Conciertos

Quentin Gas tiene nuevo disco, nuevos Zíngaros y nuevo horizonte: «Me apetece llevar mi sonido a más gente»

El artista sevillano presenta su disco 'El mundo se quema' (autoeditado, 2024) el próximo 20 de febrero en la sala Malandar con muchas sorpresas e invitados

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El artista sevillano Quentin Gas en la tienda Record Sevilla E. M. Malpartida

E. M. Malpartida

Sevilla

Antes de salir de Record Sevilla y enfilar Amor de Dios hacia la Alameda, Quentin Gas (José Quintín Vargas, Sevilla, 1982) se coloca el flequillo y coge un par de revistas de Mondo Sonoro Sur, donde han posicionado su nuevo disco 'El mundo se ... quema' en el número 1 de 2024. «Tengo muchísimas ganas de tocar ya en Sevilla», confiesa Vargas, que estará el próximo 20 de febrero en la sala Malandar, junto a «algunos invitados y muchas sorpresas» en la primera cita en mucho tiempo que tiene con su ciudad.

Sí, su ciudad. Puede parecer obvio, pero es algo que Vargas quiere dejar claro: «Soy sevillano, nacido y criado en Sevilla. Hay muchas confusiones. La gente cree que soy lebrijano, ahora me relacionan con Jerez porque voy mucho. Me considero un sevillano al que le gusta ser de Sevilla y lo pregono por todas partes. Mi madre sí es de Lebrija y aún así ha vivido más tiempo aquí que allí, fíjate», explica Vargas quien, temporalmente, se ha refugiado en Lebrija para componer: «Por ciertos motivos cuando no me han ido bien las cosas me gusta refugiarme en Lebrija, estar con la familia, pensar, reflexionar, tengo la suerte de que me llevo genial con mis padres, los adoro y ellos a mí, me respetan».

Su madre es la bailaora Concha Vargas y su tía la cantaora Esperanza Fernández. Proviene de un linaje donde el flamenco nutre el raigambre de su árbol genealógico: su hermano Curro, guitarrista, su hermana Carmen, también cantaora. Irónicamente, durante mucho tiempo para Quentin el flamenco era tan solo algo anecdótico: «Antes yo lo veía como el trabajo de mi madre, es muy fuerte, ¿eh? Más tarde empiezo a valorarlo más y a ver el potencial musical de mi familia».

Quintín Vargas era un punki rodeado de flamencos. Antes incluso de elegir nombre artístico, Vargas empezó a subirse a las tablas de La Carbonería con 16 o 17 años para hacer algunas versiones de sus ídolos: Bob Dylan, Neil Young, los Rolling Stones. «Paco Lira, que era el dueño, me dio los jueves en el patio de La Carbonería», rememora. «Me acuerdo [y le interrumpe la risa] que el espectáculo constaba, primero, de una bailarina del vientre y después iba yo [ríe]. Así empecé».

Quentin Gas & Los Zíngaros

  • Dónde: Sala Malandar Club

  • Dirección: C. Torneo, 43, 41002, Sevilla

  • Cuándo: 20 de febrero

  • Horario: 21:00 horas.

  • Precio: 18 euros (en WeGow)

  • Otras fechas: 31 de enero (Club Sauvage, Barcelona) y 14 de febrero (El Sol, Madrid).

Luego llegaron Los News, su primera banda y la constatación de que en su mundo solo cabían el punk y el rock. «Quiero dejar claro en esta entrevista que soy un punki. En aquel entonces iba con zapatillas de distinto color, el pelo pintado, me tiraba por lo suelos y el flamenco para mí no tenía cabida, necesitaba rehuir de eso». Hay muchas cosas de las que se puede alejar en esta vida, pero la raíz no es una de ellas: «Uno madura. Soy un punki, pero esto es mío también, me está llamando».

-¿El flamenco también puede ser punki?

-Puede serlo y lo es, pero eso lo entendí mucho después.

Mientras Los News están en activo suceden varios acontecimientos importantes para Vargas: el nacimiento de Quentin Gas como nombre artístico («Quintín Vargas me parecía muy español, muy castizo, no alguien que pudiera hacer punk»), la gira junto a su familia por países como Japón o Francia y, finalmente, su flechazo por el flamenco: «Escuché una seguiriya de Manuel Agujetas y mi vida cambió. Empecé a interesarme más por el flamenco, a verlo con otros ojos».

Salir de gira con su familia lo cambia todo, incluidos sus cimientos musicales. «Sin eso no sé yo si hubiese llegado a hacer este grupo [Los Zíngaros]. Aquí podemos hacer un debate de si existe el destino o todo es casualidad. A lo mejor sin eso hubiera llegado de otra forma, no lo sé, lo único que sé es que eso lo aceleró. La forma de inventarme una manera de integrarme y actuar con mi familia». Eso hace que Vargas empiece a pensar que es posible unir los dos mundos.

Quentin Gas presenta disco en Sevilla el 20 de febrero en la sala Malandar E. M. Malpartida

Durante mucho tiempo, Vargas reconoce haberse sentido dividido: «Soy gitano, pero entreverao y luego todos mis amigos son payos… Un gitano si no escoge lo que es su vida, no sale del círculo de familia y amigos gitanos; yo no, yo me siento afortunado de tener mi parte gitana, mi familia, pero también mi parte paya de todos mis amigos, que son mis hermanos también. He vivido los dos mundos».

Aquella experiencia junto a su familia, viviendo el flamenco de una manera que hasta ahora no parecía posible, alumbró la gestación de una nueva banda, una que le alejaría de Los News y le abriría las puertas de la experimentación: «Ahí pensé: por qué no hago lo mismo con la música. No caí hasta entonces. Los Zíngaros surge de ahí, de sentir la necesidad de unir mis dos mundos en la música como en lo personal».

Los Zíngaros y la experimentación

Para acercar ambas partes de sí mismo en un solo proyecto Quentin debía rodearse de nuevos músicos. «Necesitaba alejarme intelectual y musicalmente de Los News», explica. Nuevo grupo, nuevo nombre: esa suele ser la lógica, pero en Sevilla Vargas ya era un artista bastante conocido y Quentin Gas era un nombre con cierto peso y mucho significado. «Me dije, para qué voy a cambiar el nombre si yo ya tengo el mío. Voy a formar una banda que me acompañe. Así nacieron Los Zíngaros».

En este grupo «un zíngaro es toda aquella persona, y no hace falta que sea músico, que está conmigo en cada momento de esa etapa. Todas esas personas son zíngaros: manager, tour manager, fotógrafo, lo que sea». Su primera formación la conformaban José Vaquerizo (teclados, sintetizador y coros), José Manuel Cabrera Scott (bajo y coros) y Jorge Mesa (batería).

Aunque buscaba distanciarse de Los News, la ruptura no fue radical: ya con los Zíngaros, Quentin seguía cantando en inglés. No quería bajarse del burro aunque se lo aconsejara todo el mundo: «Me lo decía mi amigo Charli Cepeda: no vas a llegar a ningún lado cantando en inglés». Ni siquiera aunque se lo recomendara la mismísima Christina Rosevinge: «Fuimos a cantar a Madrid y a través de nuestra mánager de aquel entonces conocí a Christina Rosenvinge- Terminó el concierto y me dice: tío, ha sido increíble, buenísimo, pero, ¿sabes cómo triunfarías? Si cantaras en castellano. Lo petas. Y mi contestación fue: pues no lo voy a petar. No en plan chulo, sino porque lo pensaba de verdad».

Así, con 'Big Sur' (2016) empieza la transición sonora, pero no es hasta 'Caravana' (2017) que Vargas decide cambiar y cantar en castellano: «Descubrí una fórmula, coger con fuerza la raíz de aquí y mezclarla con lo anglosajón a mi manera. Me costó bastante, los primeros bocetos de letras eran muy naif, me sentía muy desnudo al escribir en mi idioma». Así, Quentin Gas & Los Zíngaros afianzan un estilo, pero tras un par de discos y giras el grupo sufre su primer cambio: Vaquerizo deja la banda y Bronquio ocupa su lugar. Llega 'Sinfonía Universal Cap 2' (2018) y Quentin Gas & Los Zíngaros ya son una de las bandas más interesantes de la escena andaluza y nacional.

Discos conceptuales, fusión de estilos, experimentación. Quentin Gas encuentra en Los Zíngaros un traje a medida en el que encajan a la perfección esos dos mundos que intentaba unir. No obstante, y por diversos motivos, Quentin termina disolviendo la formación de la misma temporalmente: «Cuando aparco la banda, por decepciones de muchos tipos, empiezo a componer canciones que no tienen nada que ver con el proyecto, de ahí el disco en solitario con canciones poperas y modernas ('Nada ni nadie', 2021)».

Jose Quintin Vargas, alias Quentin Gas, en Record Sevilla E. M. Malpartida

Tras un tiempo con la banda en barbecho, la idea de un nuevo disco se va solidificando en su mente. Sucede poco a poco. Las canciones que va componiendo comparten espíritu, energía y estilo: «Quería sacar un disco, pero en vez de sacarlo en solitario recupero el nombre y el proyecto. Hay gente que lo recuerda y espera la banda, qué tontería no hacerlo, ¿no? Y hago un disco como si lo hubiera sacado en 2019 o 2020, hago como si estos años no han pasado, cuando ha pasado tela. Si no hubiese pasado la pandemia este disco habría salido antes», confiesa.

«Siempre hago lo que me da la gana en el momento que yo quiero y en ese momento me apetecía hacerlo así. Me doy cuenta de que empiezan a salir canciones más aflamencadas. Yo estaba huyendo de eso y sin embargo me vuelve a salir por ahí. Me sale una y otra y otra y un día pienso: ¿y si recupero el proyecto de Los Zíngaros?».

Quentin Gas veía en redes sociales que todavía había comentarios sobre la banda, que le llegaban mensajes preguntando cuándo iban a volver; en las plataformas de streaming, además, seguía teniendo un gran número de escuchas, visitas y reproducciones: «¿Por qué no? Ya es la hora, se me ha pasado el cabreo y la decepción».

El nuevo disco ya estaba a punto de salir y a Quentin de repente le entran las prisas: si va a dar conciertos con Los Zíngaros, necesita nuevos miembros. «Me digo que primero debo terminar el disco y luego buscar la banda». Y así es como llegan Mario Mugre (bajo), Pablo Donoso (guitarra), Julia Dueñas (teclados y sintetizadores), Ismael Prieto (batería) y Bego Salazar (voces, coros, teclados) como nuevos Zíngaros. «Estoy contentísimo. Me ha tocado la lotería con todos, la he formado en tiempo récord además, porque una banda de esta índole se tarda su tiempo y la he encontrado en un mes, ¡un mes! Estoy muy contento».

Una ruptura con lo anterior

Hasta ahora la trayectoria de Quentin Gas & Los Zíngaros se había edificado sobre la experimentación en discos conceptuales. Sin embargo, en 'El mundo se quema' Vargas encuentra una ventana hacia otras posibilidades: «En el primer disco estaba obsesionado con un sonido de batería, quería mezclar eso con el flamenco o melodías aflamencadas, y en el siguiente reventé esa fórmula. Este hace de bisagra, tiene cosas del pasado pero también de lo que va a venir, que no tiene nada que ver con 'Deserto Rosso' ni nada anterior, aunque eso no quiere decir que vuelva a eso o a otra cosa. Es una ruptura».

No hay un hilo conductor en 'El mundo se quema', pero eso no implica que estos temas no se comuniquen entre ellos: «No es una ópera rock, no es un disco conceptual donde todas las canciones están unidas y hablan de un solo tema, no es eso. De hecho, hay mucha gente que dice que es conceptual pero creo que es el disco menos conceptual de mi carrera. Hay una cosa en los discos y es que me gusta que haya relación».

En este álbum Quentin trabaja códigos más íntimos, menos evidentes: «Quería dar a entender que a nivel personal el mundo se quema en general, creo que se quema, y luego a nivel personal, autobiográfico. Es menos reconocible, tienes que conocerme más, este es conceptual a otra manera más personal. Hay mucha pena en el disco, hay muchas letras que hablan de duelo y confrontación, ¿sabes? Por ejemplo, confronto a los gitanos con los payos, le dedico una canción a una relación tóxica que tuve… hay calvario, hay infierno».

Luego están las colaboraciones y las referencias a otros cantaores, parte imprescindible en esa unión de los dos mundos entre los que camina Quentin Gas. En el disco aparecen Anni B Sweet, Perrate, Noni de Lori Meyers, Miguelito García (DMBK), Cristian de Moret, Manu Flores, Enzo Leep, María Reina, Future Ark e incluso Las Corraleras de Lebrija. Un total de 16 canciones donde Quentin Gas explora ese nuevo sonido «aflamencado» pero todavía experimental.

«Las colaboraciones las hago porque [el artista] pega en esa canción. No cojo una canción de flamenquito y meto al Noni, eso sería forzarlo. Si escribo una canción que tiene que ver con Anni, me la imagino y es muy fácil que me diga que sí. La de Noni recuerdo que la escribí, se la mandé al poco de componerla y me llamó al instante por teléfono. He tenido la gran suerte de que todo el mundo que he pensado me ha dicho que sí, y muy agradecido a todos ellos porque hacen más grande e interesante el disco».

Sherry Fino y un nuevo horizonte

Se podría decir que Quentin Gas vive un momento dulce: el disco ha tenido buena acogida, la banda encaja como un guante y tiene por delante varias fechas confirmadas para presentarlo en directo. De hecho, aún no ha empezado la gira y Vargas ya se encuentra escribiendo nuevas canciones: «Hace un año y algo estaba mal, o un poco mal, por circunstancias de mi vida, por no saber muy bien dónde va a ir todo esto. La incertidumbre. Pero hoy por hoy estoy muy bien. A nivel musical soy un afortunado con la banda que tengo, me llevo con ellos increíble, tienen mucha confianza en el proyecto y estoy muy agradecido. Me encuentro muy inspirado, estoy con las demos del próximo disco y acabo de sacar uno de 16 temas».

Si 'El mundo se quema' habla de una suerte de infierno personal, ahora Vargas se encuentra alejado de todo eso: «He conocido una persona maravillosa y estoy bien, tío, hacía tiempo que no lo decía, estoy bien», reconoce el artista.

A diferencia de otros discos, en este nuevo álbum ha tenido que trabajar solo una gran parte del mismo: «Me gusta hacer las cosas como quiero porque son mis canciones y el sonido que les quiero dar, pero cuando tienes una banda siempre hay influencias. Es verdad que en este estaba solo. Mi amigo, Álvaro Lamet (Enzo Leep), él sí que me ayudó bastante a la hora de tomar decisiones y de aconsejarme. Me fiaba de su criterio. Esa es la ayuda que he tenido».

Desde sus inicios Quentin Gas ha trabajado la producción y edición de todos sus álbumes. Aún así, admite que con 'El mundo se quema' ha vivido un «curso acelerado de producción»: «Este disco ha sido un curso acelerado de producción e incluso de cómo enfocar la canción, cómo llegar al corazón de la canción, cómo explotar los arreglos. Siempre me he preocupado de ser productor de todas mis canciones, pero este ha sido en el que más, con este he aprendido mucho».

Explica Vargas que para él la pre-producción es casi tan importante como la composición porque «ahí es donde se deciden muchas cosas, como las estructuras. Mucho porcentaje de que una canción sea buena o no es la estructura», detalla. «La gente cree que no, pero la estructura es lo que hace que sea excitante o aburrida. Muchas veces una canción empieza con el estribillo y es acertado, lo hacían mucho Los Chichos y te metían dentro del tirón. Ese tipo de elecciones es de pre-producción».

Durante este tiempo de gestación de un nuevo álbum, además de componer y producir sus temas, a Quentin Gas le ha dado tiempo de rodearse de otros músicos en proyectos como Sherry Fino, un grupo que nace de esa inquietud de mezclar melodías aflamencadas con sonidos más modernos y que, por supuesto, también ha influido en la forma de componer de Vargas: «Cien por cien de acuerdo, me alegra que se vea porque es así al cien por cien. Todo lo que te rodea te influye, hasta lo que no eres consciente. Haberme unido a Sherry Fino y hacer otro tipo de música y melodías eso me ha influidoclaro que sí, muy de acuerdo. Y lo agradezco, la verdad».

Si 'El mundo se quema' es un disco bisagra, lo que hay al otro lado solo lo sabe Quentin Gas y sus nuevos Zíngaros, que ya tienen entre manos lo que está por llegar: «Hay un tema del disco que se llama 'Säkais' que es el punto de partida hacia lo nuevo», avanza el músico a ABC. «He descubierto una fórmula en la que no despegarme de mi sonido Zíngaro pero hacer algo más escuchable, menos experimental, con un poco más de estribillo», admite Vargas, quien ya está pensando en «aparcar la experimentación» para futuros trabajos.

«Es mi bandera desde que formé la banda. Revisas mi discografía y apenas hay estribillos como tal, hay muy pocos. En este disco se nota un poco más, efectivamente, pero me he quedado a medias porque he premiado la experimentación. Eso está guay, pero ahora me apetece llevar mi sonido a más gente y solo puedo lograrlo de una manera: haciéndolo más fácil. Está la delgada línea de no hacer una mierda pero tampoco venderte».

-Hablar el idioma de la calle.

-Exacto. Me apetece muchísimo y nunca me había pasado. Ojo, que esto que voy a hacer ahora también me gusta, pero he descubierto la fórmula para que también me guste, que es lo que yo no tenía antes.

Aún queda tiempo para eso. De momento, Quentin Gas & Los Zíngaros se embarcan en una gira que empieza el 31 de enero en Barcelona, el 14 de febrero en Madrid y el 20 en Sevilla para presentar las nuevas canciones: «No sé qué va a pasar en Sevilla, pero sí que van a pasar cosas que no suceden en otros conciertos. Es mi ciudad y quiero que sea especial. Seguramente habrá muchas colaboraciones del disco, quiero que esté mi familia y habrá cositas especiales. Seguro».

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