Paz Pérez Ramos y Fernando García, dos generaciones de artistas y dos estéticas

Y por otra parte, concebida site specific para Espacio Derivado, Fernando García (Madrid, 1976) inaugura también una propuesta expositiva bajo el título de 'Los ensayos', con la que el artista ha iniciado una ruptura con su obra anterior centrada en la creación de instalaciones en favor de una investigación de montajes más planos dentro del espacio. Curioso que ambos artistas de diferentes estéticas y disciplinas se den cita en menos de veinticinco metros, en la señorial Plaza de del Cristo de Burgos de Sevilla.

Para el artista Paco Lara-Barranco, «el trabajo de Paz Pérez Ramos tiene un carácter esencial. Sobre todo es honesto. El hacer de Mari Paz es algo muy sui géneris y, por lo tanto, muy característico. Ella es una artista única y muy particular. Su obra es curiosa porque es virtuosa pero no lo pretende, y eso es maravilloso. Lo importante es hacer algo bueno y con sentido, pero sin pretenderlo, sino que salga, y su obra está cargada de una personalidad que en extremo es propia. En el camino de Mari Paz se observa que ha sido y está siendo, ante todo, coherente», dijo el también pintor.

La propia creadora dice que la muestra recoge una década, de 2006 a 2016. «En ese tiempo yo estudio y trato el tema de la reflexión de la luz sobre el relieve aprovechando como materia prima el papel. Mi interés sobre el papel deriva de la época en la que trabajé el textil, y el papel porque al estar compuesto de una fibra natural como la celulosa, es como una prolongación de las fibras vegetales que yo usaba. Por eso tuve que partirlo a mano, porque al partirlo sale el alma del papel y hace un contraste desde el punto de vista lumínico muy interesante. Yo quería que la luz hablara», comenta.

Ha hecho otras exposiciones como 'Color oculto' y 'La luz teñida', donde ha usado también el papel, en esta ocasión a mano y también a tijera. «Uno por uno, y cuando los agrupo hago sociedades, especies de cosas, de seres, de vegetales, donde cada individuo es parecido, pero todos son individuales. Yo quería hablar de la propia naturaleza». La elaboración de la obra de Paz Pérez Ramos es absolutamente artesanal y lo realiza incrustando la lámina de cartulina sobre el fondo, sin usar pegamentos.

Paz Pérez Ramos hizo en los años 80 tapiz contemporáneo, algo que llevó a cabo hasta finales de los 90. «Primero tejían, pero luego usaba lona y otros tejidos de la industria, pero siempre tejidos naturales. Ahora está muy de moda el textil, pero en los 80 era un clamor casi en el vacío».

El relieve, el color, las figuras y las formas son lo que le interesa a esta artista cuya delicadeza se traslada a la obra. «El papel es un material muy humilde, nosotros lo tiramos, lo manchamos y, sin embargo, tiene muchísimas posibilidades. He encontrado la expresividad del papel».

Dicen que siempre ha trabajado sola. «Mi formación no proviene de Bellas Artes, así que no he tenido compañeros de facultad, de ese mundo con el que pudiera hablar. Yo hacía algo muy distinto a lo que veía en los demás, y he seguido mi propia línea. Y me ha costado mucho trabajo, porque al no tener referencias ha sido muy laborioso. Ha sido una carrera en solitario, pero una cosa me ha llevado a la otra. Fui cogiendo confianza porque me imaginaba mi obra en el marco de las exposiciones a las que iba y entonces llegué a la conclusión de que no haría mal papel. Con ello fui intentando seguir con mi propia manera de actuar y sentir».

Su obra está en museos como el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, donde ha sido expuesta varias veces. «Mi intención no ha sido sobresalir, sino ejecutar lo que yo quería y evolucionar conmigo misma. No he llamado a ninguna puerta, ha sido la obra por si misma la que se ha abierto camino», dice Paz Pérez Ramos.

La muestra estará abierta al público hasta el próximo 31 de mayo.

En Espacio Derivado Fernando García ofrece una ruptura de su obra anterior, en la que las instalaciones y la escultura centraban su creación. La exposición se llama 'Los Ensayos' y la conforman una serie de pinturas que se han desarrollado de manera exclusiva durante los tres últimos años para este espacio de Sevilla.

Se nos informa al espectador que es conveniente mencionar un detalle relevante que surge en paralelo a la invitación a esta exposición: la necesidad del pintor de usar gafas para ver de cerca. Esta 'nueva condición' ha cambiado la percepción que García tenía sobre su propia obra, llevándolo a reconsiderar las formas y dinámicas con las que venía trabajando y a preguntarse cuál es la visión auténtica o real. Desde entonces trabaja con una mirada que replantea sacrificar sus propios procesos de creación en un intento por encontrar un modo capaz de mostrar su inquietud visual de manera honesta.

«Yo siempre he estado pintando pero sin pintar. Para mí es muy complicado. Esta exposición trata de que yo quería volver a pintar, que dejé de hacerlo en 2004 cuando me marché a México con una beca para hacer una investigación sobre el color. Al regresar tuve que empezar de nuevo y lo hice con otro tipo de dinámicas, sigues haciendo cosas pero cambias la manera de actuar».

En 2020 se mudó a vivir a Jerez y allí quiere volver a pintar, «pero estaba en blanco. Tenía el material, las pinturas todo, y empiezo a dar vueltas a cómo era eso de pintar. Decido que hay que empezar por el principio y tomar lo más sencillo que es la línea recta y curva y un solo color. Para volver a pintar necesitaba agarrarme a pocos elementos y pensé qué es lo que voy a pintar. Yo entiendo la historia de la pintura desde la composición y desde la concepción del espacio y eso enlaza con todo el tema escultórico», comenta.

Cuadros de gran formato ocupan los espacios de la casa histórica de Espacio Derivado, cuadros que suponen una gran presencia por su gran formato. «Por eso la exposición lleva el título de ensayo. Estoy haciendo tentativa de pintar, y contemplando la pintura con una mirada ajena, podrían parecer muy simples, pero en gran formato son muy difíciles de hacer. Hay una especie de coreografía alrededor y de descomposición, porque justo yo paro cuando me alejo, tengo el lienzo en el suelo y trabajo en horizontal, directamente con el bote del tubo de óleo, algo muy complicado».

Dice que está en un momento en que no toma decisiones. «Ese primer instante es el que decide de principio a fin cómo tiene que ir el cuadro, porque lo realizo en el momento opuesto a la inspiración. Necesitaba tener toda la concentración en un instante concreto y hacerlo en una sola sesión».

No se ha planteado si será una serie, sino simplemente el comienzo. «En las prácticas literarias y musicales, sí hay el concepto de ensayo, pero a nivel plástico, no. Se usa boceto, apunte, pero no ensayo, y yo quería hacer esto, un ensayo, porque no suelo planificar el desarrollo de la obra que va surgiendo. No tengo una linea identificable de trabajo», confiesa el artista.

De momento abandona la escultura para centrarse en la pintura de forma exclusiva. Y mientras está haciendo la tesis en la Universidad de Sevilla. «Se me quedó la espinita clavada. Mi doctorado trataba sobre la importancia del lugar para el artista plástico, y aquí en Sevilla he tomado a Luis Claramunt, un artista olvidado que vivió en esta ciudad desde el 1985 al 1989, y él sería ahora uno de mis referentes, aunque también estoy interesado en cierto tipo de figuración».