Los Compadres: «Hay que tener mucho peso para vivir en España, es un país muy complicado»

Alfonso Sánchez y Alberto López continúan de gira con tres espectáculos diferentes: 'Somos carajotes', 'Cosas de niños' y 'Homenaje a los Álvarez Quintero'; este lunes estrenan la segunda temporada de su programa en Canal Sur

Alberto López y Alfonso Sánchez son los Compadres María Guerra / vÍDEO: iNMA gUISADO

Encajar una entrevista con Alberto López y Alfonso Sánchez resulta una tarea complicada. Están en plena gira de otoño con tres espectáculos distintos, 'Cosas de niños' (el 27 de octubre en el Teatro Auditorio Riberas del Guadaíra), 'Somos carajotes' y 'Homenaje ... a los Álvarez Quintero', mientras compaginan el rodaje de la segunda temporada del programa de televisión 'Entre Compadres', que arranca este mismo lunes en Canal Sur. Además, Sánchez ultima su primer documental como director, 'Sembrando sueños' -dedicado también a los dramaturgos utreranos- y que será la cinta encargada de abrir la 49 edición del Festival de Huelva de Cine Iberoamericano el próximo 10 noviembre. Familia, redes sociales, el Betis... Se busca un hueco y, puntuales, acuden a la cita con ABC para hablar de todos estos proyectos y de una trayectoria que les ha convertido en los compadres de media España.

-El último espectáculo en estrenarse ha sido el de 'Somos carajotes'. Ya era hora de que alguien lo dijera.

-(RISAS) Alberto: Es un espectáculo directo contra tanta tontería. Ostras, no lo habíamos pensado. Sabemos que es un espectáculo que tiene sentido para nosotros, que tiene un porqué.

-Alfonso: Necesitábamos de alguna manera sentir esa catarsis, no a través del personaje, sino de nosotros, de estar encima del escenario y crear una especie de comunión con el público en la que dijéramos: 'nosotros somos carajotes, vosotros también, o sea, somos todos carajotes, pero lo bueno es que no estamos solos, vamos a ser conscientes de ello'. Nos unimos en la congregación del carajotismo para que luego si vas por la calle y ves a otro que está con la misma cara de agobiado y de puteado que tú, puedas decir: 'yo también me siento como tú, carajote'.

-Dice que necesitaban despojaros de un personaje y convertiros en Alfonso Sánchez y Alberto López... Habla de una catarsis.

-Alfonso: Muchas veces la gente nos ve como si no fuéramos personas. Pero somos personas normales, nos llegan notificaciones de Hacienda, nos hacen la fotito cuando nos pasamos de la velocidad, estamos en grupos de whatsapp, del cole, de las extraescolares, del trabajo. O sea, nos afecta todo, también lo que ocurre en el país. Este espectáculo es una manera de nosotros respirar eso encima de un escenario y tener ese contacto directo con la gente. No es lo mismo que contestar un tuit, es tener al público delante, estar con ellos y notarles y que ellos noten que estamos. Hay mucha gente que nos tiene un cariño muy grande, nos sentimos como los compadres de un país de 40 millones de personas.

-¿Podrían describir las causas del carajotismo?

-Alfonso: Partimos de una teoría biológica. Se piensa que la fecundación la consigue el espermatozoide más hábil, el más fuerte, el que está más preparado, pero eso realmente no es así.

-Alberto: Exacto, hay dos categorías, y al final fecunda el más pesao, el más carajote de la discoteca, el que al final, por aburrimiento, logra penetrar en la membrana del óvulo.

-Alfonso: Está claro que eso te marca ya genéticamente. A partir de ese momento empezamos a repasar todas las fases del carajotismo del ser humano, desde ese momento que es fecundado hasta que ya al final a calzón quitado va por el mundo dando vueltas. También influye la educación, la de tus padres, el nivel de carajotismo que tengan ellos. Va por fases, se trata de una disertación muy divertida de lo que es el carajotismo.

-¿Y decirnos quiénes son carajotes?

-Alfonso: Claro, para empezar nosotros. Después del éxito de los vídeos de Internet, hacemos nuestra primera película y decidimos taparnos la cara en el cartel.

-Alberto: Un día nos lo dijeron: tenéis 20 millones de visitas, habéis reventado la red en una época en la que no ocurría nada en YouTube más allá de vídeos de Madonna y gente cayéndose al suelo y ahora os tapáis la cara. Pero vamos, que siempre lo contamos en común, pero fue cosa de él (señalando a Alfonso entre risas).

-¿Pero pueden dar otros nombres?

-Alberto: Sí, hay gente de la que hablamos en el espectáculo, pero es sorpresa, que luego por escrito suena peor. Pero bueno... Hay un tipo que ha estado en seis o siete partidos políticos en los últimos años y es que es muy carajote. Desde el cariño.

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-Y 'Cosas de niños', ¿qué tiene que ver con Alberto y Alfonso?

-Alfonso: Tiene que ver básicamente en que somos padres. Es un espectáculo que llega en un momento muy similar para ambos, tenemos niños parejos de edad. Hemos hablado mucho sobre la crianza y sobre cómo nos ha ido afectando. A partir de ahí se nos ocurrió la idea de hacer un espectáculo que hablara sobre eso, sobre la educación, pero también de cómo la educación que hemos recibido al final nos afecta a nosotros y la transmitimos, muchas veces de forma equivocada. También hablamos de miedos y prejuicios. Para estructurar esta idea juntamos a dos padres que están obligados a verse en la sala de espera de una dirección de colegio. En ese rato vamos a descubrir a los dos personajes, y vamos a descubrir que están absolutamente polarizados.

-Alberto: La primera idea de 'Cosas de niños' surge en gira y coincide todo eso que nos pasa a nivel de crianza con el fin del bipartidismo en España. Ya sabíamos que el país estaba polarizado, pero a raíz de que surgen nuevos grupos vemos la matriz de lo polarizado. Hemos usado ese momento social y político para el espectáculo porque al final tiene que ver en la educación.

-Ahora más que nunca se aprecia esa polarización en nuestro país, la idea de las dos Españas.

-Alfonso: Se me pone el vello en pie. Es brutal. Lo pienso y flipo. Nosotros empezamos a escribir el espectáculo en el verano del 2019 y estuvimos trabajando los ensayos en plena pandemia, solos, sin saber siquiera si lo íbamos a hacer. De repente verte tres años después y que el espectáculo parece que se escribiese ayer, es una pasada. Es cierto que en nuestra trayectoria siempre hemos ahondado mucho en nuestro país, en lo que somos, en esos extremos que tiene y que al final componen un país muy peculiar. Hay que tener mucho peso para vivir en España. Es un país complicado. Con el documental sobre los Álvarez Quintero nos hemos dado cuenta de que los conflictos de entonces son muy parecidos a los de ahora.

-Alberto: Menos mal que vivimos en un país soleado, alegre y con buena gastronomía. Si no, imagínate... Nos salva un poco eso.

-Alfonso: No hay un bueno y un malo en el espectáculo. Una seña de identidad de nuestro trabajo es que nunca juzgamos a los personajes que hacemos, ya sean atracadores de banco, vividores, narcotraficantes, lo que sea. No se trata de justificar a un personaje, sino de no juzgarle.

-Alberto: De humanizarle.

-De hecho, una de las claves de sus espectáculos es que consiguen que el público empatice con cada personaje...

-Alberto: Eso al final se lo da el público. Es bonito llegar a un lugar y empatizar con algo que no esperabas. Eso mola y eso nos ha ido saliendo poco a poco y es algo que no hemos tocado, sobre todo en el apartado más compositivo de toda la obra. Y es muy impresionante también ver cómo personajes tan dispares como Los Compadres, Culebra, Cabeza, tienen algo que te hacen simpatizar con ellos.

-Alfonso: Y tienen incongruencias como todos los seres humanos y nos pasa a todos un poco. Porque muchas veces es verdad que tratamos al público de una manera muy infantil y yo creo que no, que el público, aparte de ser soberano y equivocarse muy poco, es muy inteligente y merece ir a un teatro y poder reflexionar y tomar sus decisiones. Y si no le ha gustado decir que no le ha gustado. Fíjese, si antes nos tiraban tomates...

-¿Esa labor de empatización, la hacen de forma consciente?

-Alberto: Es un estilo, en el arte hacer las cosas de manera consciente yo creo que te catapulta a un fracaso absoluto. Tú creas tu estilo, tú eres fiel a tu origen, a tu idea y vas componiendo. Luego se trabaja en casa, luego compartes, luego borras, tachas, luego pones, luego quitas. Yo creo que trabajar para agradar es un error.

-Me refería sobe todo al intento de conciliar posturas.

-Alfonso: Al final es verdad que en todas las obras, pelis y vídeos que hemos hecho hay una voluntad conciliadora. ¿Al final quiénes son los niños? Son los niños las hijas que están esperando o son los niños Toño y Gonzalo (los padres protagonistas), que al final son fruto de una educación, de una sociedad, de una serie de movidas que los ha llevado a ser lo que son y ellos mismos se replantean realmente si están equivocados o no, incluso si eso que ellos son al final está de alguna manera influyendo negativamente en sus hijas. Eso al final es lo que buscamos, la humanidad de los personajes. Yo creo que si todos habláramos desde la humanidad, evidentemente no habría tanto extremismo, sería todo mucho más conciliador. Es una de las cosas bonitas del arte.

Perdona que me vaya de nuevo a los Álvarez Quintero, estoy un poco obsesionado con el tema. Ellos tomaron la decisión de contar la bondad del ser humano, trabajar en la belleza, no meterse en política de una manera decisiva. El público necesitaba esa medicina en un momento tan convulso como fue el principio del siglo XX, que acabó desencadenando en dos guerras mundiales y en un conflicto entre hermanos en España. O sea, yo creo que es un buen momento para parar y volver a pensar como niños y no con todo el bagaje que llevamos encima.

-Con humor entra todo de una forma más sencilla.

-Alberto: En 'Cosas de niños' hay momentos de risa y carcajada, carcajada general, pero no es un show sólo de humor. Lo que pasa que esos momentos cómicos ayudan. Ayuda mucho a digerir todo esto que estamos hablando y a que el espectador tenga esa conexión directa con los personajes. Sí, este espectáculo sin humor sería bastante duro y sería objeto de mucha crítica.

-En la película 'El mundo es vuestro' se reflejaba perfectamente la polarización ideológica. ¿No habéis recibido alguna llamada?

-(RISAS) Pensábamos que sí, pero no sé cómo lo hacemos que siempre lo esquivamos. Siempre pensamos que nos van a detener, pero al final no. No porque, vuelvo a lo mismo, no tomamos partido por nadie, intentamos hacer un fresco de lo que hay y al final hay gente que tiene más sentido del humor que otro. Durante la promoción de 'El mundo es vuestro' decíamos que con la que damos a uno y otro lado, si nos buscaban para lincharnos nos daba tiempo a escondernos.

«Hay que distinguir entre la obra artística y los actos de provocación. Siempre que surge la sombra de la autocensura pensamos que vamos por el camino correcto»

-Es otro tema de actualidad, la sombra de la censura en determinadas manifestaciones artísticas. ¿Cómo les afecta a los Compadres?

-Alberto: A nosotros nos afecta que censuren el arte en general. Pero no nos ha tocado ningún tipo de censura. Creo que tiene mucho que ver también con la inteligencia que tengas a la hora de desarrollar tu obra. Hay una voluntad de estilo, una voluntad de denunciar algo, pero con mucha clase, con mucho sentido común y con mucha inteligencia. Al censor hay que regatearle y, si tú no lo haces, ahora mismo, tal y como está la cosa, te va a cazar.

-Alfonso: Y también que hay que distinguir entre la obra artística y los actos de provocación, que es distinto. Cada uno toma el camino que quiere. Un montón de veces hemos pensado: 'tío, con esto nos echan de Sevilla'. Y siempre pensamos que vamos a seguir por ahí. Siempre que surge la sombra de la autocensura creemos que vamos por el camino correcto.

-Alberto: Y si llega la censura, ¿quién sabe?, a lo mejor son el triple de funciones, fotos esposados...

-Llegamos al espectáculo homenaje a los hermanos Álvarez Quintero. ¿Cómo surgió?

-Alfonso: Es algo que se ha cruzado con nosotros gracias a Arturo Pérez-Reverte, que nos dijo que teníamos una unión con los hermanos Álvarez Quintero. Cuando lo pensamos se nos vinieron todos los prejuicios encima: eso es caspa, eso es rancio todo... Nos planteamos, ¿conocemos algo de los Álvarez Quintero, hemos leído algo de ellos? Nos dimos cuenta de todo ese prejuicio que había sobre ellos nos lo habían inculcado en la Escuela de Arte Dramático, nos lo habían inculcado desde las élites culturales de este país por una serie de motivos. Descubrimos la obra, empezamos a leer y nos dimos cuenta de que son unas composiciones teatrales de una calidad brutal al nivel de los más grandes dramaturgos de la historia de la literatura dramática, o sea, un entendimiento de la comedia, del ritmo, de los diálogos, una auténtica barbaridad.

-Alberto: Lo tienen todo en 20 páginas. La composición de los personajes, el lugar en el que se están relacionando, el conflicto de él, el conflicto de ella, el nudo, el desenlace, todo. O sea, está todo ahí, y además escrito en andaluz. A veces los guionistas de 'Allí abajo' nos ponían las cosas en andaluz y era muy difícil leer porque estaba mal escrito. Teníamos que pedirles que no lo hicieran y ya nosotros lo interpretábamos en andaluz.

Alfonso Sánchez continúa con su explicación sobre el proceso que le llevó primero a la obra de teatro y después al documental sobre los Álvarez Quintero el cual, asegura, debería exhibirse en todas las ciudades y colegios de Andalucía.

-Te encuentras con estas piezas escritas a principios del siglo XX y empiezas a investigar, a darte cuenta de que detrás de eso, además, hay una historia brutal de dos tíos que desde Utrera conquistaron Madrid. Tenían 14 obras simultáneamente en teatros de Madrid, fundaron la SGAE, forman parte de la Real Academia Española de la Lengua... ¡Qué poco conocemos nuestro pasado! Qué manía de innovar. Y volvemos a lo mismo. Al final, la política, va echando una losa encima de una obra brutal como fue la de los Álvarez Quintero, y de ahí surgió este homenaje.

-Hace unos años en este mismo periódico declararon que sentían que tenían las puertas de la televisión cerrada. Y ahora están a punto de estrenar la segunda temporada de un programa propio, 'Entre compadres'.

-Alberto: Me riñeron, todo el mundo me riñó pero, mira, al final sirvió. A veces hay que dar caña.

-¿En qué va a consistir estos capítulos?

-Alberto: Somos nosotros, la tribu de los Compadres, realizando oficios peculiares por Andalucía. Funcionan mucho aquellos que tienen un componente de riesgo, de artesanía o de antigüedad.

-Alfonso: Al final es meterte en su vida, no es solo venir a hacer la foto. Para nosotros este programa es vivir la experiencia y transmitir esa experiencia que estamos viviendo al público, aprovechando que somos como los compadres de todos. Es un viaje que estamos haciendo todo el equipo y está siendo una experiencia muy bonita.

-Alberto: Hay mucho de antropología en el programa, de todas sus capas, esta es la que más me interesa.

-Con la de cosas que hacemos los andaluces y todavía existe el prejuicio de que somos flojos...

-Alfonso Sánchez: Sí. Una de las cosas bonitas del programa es que mostramos la capacidad de trabajo que tenemos en Andalucía, pero mostramos también una cosa maravillosa y es que asumimos el trabajo con alegría. Y que, sobre todo, intentamos hacerlo en el menor tiempo posible para tener vida, para poder conciliar, que es algo fundamental.

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