Eva Yerbabuena: «Mi cuenta atrás ha comenzado»

A sus 53 años, Eva Yerbabuena tiene en su poder la Medalla de Oro a las Bellas Artes, la Medalla de Andalucía, el Premio Nacional de Danza, cuatro Giraldillos de la Bienal de Flamenco de Sevilla y diez premios Max, entre otros galardones, que la sitúan entre las estrellas de la escena española e internacional.

'Al igual que tú' se estrenó en el Festival de Jerez en 2021. «Cuando lo montamos no había terminado ni la pandemia, de hecho, estábamos con restricciones de estar a una hora en casa y fue muy complicado».

La elección de Alfonso Zurro fue de la propia Yerbabuena. «A mí me parece que es un dramaturgo maravilloso y con un corazón enorme y un saber sentir increíble. Los textos que interpreta Maica Barroso son fantásticos. Hablamos en ellos desde la infancia hasta lo que estábamos viviendo y nos dimos cuenta de lo importante que es una casa, donde ocurre todo».

Asegura la bailaora que el flamenco no sólo se alimenta de flamenco, «sino de arte en general», e insiste en que ese viaje interior «me ha hecho crecer en muchos sentidos. Y no es que no se sufra, y eso que yo intento ponerme en la piel de los demás, y eso no es fácil, porque ahí no sólo se disfruta, sino que también se sufre. Ya lo dijo Simone de Beauvoir: 'La gente feliz no tiene historia'. Si yo tuviese que definir el flamenco, esa sería una frase para definirlo».

No cree que haya división en el flamenco entre lo jondo y lo que no. «En todo esto no hace daño quien quiere, sino quien puede. Yo tengo que decir que la persona que canta, baila y toca flamenco, eso no se lo puede quitar nadie. Es verdad que tú tienes una forma de crear tu espacio y de contar lo que te hace sentir ese flamenco dentro de tu espacio, pero a veces lo consigues y a veces, no. Y también hay gente que simplemente no pueden. Siento tener que decirlo. No tengo que achicar a un compañero artísticamente para engrandecerme yo. Si alguien sale y me espeluzna, pues así pasa. Con ese don se nace, y eso no puede evitarlo nadie. ¿Un flamenco más puro? Mire usted, hace muchos años a mí me quedó clarísimo. Cuando era joven me hicieron dudar, pero dígame, por qué es más puro».

Su encuentro y amistad con Pina Bausch aclaró sus ideas. «Ella me dijo: si tu corazón siente que tienes que hacer algo, no lo dudes. Y desde aquel momento, conociendo su metodología de trabajo, se me acabaron las dudas, porque cuando la vi para mí no hay arte más puro encima del escenario. Ella tenía el don. Una persona que es flamenca, aun cuando no baila, es flamenca. Además, yo lo que quiero es ver el sentir, no la técnica».

Tiene dos hijas, una la tuvo con 25 años y la segunda con 41 años. «En 2012 tuve que parar por el embarazo. A las seis semanas me dijeron que tenía que hacer reposo absoluto. Y fue maravilloso. A los 25 años no conoces el miedo, no eres consciente del riesgo que es un embarazo y de seis meses seguía bailando, incluso me fui a Francia y volví en autobús. Con mi segunda hija sí viví mi embarazo, y además me recuperé de otra manera. La vida no te lo quita todo».

Afirma que una de las personas que más la conocen es su marido, Paco Jarana. «Él me pregunta muchas veces de dónde saco la energía, y no lo sé. Quizás es el amor que le tengo a esto, no guardo secretos». Y sí, claro que ha tenido pocas ganas de bailar en ocasiones. «Alguna vez he estado mala, de dolores físicos, y pensaba, si tuviese dinero pagaba la denuncia del contrato y me iba para mi casa. Pero no sé qué tiene el escenario que lo pisas y todo se te olvida. Es como un milagro».

Dice que cuando mira hacia el flamenco piensa que tiene buena salud. «Depende, unos días está mejor y otros, peor. El arte y el artista a veces no estamos en las mejores manos que debiésemos estar. Y eso no es de ahora. Para que aparezca una persona que entienda cómo vive un artista..., es difícil. Quien se sienta en un despacho, programadores, políticos, etc., que son los que tienen en su mano apoyar la cultura, no se preguntan cómo viven los artistas del flamenco. Porque tú trabajas mañana y cobras no pasado, sino a los dos meses, y mientras tanto adelanta todo, IVA, hoteles, viajes..., y llega un momento que dices: 'Esto es insostenible'. Tener una compañía es un milagro. Hoy trabajamos por proyectos». A pesar de todo, intenta ser dueña de su propia carrera. «Paco y yo somos unos privilegiados, mandamos en nuestra hambre, pero es verdad que hay cosas por las que no voy a pasar», asegura.

Tiene a la crítica y al público a su favor. «Me expongo a miles de ojos que sienten de forma diferente. «No, no le tengo miedo al futuro. Tengo miedo al futuro de mis hijas. Yo con 53 años no voy a retirarme mañana, pero soy realista y mi cuenta atrás ha empezado. Quiero subirme a un escenario y darlo todo, pero con un mínimo muy alto. No quiero dar pena. Se lo digo a mi gente, no me dejéis, prefiero decir ha llegado el momento, irme y ya está. No hará falta ni despedidas. Yo no sólo disfruto bailando, cuando más disfruto es cuando estoy creando, como ahora que estoy haciendo una residencia con la bailaora Rocío Garrido».

Acaba de salir de un ensayo de toda la tarde, y para rematar la entrevista, sentencia: «Nunca he dicho 'soy artista', me da pavor. Soy bailaora, artista, no. Hay mucha gente y artistas aparecerán, no tengo dudas, pero aquella generación tan potente de artistas que yo pude conocer ya no está».