Mayte Martín tatúa Sevilla con grandes clásicos

La cantante ofreció un concierto en el Teatro de la Maestranza con el que hizo un repaso por títulos inmortales

Mayte Martín: «No me gusta aflamencar los géneros musicales que investigo, sino bucear en cada uno de estos»

Mayte Martín durante su concierto en Sevilla J.M. Serrano

Paula Guerrero

Sevilla

En una noche donde el Teatro de la Maestranza de Sevilla se convirtió en un santuario musical, Mayte Martín, una de las cantaoras más emblemáticas del flamenco contemporáneo, tejió un tapiz de emociones y recuerdos con su voz cautivadora. Bajo el título «Tatuajes», la ... catalana lideró un cuarteto donde el piano, el contrabajo y la batería se entrelazaban para crear una atmósfera única, donde cada nota resonaba con la profundidad de las vivencias que evocaban cada uno de los temas.

A pesar de ser jueves y con la perspectiva de un día laboral a la mañana siguiente, el público abrazó con entusiasmo a la cantante, llenando casi por completo el teatro. Este gesto no solo demostró el poder de convocatoria de Mayte Martín, sino también la devoción y el cariño que sus seguidores le profesan, dispuestos a dejarse llevar por su música y su emotividad. Esos mismos que fueron ocupando sus asientos a medida que se acercaban las ocho de la tarde, hora prevista del inicio del espectáculo, encontrándose con un escenario sencillo, en el que la única decoración existente eran los instrumentos y los micrófonos necesarios, pero no hacía falta más, ya que la voz de la cantante llenaban la escena.

Un homenaje a grandes autores

 

Las luces se apagaron de manera progresiva y el leve susurro que recorría el auditorio se desvaneció en ese preciso instante. Aparecieron todos los músicos y tras acomodarse en sus respectivos puestos dieron pasos a la entrada de Mayte Martín que fue recibida entre aplausos. Nada más comenzar ella misma declaró que el repertorio «es una colección de canciones icónicas» y que pretendía ser el homenaje a esos grandes autores y a todos esos cantores que dieron vida a esas canciones.

Toda la noche fue un recuerdo del porqué ciertas canciones se graban indeleblemente en la memoria. Desde el primer acorde, el público se vio inmerso en un torbellino de emociones, con canciones como «Gracias a la vida» de Mercedes Sosa, que fue definida por la artista como un «rezo» o «Lucía» de Joan Manuel Serrat, que despertó el entusiasmo de los asistentes.

El concierto continuó con «Te recuerdo Amanda» de Víctor Jara, siendo este uno de los momentos más especiales de la noche gracias a la íntima atmósfera que se creó a través de los acordes del piano y la escasa iluminación. Fueron tantos los sentimientos despertados que incluso un asistente del público alzó la voz y le hizo saber a la cantante que había sido «muy bonito», a lo que ella respondió agradecida. Siendo este un gesto que se fue repitiendo en varias ocasiones, y con los que se mostraba muy cómplice con los sevillanos.

Un viaje en el tiempo

«Zamba para no morir», «Alfonsina y el mar» o «En la imaginación» fueron los temas encargados de encarar la primera hora del concierto, que resonaron con una fuerza renovada. Mayte Martín no solo hizo un repaso por grandes clásicos españoles, también se animó a cantar en italiano el tema «Amore Mio», en francés «Ne me quitte pas» y en portugués «Eu sei que vou te amar».

Un repertorio de canciones que fue interpretando en el mismo orden en el que se encuentran en su disco «Tatuajes», aunque también incluyó algunos temas como «Procuro olvidarte» y «Lía» que no se encuentran en dicho trabajo. Acompañada por músicos de excepción como Nelsa Baró al piano, Guillermo Prats en el contrabajo, Vicens Soler en la batería y Biel Graells al violín como invitado especial. Mayte Martín elevó cada canción a nuevas alturas, explorando matices y colores que llenaban el teatro de una energía conmovedora. Pero más allá de ser una simple intérprete, la artista se erigió como una guardiana de la memoria musical, rindiendo homenaje a fuentes de inspiración.

El punto y final del espectáculo vino de la mano de «Porque vas a venir» y «La bien pagá», así, entre aplausos y con el público en pie, la cantante se despedía de una noche mágica en el Teatro de la Maestranza, en la que se recordó que la música es mucho más que simples notas y melodías. Y en ese escenario iluminado por la pasión y el talento, Mayte Martín dejó un tatuaje imborrable en el corazón de Sevilla, que gracias a la tinta de la música la memoria nunca olvidará.

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