crítica de ópera
Tiempo de Don Juan, tiempo de seducción
La fórmula es encantadora, irresistible, máxime cuando se miran los detalles, como por ejemplo contar con un magnífico Yamaha colín
El amor a través de la muerte, videográficamente hablando
Carlos Tarín
Sevilla
Ciclo 'Sevilla Opera Nights': 'Don Giovanni' de Mozart (selección)
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- Fecha: Pedro Gómez (tenor), Bruna de castro Paluzzi (soprano), Salvador Vicente Montañana (barítono). Diana Rodríguez Adán (piano). Javier Prados (actor). Asociación de Casas Palacio de Sevilla. Casa de Salinas, Sevilla. 21/10/2023.
El ciclo que hoy empezamos a comentar viene a llenar ese vacío interrumpido e incomprensible o incomprensiblemente interrumpido, que nos ofrecía muestras de las más de 150 óperas que tienen ya como escenario Sevilla o ya como referencia/mención. Incluso si el Maestranza volviera a ... programarlas (desde reposiciones alternativas -para no cansar sobre un mismo título- hasta nuevas producciones: ¿nuevas producciones sobre 'Tosca'? ¿es que no se hacen ya bastante en todo el mundo?), incluso así, este ciclo presenta un pequeño formato compatible con el del Maestranza (en este caso sólo 130 espectadores, completando con ello el aforo) y con el 'gancho' abductor de ofrecerlo en casas-palacio.
En esta ocasión apuntaban certeramente a una situada en el entorno del Barrio de Santa Cruz, para aportar credibilidad a la obra: la casa de Salinas, comprada por esta familia a comienzos del siglo XX y restaurada de acuerdo con el aspecto de su construcción original del siglo XVI. Por otro lado, se encuentra cerca de la hostería del Laurel en la interpretación de Zorrilla o de la estatua que recuerda el nombre de la plaza del seductor en el mismo barrio. Añádase una iluminación nocturna y la empatía está servida. Y si quieren más puntería, nos encontramos cerca del 'Día de Todos los Santos', hasta hace poco fecha tradicionalmente elegida para reponer el Don Juan Tenorio. De hecho, hay otra representación de este título semirepresentado para el 1 de noviembre. Y, fuera ya del mundo del canto, la empresa hará visitas teatralizadas 'Don Juan Tenorio' en el Cementerio de Sevilla por la tarde durante el mes de noviembre.
La fórmula es encantadora, irresistible, máxime cuando se miran los detalles, como por ejemplo contar con un magnífico Yamaha colín, absolutamente maravilloso de sonido y el más adecuado para la acústica del recinto, siempre contando con el lleno de público para evitar posibles reverberaciones adversas, eufonía que se refuerza al usar como altavoces naturales para cantantes y piano el porticado del patio. Ahora bien, no sabemos si las últimas filas verían del todo bien sin una tarima.
Por orden de intervención y por seguir con el instrumento, destacaremos la labor de la pianista, Diana Rodríguez Adán, ya desde la obertura. Es más, diríamos que el regusto musical hubiera sido otro sin su concepción diáfana, transparente de las texturas orquestales a las que suplantaba, con un notable control sobre los contrastes, de manera que parecía sentirse ora cuerda, ora metales, ora maderas y hasta timbales. Por decirlo todo, y seguramente por los nervios iniciales, algunas notas contadas se omitieron, acaso también algo desbordada ya que, como es bien sabido, se trata de una pieza habitual en los programas orquestales y su densidad puede sobrepasar a cualquier pianista.
El espectáculo dura una hora aproximadamente, lo que incluye un relator que hilvana los diferentes números que se cantan (evidentemente se suprimen muchos), situando así al espectador que incluso conoce la obra en el momento exacto antes de cantar cada número. Y el primero en oírse fue Salvador Vicente Montañana, encargado de dar vida tanto a Leporello como a Don Giovanni, debido a la tesitura que comparten ambos personajes, de manera que ofrezcan credibilidad cuando uno tenga que suplantar al otro, como en el aria de la ventana.
Primero Montañana interpretó la conocida como 'aria del catálogo', en la que Leporello pormenoriza a Doña Elvira el número de las conquistas de su amo y su clasificación por físico, edades, etc. Hay una parte de su voz que no está cubierta, principalmente en su centro, y además que choca con la que sí lo está, mayormente en la zona más grave, que apenas usó. Esto se hizo evidente desde este primer momento y especialmente en el aria de la ventana, y en cualquier momento que tuviera que apianar, así como alcanzar algunos agudos. Por otro lado, tiene mucho volumen, por naturaleza, aunque mediatizado por lo anterior. No sabemos por qué tuvo que leer la breve y conocidísima aria del vino. Como actor fue muy vivo y entregado.
El duettino 'Là ci darem la mano' comienza 'piano' y el barítono casi empleó su voz natural, no siempre homogénea, impresión que se realzaba por contraste con la de Bruna de Castro Paluzzi, registro exquisitamente impostado, lleno de dulzura, terciopelo, calidez, de bello lirismo e irreprochable desde el punto de vista técnico. Sólo nos llamó la atención a veces un 'vibrato' marcado, no sabemos si herencia de algún profesor/a que se lo 'contagió', ya que no es propio de una técnica tan depurada ni de una voz joven. Sin salir del aria, en 'non so più forte' hubo una 'melée' extraña entre voces y piano que resolvieron inmediatamente.
Dice el maestro Reverter que el personaje de Zerlina siempre se había relacionado con 'soubrette'; sin embargo, él mismo insistía en la posibilidad de buscar una voz de mayor entidad, como una mezzo aguda. De Castro tiene una anchura de registro, una solvencia y un peso que resulta adecuado al rol; aún podía haberlo apurado más en lo escénico si hubiese reforzado el 'batti, batti' (pega, pega) con un carácter victimista, sabiendo que Masetto la seguirá amando, a pesar de que ella lo había intentado engañar con otro el día de su boda. Sin duda la soprano nos ofreció los mejores momentos de la noche.
Por último, el tenor Pedro Gómez se enfrentaba a las que son, posiblemente, las dos arias más hermosas de la pieza, compuestas una como alternativa a la otra. Primero oímos 'Dalla sua pace', que fue la que Mozart tuvo que escribir porque el tenor de Viena no se vio en condiciones para asumir la escrita para el estreno de Praga. Y con esta empezaba la actuación del cubano, que serviría de 'calentamiento'. El cantante tiene buena técnica, bonita voz, aunque no especialmente flexible, pero que le permitió cantar con denuedo el aria, sin más tribulación que la nota más aguda de la misma, sobre 'morte', que sonó algo forzada.
Mejor estuvo en la más difícil, 'Il mio tesoro', en sus momentos más comprometidos, ambos para poner a prueba su 'fiato' con una nota aguda muy larga terminada en una escala ('cercate') y la de traca, sobre un larguísimo melisma de escalas ascendentes y descendentes, que aunque los cantantes hagan las respiraciones siguiendo el sentido de las frases, necesitan de 'fiato' y de control de las agilidades que deben estar bien articuladas, y aquí lo estuvieron. Y hemos de señalar aquí algo que no nos había pasado nunca: el público no aplaudió hasta que terminó todo, y eso que al final de esta última aria, aunque no acaba ni en un gran agudo o ni en este momento referido especialmente difícil, la gente suele aplaudir a rabiar.
Hemos de referirnos por último a Javier Prados como relator de la historia. Para ser actor hace falta buena memoria, control de la gesticulación y de la narración; pero antes que todo eso, se necesita partir de una voz trabajada si no se tiene de forma natural, al igual que hemos dicho de los cantantes. Prado se tiene que poner en manos de un foniatra ya, y luego seguir con sus estudios (imaginamos) de dramaturgia.
Una última reflexión sobre esta interesante propuesta: es necesario un programa de mano. Comprendemos que un espectáculo así conlleva muchos gastos y un aforo tan reducido implica que estos tienen que estar muy contados; ahora bien, al público que asistió a este concierto no les importaría nada pagar un euro más a cambio de tener la información de quién canta, qué cantan, quienes organizan o qué otros proyectos tienen. Y eso puede estar todo en un díptico o incluso en una sola hoja de atractiva presentación. Por otro lado, y no menos importante, los músicos tienen derecho a ser conocidos por ese público que al final aplaudieron francamente contentos. La misma imagen de su web de 'Sevilla Opera Nights' o de su cartelería es suficientemente sugestiva, y sólo hay que convertirla en soporte en papel de estos datos que figuran en cualquier programa de ópera o de música 'clásica'.
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