Unos gemelos siameses explican cómo es su realidad al compartir cuerpo: «Pensaba que no tenía corazón»

Los dos, que acaban de cumplir 25 años, acudían hace unos días a 'Club 113', el podcast presentado por Goorgo, Nil Ojeda y Werlyb, para hablar de esta extraña alteración física y de cómo funciona en su caso concreto. Durante la charla, los tres entrevistadores quisieron conocer más a fondo cómo se mueven con soltura los siameses y también cómo perciben las sensaciones al tener otro cuerpo con el que comparten algunos órganos.

Según han explicado José Luis y José Armando, esta situación puede variar dependiendo de la zona en la que estén conectados los siameses, pues existen hasta 12 tipos de clasificaciones para catalogarlos (unidos por el pecho, por el abdomen, por la cabeza, por la columna vertebral...). En su caso, los hermanos ecuatorianos son gemelos isquiópagos, que son aquellos siameses que «están unidos del tórax o la pelvis».

A pesar de que se encuentran pegados el uno al otro, los dos tan sólo comparten «el hígado y los intestinos» y, a partir de ahí, el resto es de cada uno y completamente autónomo. «Por ejemplo, yo tengo mi pierna y él tiene la suya, son independientes», han contado en esta entrevista, explicando que no sienten nada de la pierna del otro.

Según cuentan, a partir del tórax, la pareja de siameses tiene una especie de «espina bífida» y es de esta separación de donde surgen sus dos cuerpos. Sin embargo, a pesar de que tienen estómagos separados, tan sólo tienen un recto, lo que cambia por completo la forma de defecar. «¿Lo sentís ambos?», han preguntado sus entrevistadores completamente asombrados, a lo que estos han respondido que «no». «A veces uno y a veces otro, va variando», han explicado.

La mayor particularidad con la que cuentan es que uno de ellos tiene lo que llamamos «dextrocardia», es decir, que tiene el corazón en el lado derecho, una condición que le hace prácticamente «único en el mundo»: «El pediatra, cuando nos hacía los chequeos médicos y nos ponía el fonendoscopio, pensaba que yo no tenía corazón. No tiene ninguna consecuencia, cuando hemos estado haciendo deporte o jugando a la pelota, lo he hecho de forma normal», han señalado los siameses.

A pesar de que puede parecer complicado desplazarse, lo cierto es los siameses de Ecuador han encontrado la forma perfecta para coordinarse con el paso del tiempo. Lo hacen con las manos y, gracias a esta sincronización, pueden andar con normalidad y también practicar deporte, aunque de manera muy distinta a lo que estamos acostumbrados.

Además, en caso de que sea necesario, cuentan con «un skate personalizado» que les permite trasladarse a mayor velocidad sin necesidad de depender de alguien.