón.

Aunque se considera que el hábito de hacer la cama puede ser beneficioso desde el punto de vista psicológico, pues nos ayuda a activarnos y a mejorar en nuestra organización diaria, lo cierto es que hacerla antes de tiempo también puede ser perjudicial y antihigiénico. Así lo explica un estudio de la Universidad de Kingston, en Reino Unido, que recoge por qué esta rutina puede facilitar la aparición de microorganismos como los ácaros.

Según explica esta investigación, al hacer la cama nada más levantarnos podemos propiciar un entorno ideal para que estos ácaros, que nos causan picores, alergias, sarpullidos y empeoran nuestra calidad de sueño, se reproduzcan con mayor frecuencia. Estiman, de hecho, que una cama promedio puede albergar hasta 1,5 millones de ácaros del polvo doméstico, que se alimentan de escamas de la piel humana.

Cada vez que nos acostamos, esta piel se nos cae y los ácaros se la comen, lo que favorece su reproducción. Por esto mismo, al colocar a las sábanas pocos minutos después de levantarnos y sin dejar que nuestra cama se haya ventilado para que estos desaparezcan, los expertos de la Asociación Médica Canadiense consideran que les «estamos dando cobijo y una situación idónea para sobrevivir». De hecho, estos pueden llegar a vivir un mes aproximadamente y, durante ese periodo, pueden poner alrededor de un centenar de huevos.

La cosa cambia si, en su lugar, dejamos la cama deshecha durante unos minutos para que esta se ventile y elimine la humedad de las sábanas. Según estas investigaciones, estos ácaros no pueden sobrevivir en las condiciones que se dan en una cama sin hacer y, si seguimos esta rutina a diario, se deshidratarán y eventualmente morirán, según comentaba el investigador Dr. Stepehn Pretlove.

Para evitar que estos ácaros proliferen, es necesario airear la habitación y dejar la cama sin hacer al menos durante unas horas. Además, es necesario llevar una buena higiene con las sábanas de casa y cambiarlas al menos una vez a la semana para después lavarlas o secarlas en un programa de temperatura de más de 55°C que permita que estos insectos mueran.