En pleno agosto, uno de los meses más lucrativos para la restauración en España, la mayoría de baresy restaurantes se preparan para recibir a un gran número de turistas. Sin embargo, en Galicia, un pequeño bar ha tomado la insólita decisión de ... cerrar durante una semana en pleno auge de la temporada estival. Esta decisión, que podría parecer contraria a la lógica del negocio, tiene razones profundamente arraigadas en la experiencia y el desgaste tanto físico como mental de sus responsables frente a los turistas, en especial los madrileños.
Según un mensaje publicado en las redes sociales el pasado 8 de agosto, el Puerto Martina Baar, ubicado en Mera, ha decidido cesar su actividad desde el pasado 12 de agosto hasta el 19 de agosto, justo cuando se espera una gran afluencia de turistas, especialmente durante el puente del 15 de agosto. La razón principal de este cierre temporal, según sus propietarios, no es otra que la necesidad de evitar la «marabunta de turistas» que, lejos de beneficiarles económicamente, acaba generando un desgaste considerable en el equipo de trabajo. En ese sentido, el polémico mensaje que publicaron en redes sociales, en el que mencionaban que «si cae una bomba en Mera quedan sin tontos en la Meseta», refleja la frustración acumulada ante «la prepotencia que atesora esta gente».
María, responsable del bar, explicó en una entrevista concedida al medio gallego 'Quincemil' que el tipo de turismo que están recibiendo «no nos enriquece, nos empobrece». Según la encargada, el turismo que solía llegar a Mera, especialmente de Madrid, ha pasado de ser un turismo de calidad a lo que ella describe como un «turismo de desgaste». Este cambio se nota tanto en el poder adquisitivo como en las actitudes de los visitantes, que ahora tienden a ser más exigentes, menos respetuosos y con un consumo mínimo, lo que afecta negativamente al negocio.
Las prácticas del 'nuevo turismo'
Por otro lado, la encargada describe cómo los turistas que se sientan en su terraza suelen pedir lo mínimo indispensable, a menudo ocupando mesas con muchas personas pero pocas consumiciones, y cómo este patrón se repite con una regularidad desgastante. «Se sientan seis personas en una mesa de la terraza y solo consumen dos o tres», comenta, subrayando la dificultad para gestionar este tipo de clientela. La situación es especialmente complicada por la noche, con jóvenesque intentan evitar mostrar el DNI para consumir alcohol, o grupos que piden «dos copas con cuatro vasos» para compartir entre varios. Este tipo de comportamientos, según María, no solo afecta a los ingresos del bar, sino que también genera un agotamiento físico y emocional en su equipo.
Por último, aunque María revela que no todos los turistas son iguales, lamenta que los veraneantes de hoy en día no son los mismos que los de hace 40 años, cuando Mera era un destino de veraneo para madrileños con un alto poder adquisitivo. Ahora, según explica, muchos de los hijos y nietos de aquellos turistas ya no cuentan con los mismos recursos, lo que ha transformado la dinámica del turismo en la zona. Este cierre temporal, lejos de ser una derrota, es para María y su equipo una forma de proteger su bienestar y el de su negocio, a la espera de que pase la temporada alta y puedan volver a atender a su clientela habitual, que es la que verdaderamente sustenta su actividad a lo largo del año.
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete